Otra pol¨ªtica de estabilidad en la UE
La flexibilidad y la moderaci¨®n en las nuevas reglas fiscales pueden ser la mejor respuesta a la antigua austeridad extrema
La Comisi¨®n Europea ha abierto una amplia consulta sobre el futuro del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Su objetivo es el dise?o de una pol¨ªtica fiscal (presupuestaria) en la UE, m¨¢s inteligente, adaptable, adecuada y favorecedora de la inversi¨®n y el crecimiento econ¨®mico. La propia consulta de Bruselas delata la ausencia de un consenso entre los 27 Gobiernos, pero sin duda lo m¨¢s urgente es impedir el simple retorno al PEC, que en la anterior crisis precipit¨® la fracasada austeridad extrema: no puede reimplantarse como si nada hubiera ocurrido.
Si ha habido que suspender las reglas a lo largo de toda la crisis pand¨¦mica es porque no sirven para cualquier coyuntura. Un cuadro normativo solo ¨²til para una determinada circunstancia resulta ineficaz como mecanismo que ahorme las distintas estrategias fiscales de Estados en fases distintas del ciclo econ¨®mico. Pese a haber registrado varias flexibilizaciones, hubo que congelarlo en los primeros compases del coronavirus y ah¨ª estuvo el esbozo de una real pol¨ªtica fiscal de toda la UE, desplegada en el plan Next Generation.
Todos los socios (menos Luxemburgo) han incumplido el PEC durante dos d¨¦cadas de forma reiterada. Sin apelar al catastrofismo, e incluso reconociendo que en algunos casos ayud¨® a la consolidaci¨®n fiscal, lo hizo a un precio inaceptable. La factura social del austeritarismo redund¨® en recortes que debilitaron al Estado de bienestar y da?aron m¨¢s a los sectores sociales y pa¨ªses m¨¢s vulnerables, con el efecto pol¨ªtico de un repunte de neopopulismos soberanistas en casi todos ellos. La disminuci¨®n de la inversi¨®n p¨²blica como v¨ªa para contener el d¨¦ficit agrav¨® las crisis porque su asimetr¨ªa sancionadora respecto al Procedimiento de Desequilibrios Macroecon¨®micos (que vigila los super¨¢vits excesivos) result¨® siniestra para el Sur. Frente a la inextricable complejidad de sus tecnicismos, urgen normas sencillas y plausibles para lograr los hitos de d¨¦ficit y deuda del Tratado en plazos sensatos. Entre ellas figura la regla de gasto, para que este no crezca m¨¢s que la econom¨ªa, la regla de oro de la inversi¨®n, que excluye del c¨®mputo del d¨¦ficit las apuestas productivas estatales, o las mismas proyecciones conjuntas para las 27 econom¨ªas.
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