Vetados por ¡®ser de fuera¡¯
La decisi¨®n de la Junta de Castilla y Le¨®n de no permitir un debate electoral en RTVE por no ser un medio de comunicaci¨®n de la comunidad supone un veto sin precedentes a la televisi¨®n p¨²blica
En la Facultad de Periodismo, al menos en mis ya lejanos a?os de estudiante, no hab¨ªa una asignatura espec¨ªfica sobre conducci¨®n de debates. No es de extra?ar tampoco; no era costumbre que en el segundo lustro de los a?os ochenta las elecciones se dirimiesen en un plat¨® de televisi¨®n. Tuvimos de hecho que esperar hasta el a?o 1993 para asistir al primero, moderado por Manuel Campo Vidal, entre Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
As¨ª es que sin mucho bagaje te¨®rico y bastante osad¨ªa asum¨ª como pude los primeros encargos que me hicieron mis jefes en TVE-Galicia para moderar debates a finales de esa d¨¦cada de los noventa y principios de los 2000. Poco a poco le vas pillando el punto. Desde entonces los he hecho de todos los colores, en distintas ¨¦pocas y elecciones, con candidatos y partidos de todo pelaje y condici¨®n: municipales, auton¨®micas, generales e incluso europeas. Nunca me han vetado ni a m¨ª ni a la empresa en la que trabajo desde hace m¨¢s de 30 a?os¡ hasta ahora.
Uno de esos debates, el m¨¢s pol¨¦mico, fue el de las elecciones generales de abril de 2019, entre Pedro S¨¢nchez, Pablo Casado, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Los entonces asesores de La Moncloa intentaron un cambio de fecha para beneficiar al presidente del Gobierno. Yo era el responsable de conducir el debate y p¨²blicamente mostr¨¦ mi m¨¢s absoluto rechazo, igual que la entonces directora de Informativos, Bego?a Alegr¨ªa. Al final el debate se realiz¨® en la fecha prevista, lo que nos caus¨® a algunos m¨¢s de un problema con la presidencia de RTVE. Eso s¨ª, los partidos de la oposici¨®n elogiaron nuestro ¡°compromiso e independencia¡±. Nunca olvidar¨¦ las palabras de un alto dirigente del PP: ¡°Para m¨ª te has rehabilitado¡±. Tuve complejo de extoxic¨®mano.
El ¨²ltimo debate que he moderado fue el de las pasadas elecciones auton¨®micas en Catalu?a, en un ambiente muy polarizado por las reclamaciones soberanistas y la crispaci¨®n generada desde el proc¨¨s y el refer¨¦ndum del 1 de octubre. Tampoco ah¨ª, pese a lo que habitualmente se dice de Catalu?a, se nos vet¨®. Ni siquiera el hecho de no saber catal¨¢n fue un impedimento. La emisi¨®n era para toda Espa?a, con la intenci¨®n de romper ese t¨®pico de que no se escucha a Catalu?a en esta parte de la orilla del Ebro. Cada uno utiliz¨® el idioma que quiso, catal¨¢n o espa?ol, y yo me las arregl¨¦ como pude, pero lo cierto es que nadie falt¨® a la cita ni puso reparos, desde la CUP o ERC hasta Vox o Ciudadanos, pasando por el PP y el PSOE. Ese mismo modelo se repetir¨ªa m¨¢s tarde en TV3 y en La Vanguardia.
Para las elecciones auton¨®micas de Castilla y Le¨®n del pr¨®ximo 13 de febrero, RTVE tambi¨¦n ha propuesto organizar un debate que ser¨ªa ofrecido para toda Espa?a, con la idea de que la comunidad m¨¢s extensa de nuestro pa¨ªs, y la m¨¢s castigada por la despoblaci¨®n que sufre la llamada Espa?a vaciada, fuese escuchada dentro y fuera de sus l¨ªmites. Sin embargo, el veto que no padecimos en Catalu?a lo acabamos de sufrir de forma lacerante en esta comunidad, hist¨®rica como pocas. Una comisi¨®n de medios, donde tienen el mayor peso las cabeceras que m¨¢s se nutren de las subvenciones de la Junta de Castilla y Le¨®n, ha decidido apartarnos y evitar que se pueda televisar ese debate para toda Espa?a. Salvo que la Junta Electoral corrija este sinsentido, los dos debates se har¨¢n pues en el mismo medio, una televisi¨®n auton¨®mica privada, pero financiada por la Junta.
Una de las razones esgrimidas por esa comisi¨®n es que el debate deben hacerlo medios de Castilla y Le¨®n, como si RTVE fuera de Marte. No hay Centro Territorial de TVE en toda Espa?a con m¨¢s unidades informativas que el de esa comunidad (informamos diariamente desde las nueve provincias) y somos la televisi¨®n decana en la emisi¨®n de un informativo regional, desde los a?os setenta. Adem¨¢s, que se ofreciese un debate por TVE, no impedir¨ªa, como en Catalu?a, que se emitiese tambi¨¦n otro por el canal auton¨®mico o por las cabeceras regionales.
La otra raz¨®n que seg¨²n varios medios ofrece esa comisi¨®n para excluirnos del debate es que yo soy ¡°de fuera¡±. No puedo negar esa realidad, soy gallego, es cierto, pero eso nunca me ha impedido empaparme de la realidad pol¨ªtica, municipal, auton¨®mica, nacional o europea para moderar un debate. Creo tambi¨¦n que una visi¨®n desde ¡°fuera¡± ayuda a completar y enriquecer la visi¨®n ¡°desde dentro¡±.
?Se imaginan el esc¨¢ndalo que se hubiese montado si en Catalu?a se hubiese vetado la presencia de RTVE y del moderador por ¡°ser de fuera¡±? Las acusaciones de xenofobia ocupar¨ªan portadas a cinco columnas durante varios d¨ªas, y horas y horas de tertulias en radios y televisiones.
En todo caso, quiz¨¢s a fuerza de ser gallego, no soy tan de fuera como pueda parecer, no solo porque los gallegos somos un poco de todos los sitios, sino porque Castilla y Le¨®n es nuestra puerta natural de acceso al resto de Espa?a. El Bierzo es esa primera puerta que abrimos y es la que atravesamos para adentrarnos en esas tierras leonesas y castellanas tan diferentes, variadas y de horizontes tan lejanos. Por cometidos profesionales, durante varios a?os, las he tenido que recorrer, desde Ponferrada, con el entra?able Luis del Olmo, a las dehesas salmantinas, de sus rutas de los castillos a las cuencas mineras de Le¨®n, de la Ruta de la Plata a la historia que envuelve a Burgos.
Si me dan a escoger, sin embargo, un lugar me quedo con Tierra de Campos y el p¨¢ramo leon¨¦s, con Sahag¨²n (tardes de tertulia con la familia de mi querido y admirado Jes¨²s Mara?a) y sobre todo con un peque?o pueblo llamado Calzada del Coto, de apenas 200 habitantes. A muchos de ellos los conozco por el nombre y el apodo, como a todos los integrantes de la numeros¨ªsima familia de mi cu?ado ?ngel Herrero, a los que acompa?o casi todos los a?os en la vendimia o la cosecha del trigo. O al Velin, el alcalde, al Comeuvas o al Comandante, cuando sacamos los galgos a correr unas liebres o nos montamos en el tractor de Tan¨ªn para acercarnos a un bando de avutardas, como si fu¨¦semos personajes de una novela de Miguel Delibes. Luego, al atardecer, nos solemos reunir en su bodega para hablar de esa tierra, de la cultura del cereal que se va perdiendo, del regad¨ªo, del ferrocarril, del ¨¦xodo, del futuro¡
De todo eso y mucho m¨¢s me hubiese gustado tambi¨¦n preguntarles a los candidatos a las elecciones del pr¨®ximo 13 de febrero, pero parece que ya no ser¨¢ posible. Casi estoy por proponerles a todos mis paisanos de Calzada del Coto, del Burgo Ranero o de Gordaliza, de Sahag¨²n o Medina de Rioseco un debate en la bodega de Tan¨ªn, excavada en la roca y cubierta de un adobe desconchado, mientras Josecho toca la dulzaina a modo de sinton¨ªa. Al menos desde luego, ninguno de ellos me ha considerado nunca alguien ¡°de fuera¡±.
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