La econom¨ªa espa?ola: comprender lo que nos pasa
A pesar de las cifras r¨¦cord de empleo y la previsi¨®n de mejora en 2022, la realidad es que las expectativas para este a?o no se han cumplido y todos los factores de inestabilidad siguen vigentes
Los datos que se van haciendo p¨²blicos de la actividad econ¨®mica de 2021 no son todo lo halag¨¹e?os que esper¨¢bamos. Tras la sorpresa de la revisi¨®n econ¨®mica del segundo trimestre, que rebaj¨® la estimaci¨®n del PIB desde un notable 2,7% de crecimiento, a un raqu¨ªtico 1,1%, muchos fueron los analistas que consideraron plausible que existiera una revisi¨®n posterior al alza en el tercer trimestre, dadas las cifras de empleo y de otros indicadores econ¨®micos, que apuntaban a una evoluci¨®n mucho m¨¢s robusta. Lo cierto es que el dato provisional del tercer trimestre, con un crecimiento del 2,2% intertrimestral, certifica la desaceleraci¨®n de la recuperaci¨®n econ¨®mica. Tanto es as¨ª que la Comisi¨®n Europea ha rebajado el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola un punto, del 5,7% en 2021 al 4,7%, situando a nuestro pa¨ªs a la cola de la recuperaci¨®n pospand¨¦mica. Probablemente no haya un ¨²nico factor explicativo para esta revisi¨®n, pero podemos se?alar algunos de ellos.
En primer lugar, es muy probable que la pandemia nos haya hecho perder productividad en algunos sectores, de manera que la vuelta al trabajo no haya significado un incremento equivalente de producci¨®n en muchas empresas. Esto es, a juicio del profesor Manuel Hidalgo, un fen¨®meno que se ha concentrado en tres sectores: la agricultura, la construcci¨®n y los servicios inmobiliarios, de manera que estas actividades han lastrado el crecimiento de la productividad y del conjunto de la actividad econ¨®mica.
Por otro lado, pese a que el ritmo de vacunaci¨®n ha sido notable, las sucesivas olas de la pandemia, y fen¨®menos como la tormenta Filomena, han impactado en la actividad econ¨®mica desviando la evoluci¨®n real de las previsiones econ¨®micas. En cualquier caso, estos fen¨®menos habr¨ªan afectado sobre todo al primer trimestre del a?o, que fue malo para todas las econom¨ªas de la eurozona, pero no explica el d¨¦bil crecimiento del segundo trimestre.
En tercer lugar, debemos recordar la tardanza en poner en marcha los fondos Next Generation. Las previsiones presentadas en 2020 se?alaban una ejecuci¨®n de alrededor de 26.000 millones de euros, con un impacto de m¨¢s del 2% del PIB. Lo cierto es que la complejidad del instrumento hace que ese efecto se retrase hasta 2022, ya que en 2021 apenas se ha ejecutado un 20% de esa cantidad, alrededor de 5.000 millones, sin un impacto significativo. El retraso en la puesta en marcha no s¨®lo ha afectado a la inversi¨®n p¨²blica, que descansaba pr¨¢cticamente de manera un¨ªvoca en el plan de recuperaci¨®n, sino que tambi¨¦n puede haber afectado a las decisiones de inversi¨®n privada, que posiblemente se han retrasado a la espera de poder ser financiadas por los fondos europeos. La gesti¨®n de las expectativas ha podido jugar en contra.
Y, por ¨²ltimo, debemos se?alar que, si bien la pol¨ªtica de defensa de la crisis econ¨®mica de la pandemia se ha centrado en sostener las rentas, poco se ha hecho, hasta el momento, en apoyar los sectores productivos. La puesta en marcha del fondo de solvencia ha sido min¨²scula, compleja y tard¨ªa, mientras otros pa¨ªses apostaban por planes mucho m¨¢s generosos. La timidez en el apoyo empresarial puede haber contribuido a atascar cadenas de valor, lo cual se suma a los cuellos de botella existentes a nivel internacional y al incremento de los precios de la energ¨ªa, aspectos todos ellos que est¨¢n detr¨¢s del desatado ¡ªpero transitorio¡ª aumento de los precios. La crisis pand¨¦mica ha sido una crisis de oferta y demanda, pero parece que la mayor¨ªa de las medidas tomadas han sido de demanda, a la espera de que un consumo vigoroso pudiera mantener la actividad productiva. No ha sido as¨ª, y Olivier Blanchard, poco sospechoso de ser amante de la econom¨ªa de oferta, se pregunta si no deber¨ªamos haber actuado de otro modo.
En conclusi¨®n, en econom¨ªa, como en la vida, pocas cosas salen como prevemos, y este a?o no ha sido diferente. Con todo, la realidad impone sus cifras: Espa?a va a cerrar el a?o con un crecimiento que no se ve¨ªa desde hace d¨¦cadas, una tasa de afiliaci¨®n a la Seguridad Social en cifras de r¨¦cord, algo sorprendente dadas las circunstancias en las que hemos vivido, la prima de riesgo sigue estable y baja, y la alta deuda p¨²blica se estabiliza condicionada por el crecimiento nominal de la econom¨ªa. Las previsiones para 2022 son mejores, situando a Espa?a como una de las econom¨ªas con mayor crecimiento, pero tendremos que estar atentos a la evoluci¨®n de los precios y al contexto social: si las malas noticias impactan consistentemente en las expectativas de los empresarios y consumidores, podemos volver a vivir un a?o de promesas incumplidas. La serie de catastr¨®ficas desdichas que ha golpeado a la econom¨ªa mundial, europea y espa?ola en los ¨²ltimos a?os es un contexto muy dif¨ªcil en el que hacer previsiones y asegurar una pol¨ªtica econ¨®mica consistente y fiable, de manera que, en buena parte, seguimos viviendo un momento de cierta perplejidad.
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