¡®Ultra vires¡¯: batalla jur¨ªdica en la Uni¨®n Europea
El Tribunal Constitucional alem¨¢n nunca ha hecho nada tan extremo como lo que sucedi¨® en Polonia la semana pasada. Pero a?os de ret¨®rica legal antieuropea en el gran pa¨ªs europeo han abonado el terreno para el secesionismo jur¨ªdico en otros lugares
Todav¨ªa recuerdo mi sorpresa a principios de la d¨¦cada de los noventa cuando un compa?ero de The Times de Londres me dijo que los euroesc¨¦pticos se estaban llevando el gato al agua. Hasta entonces, yo pensaba que los eur¨®fobos eran unos exc¨¦ntricos brit¨¢nicos con halitosis y malhablados, a los que no hab¨ªa que tomar en serio. Su ¨¦xito se debi¨® a que llevaron la voz cantante en el debate.
Veinte a?os de sentencias del Tribunal Constitucional alem¨¢n relacionadas con la Uni¨®n Europea han tenido un efecto similar. El tribunal no se pronunci¨® en ning¨²n momento en contra de ning¨²n tratado ni de ninguna medida de la UE. Lo importante nunca fue la sentencia, sino el argumento jur¨ªdico. Como es sabido, en el dictamen del a?o pasado sobre la compra de activos del Banco Central Europeo, Karlsruhe acus¨® al Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea (TJUE) de haber excedido su mandato, es decir, de haber actuado ultra vires. Asimismo, opin¨® que los Estados miembros hab¨ªan conferido a la UE poderes claramente delineados, pero que la soberan¨ªa resid¨ªa plenamente en los Estados. Ellos dan y ellos quitan.
En su sentencia de la ¨²ltima semana, el Tribunal Constitucional polaco fue m¨¢s lejos de lo que hab¨ªa llegado nunca su equivalente alem¨¢n. Declar¨® el art¨ªculo 1 del Tratado de la Uni¨®n Europea, el que constituye la propia Uni¨®n, incompatible con determinados cap¨ªtulos de la constituci¨®n polaca. Lo mismo dictamin¨® con respecto al art¨ªculo 19 del mencionado tratado, que establece el Tribunal de Justicia de la UE. Si la sentencia se sostiene, estar¨ªamos ante un Polexit jur¨ªdico. Si un Estado miembro considera que los tratados de la Uni¨®n violan su constituci¨®n nacional, tiene que cambiar la constituci¨®n, conseguir que los dem¨¢s miembros acepten un cambio en los tratados, o abandonar la Uni¨®n Europea. En virtud del derecho internacional, esta podr¨ªa llegar a argumentar, si quisiera, que la sentencia anula autom¨¢ticamente el tratado de adhesi¨®n de Polonia, y por lo tanto, su pertenencia a la Uni¨®n.
El papel del Tribunal Constitucional alem¨¢n en todo esto es indirecto, pero no por ello carente de importancia. Lo que ha hecho es participar en un discurso jur¨ªdico que hizo posible la indignaci¨®n polaca. Tal vez los lectores recuerden que el TJUE fue un factor de primer orden en los debates sobre el Brexit. ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado si los partidarios de la permanencia hubieran sabido que pod¨ªan haber renacionalizado algunos de esos poderes? A pesar de la eurofobia que desemboc¨® en la salida del Reino Unido de la UE, entre los profesionales de la justicia el sentimiento secesionista estaba mucho menos extendido que en Alemania o Polonia.
El tribunal polaco, a diferencia de los de Alemania y Reino Unido, est¨¢ compuesto por leales pol¨ªticos. La traducci¨®n inglesa de la sentencia suena m¨¢s a panfleto pol¨ªtico que a texto legal. A los magistrados del Constitucional alem¨¢n tambi¨¦n los nombran los pol¨ªticos, pero representan un amplio espectro de opiniones jur¨ªdicas. Los prejuicios antieuropeos no tienen su origen en las injerencias pol¨ªticas, sino en la propia profesi¨®n. Los juristas, al igual que los economistas, siguen escuelas de pensamiento te¨®rico que concuerdan con sus propias opiniones pol¨ªticas.
Algunos de los argumentos esgrimidos durante las audiencias polacas eran copias calcadas de los expuestos por el Tribunal Constitucional alem¨¢n. Karlsruhe, por ejemplo, populariz¨® conceptos legales como ultra vires y el principio de democracia. Ambos parecen m¨¢s inocentes de lo que son. El tribunal sostiene que la soberan¨ªa puede ser conferida, pero no compartida. Esto implica que el TJUE no puede ser el ¨¢rbitro de su propia jurisdicci¨®n. Tambi¨¦n significa que el derecho de la UE no prevalece sobre el derecho nacional en las ¨¢reas que quedan fuera del per¨ªmetro acordado, y que son los tribunales nacionales los que deciden d¨®nde se sit¨²a exactamente ese per¨ªmetro. Karlsruhe, sin embargo, acepta la primac¨ªa del derecho de la UE dentro del per¨ªmetro, como ocurre con el mercado ¨²nico o la pol¨ªtica comercial. Las pol¨ªticas fiscal y de defensa no entran en esa jurisdicci¨®n. En consecuencia, si se quisiera una uni¨®n fiscal o un Ej¨¦rcito europeo, no tendr¨ªa cabida en los l¨ªmites del tratado existente. El siguiente nivel de integraci¨®n europea no podr¨¢ llevarse a cabo hasta que los Estados miembros acuerden cambiar los tratados de la Uni¨®n, y en el caso de Polonia y Alemania, tambi¨¦n sus constituciones nacionales.
Casi con total seguridad, la sentencia polaca acabar¨¢ con Polonia retract¨¢ndose. Veo el Polexit como un resultado posible pero improbable. Pero recordemos que, al principio, pasaba lo mismo con el Brexit.
La versi¨®n de Karlsruhe del euroescepticismo jur¨ªdico ha sido mucho m¨¢s inteligente, y tambi¨¦n m¨¢s eficaz. Consigui¨® crear de la nada hechos legales que influyeron en la postura negociadora de los sucesivos Gobiernos alemanes en relaci¨®n con la UE. La sentencia polaca, en cambio, se ha redactado como una provocaci¨®n deliberada que podr¨ªa hacer el juego al partido Ley y Justicia de cara a las elecciones de 2023. Karlsruhe no es responsable de lo que est¨¢ pasando en Polonia, pero s¨ª de haber dado origen a un discurso que otros hacen suyo y llevan al l¨ªmite.
Wolfgang M¨¹nchau es director de www.eurointelligence.com
Traducci¨®n de News Clips.
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