Un nuevo consenso econ¨®mico mundial
La mayor¨ªa de las instituciones siguen rigi¨¦ndose por normas anticuadas que obstaculizan las respuestas necesarias para poner fin a la pandemia o alcanzar los objetivos contra el cambio clim¨¢tico
El Consenso de Washington est¨¢ llegando a su fin. En un informe publicado esta semana, el Grupo de Expertos del G7 sobre Resiliencia Econ¨®mica (donde represento a Italia) exige una relaci¨®n radicalmente distinta entre los sectores p¨²blico y privado para crear una econom¨ªa sostenible, equitativa y resiliente. Cuando los l¨ªderes del G-20 se re¨²nan el 30 y 31 de octubre para discutir sobre la manera de ¡°superar los grandes desaf¨ªos actuales¡± ¡ªentre ellos, la pandemia, el cambio clim¨¢tico, la creciente desigualdad y la fragilidad econ¨®mica¡ª deben evitar caer nuevamente en los supuestos desactualizados que nos condujeron al desastre actual.
El Consenso de Washington defini¨® las reglas del juego para la econom¨ªa mundial durante casi medio siglo. El t¨¦rmino se puso de moda en 1989 ¡ªel a?o en que el capitalismo al estilo occidental consolid¨® su alcance mundial¡ª para describir la bater¨ªa de pol¨ªticas fiscales, impositivas y comerciales fomentadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Se convirti¨® en el lema de la globalizaci¨®n neoliberal y fue atacado ¡ªincluso por las figuras m¨¢s eminentes de sus instituciones centrales¡ª por exacerbar las desigualdades y perpetuar la subordinaci¨®n de los pa¨ªses del Sur global a los del Norte.
Despu¨¦s de escapar dos veces, por poco, de un colapso econ¨®mico mundial ¡ªprimero en 2008 y luego, en 2020, cuando la crisis del coronavirus casi hizo caer al sistema financiero¡ª el mundo enfrenta ahora un futuro con riesgos, incertidumbres, agitaci¨®n y una degradaci¨®n clim¨¢tica sin precedentes. Los l¨ªderes mundiales tienen una opci¨®n simple: seguir apoyando a un sistema econ¨®mico fracasado, o deshacerse del Consenso de Washington y reemplazarlo con un nuevo contrato social internacional.
La alternativa es el Consenso de Cornwall, recientemente propuesto. El de Washington minimiz¨® el papel del Estado en la econom¨ªa y presion¨® a favor de una agresiva agenda de libre mercado, desregulaci¨®n, privatizaci¨®n y liberalizaci¨®n comercial; el Consenso de Cornwall (que refleja los compromisos expresados en la cumbre del G-7 en Cornwall en junio del a?o pasado) invertir¨ªa esos mandatos. Con la revitalizaci¨®n del papel econ¨®mico del Estado, nos permitir¨ªa dedicarnos a implementar metas sociales, crear solidaridad a escala internacional y reformar la gobernanza mundial en pos del bien com¨²n.
Esto significa que, para obtener subsidios e inversiones de las organizaciones estatales y multilaterales, los beneficiarios estar¨ªan obligados a implementar una r¨¢pida descarbonizaci¨®n (en vez de una r¨¢pida liberalizaci¨®n del mercado, que exigen los pr¨¦stamos del FMI para programas de ajuste estructural). Esto significa que los gobiernos pasar¨ªan de reparar ¡ªintervenir solo cuando el da?o ya fue hecho¡ª a preparar: actuar anticipadamente para protegernos de los riesgos e impactos futuros.
El Consenso de Cornwall tambi¨¦n nos llevar¨ªa de la correcci¨®n reactiva de las fallas de mercado a la modificaci¨®n y creaci¨®n proactiva de los tipos de mercados que necesitamos para cultivar una econom¨ªa verde. Nos llevar¨ªa a reemplazar la redistribuci¨®n por predistribuci¨®n. El Estado coordinar¨ªa asociaciones p¨²blico-privadas orientadas a misiones para crear una econom¨ªa resiliente, sostenible y equitativa.
?Por qu¨¦ es necesario un nuevo consenso? La respuesta m¨¢s obvia es que el modelo anterior ya no produce beneficios ampliamente distribuidos, si es que alguna vez lo hizo. Demostr¨® ser desastrosamente incapaz de responder con eficacia a los grandes impactos econ¨®micos, ecol¨®gicos y epidemiol¨®gicos.
Cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas adoptados en 2015 ya iba a ser dif¨ªcil con los acuerdos de gobernanza mundial predominantes, pero ahora, despu¨¦s de una pandemia que llev¨® a las capacidades estatales y de los mercados m¨¢s all¨¢ del punto de quiebre, la tarea se torn¨® imposible. La actual situaci¨®n de crisis hace que un nuevo consenso mundial sea fundamental para la supervivencia de la humanidad en este planeta.
Estamos en el punto de inflexi¨®n de un cambio de paradigma que debi¨® haber ocurrido mucho tiempo atr¨¢s, pero este progreso f¨¢cilmente se puede desandar. La mayor¨ªa de las instituciones econ¨®micas siguen rigi¨¦ndose por normas anticuadas que les impiden conseguir las respuestas necesarias para poner fin a la pandemia, ni que hablar de la meta del acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs de limitar el calentamiento mundial a 1,5 grados cent¨ªgrados respecto de los niveles preindustriales.
Nuestro informe destaca la urgente necesidad de fortalecer la resiliencia de la econom¨ªa mundial contra futuros riesgos e impactos, ya sean agudos (como las pandemias) o cr¨®nicos (como la polarizaci¨®n extrema de la riqueza y el ingreso). Argumentamos a favor de una reorientaci¨®n radical en nuestra forma de pensar el desarrollo econ¨®mico: pasar de medir el crecimiento en t¨¦rminos de PIB, VAB (valor agregado bruto) o rentabilidad financiera, a evaluar el ¨¦xito sobre la base de la consecuci¨®n de metas comunes ambiciosas.
Tres de las recomendaciones m¨¢s destacadas del informe est¨¢n vinculadas con la covid-19, la recuperaci¨®n econ¨®mica pospandemia y la degradaci¨®n clim¨¢tica. En primer lugar, pedimos al G-7 que garantice la equidad en las vacunaciones a escala mundial, y que invierta sustancialmente en la preparaci¨®n para pandemias y el financiamiento de la salud orientado a misiones. Debemos lograr que el acceso equitativo, especialmente a las innovaciones que se benefician gracias a las grandes inversiones y los compromisos de compra anticipada del Estado, se convierta en una prioridad.
Reconocemos que para esto ser¨¢ necesario un nuevo enfoque en la determinaci¨®n de los derechos de propiedad intelectual. De manera similar, el Consejo de Econom¨ªa de la Salud para Todos de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (que presido) enfatiza que se debe reformar la gobernanza de la propiedad intelectual para reconocer que el conocimiento es resultado de un proceso de creaci¨®n de valor colectivo.
En segundo lugar, sostenemos que es necesaria una mayor inversi¨®n estatal para la recuperaci¨®n econ¨®mica pospandemia y compartimos la recomendaci¨®n del economista Nicholas Stern de aumentar ese gasto al 2% del PIB al a?o, lo que captar¨ªa un bill¨®n de d¨®lares por a?o desde ahora hasta 2030. Pero conseguir m¨¢s dinero no es suficiente, la forma en que se gasta es igualmente importante. Se debe canalizar la inversi¨®n p¨²blica a trav¨¦s de nuevos mecanismos contractuales e institucionales que midan e incentiven la creaci¨®n de valor a largo plazo en vez de beneficios privados a corto plazo.
Y en respuesta al mayor de los desaf¨ªos ¡ªla crisis clim¨¢tica¡ª solicitamos un ¡°CERN de tecnolog¨ªa clim¨¢tica¡±. Inspirado en la Organizaci¨®n Europea para la Investigaci¨®n Nuclear, un centro de investigaci¨®n orientado a misiones y centrado en la descarbonizaci¨®n de la econom¨ªa concentrar¨ªa la inversi¨®n p¨²blica y privada en proyectos ambiciosos, entre ellos, la eliminaci¨®n del di¨®xido de carbono de la atm¨®sfera y la creaci¨®n de soluciones sin emisiones de carbono para sectores ¡°de dif¨ªcil mitigaci¨®n¡± como el transporte, la aviaci¨®n, el acero y el cemento. Esta nueva instituci¨®n multilateral e interdisciplinaria funcionar¨ªa como catalizador para crear y modificar nuevos mercados de energ¨ªas renovables y producci¨®n circular.
Estas son solo tres de las siete recomendaciones que hicimos para los pr¨®ximos a?os. Juntas proporcionan el andamiaje para construir un nuevo consenso mundial, una agenda de pol¨ªticas para regir el nuevo paradigma econ¨®mico que ya empieza a tomar forma.
Est¨¢ por verse si el Consenso de Cornwall se mantendr¨¢, pero algo debe reemplazar al consenso de Washington si queremos prosperar en vez de simplemente sobrevivir en este planeta. La covid-19 nos permite entrever los problemas trascendentales de acci¨®n colectiva que enfrentamos. Solo la cooperaci¨®n y coordinaci¨®n internacional renovada de las capacidades estatales ampliadas ¡ªun nuevo contrato social avalado por un nuevo consenso¡ª puede prepararnos para abordar las crecientes crisis entrelazadas que nos aguardan.
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