Asimetr¨ªa moral
La disparidad entre las sociedades abiertas y las dictaduras que ofrece la actual globalizaci¨®n averiada no se limita a China
La globalizaci¨®n feliz acaba de topar con un nuevo l¨ªmite gracias a la valent¨ªa de una mujer y deportista, la tenista y campeona mundial de dobles Peng Shuai, de 35 a?os, que acus¨® de violaci¨®n a Zhang Gaoli, de 79, cuando este era viceprimer ministro de China y miembro del m¨¢ximo organismo gobernante, el todopoderoso comit¨¦ permanente del Comit¨¦ Central del Partido Comunista, formado por siete hombres ¡ªnunca ha habido una mujer en la c¨²pula colegiada del poder chino¡ª y aut¨¦ntico soberano por encima de la ley y fuera de cualquier control o divisi¨®n de poderes. Desde su denuncia el 2 de noviembre en las redes sociales, Peng ha desaparecido de la vida p¨²blica, ha cerrado sus cuentas y ha realizado intervenciones grabadas o por videoconferencia, presumiblemente bajo control policial y sin ninguna credibilidad en cuanto a su condici¨®n de ciudadana en plena libertad.
La Asociaci¨®n Mundial de Tenis Femenino ha suspendido sus torneos en China, mientras Peng no pueda comunicarse abiertamente ni desplazarse libremente y el Gobierno de Pek¨ªn no investigue el comportamiento de Zang. Contrasta con la habitual complacencia del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, cuyo presidente, el alem¨¢n Thomas Bach, accedi¨® a mantener una conversaci¨®n audiovisual con la tenista para blanquear la actuaci¨®n del Gobierno chino. El r¨¦gimen comunista est¨¢ acostumbrado a responder a las cr¨ªticas, o incluso a las acusaciones de corrupci¨®n contra sus dirigentes y sus familias, mediante la amenaza y la intimidaci¨®n, gracias especialmente a la palanca de los intereses econ¨®micos y a la acci¨®n de una diplomacia que ha merecido el calificativo de guerrera y lobuna por su agresividad.
La acusaci¨®n de violaci¨®n contra un jerarca del r¨¦gimen es un nuevo obst¨¢culo para el ¨¦xito de los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno, a celebrar en febrero en Pek¨ªn. En mitad de una pandemia y con la necesidad de fabricar pr¨¢cticamente toda la nieve en una regi¨®n sin apenas precipitaciones, estos Juegos son para el r¨¦gimen un momento propagand¨ªstico que exige costes incontrolados y explica su especial preocupaci¨®n ante los esc¨¢ndalos pol¨ªticos. La asimetr¨ªa entre las sociedades abiertas y las dictaduras que ofrece la actual globalizaci¨®n averiada no se limita a China. Id¨¦nticos esc¨¢ndalos han sido protagonizados en los ¨²ltimos a?os por las autocracias ¨¢rabes, como Emiratos ?rabes Unidos, Qatar o Arabia Saud¨ª y, por supuesto, por Rusia, aunque nunca hab¨ªa aparecido hasta ahora una mujer valiente como Peng, y una asociaci¨®n deportiva sin miedo al chantaje como la de tenis femenino, con la exigencia de un rasero moral tan universal como lo son las relaciones comerciales y econ¨®micas. No caben dos c¨®digos tan distanciados en cuestiones de igualdad, respeto a los derechos humanos y control de los abusos de los poderosos, y menos cabe todav¨ªa la hipocres¨ªa de admitir en China y en la pen¨ªnsula Ar¨¢biga lo que suscita la mayor repulsa en Europa y en Estados Unidos.
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