?Tiempo de g¨¦nero?
Las publicaciones solventes sobre los feminismos ya exist¨ªan hace d¨¦cadas y sorprende que no se rescaten t¨ªtulos de indudable relevancia sobre cuestiones palpitantes en la actualidad
Muchos a?os antes de que algunas editoriales espa?olas descubrieran en el ¡°g¨¦nero¡± una mina para imprimir libritos insustanciales, las publicaciones solventes sobre el g¨¦nero y sobre los feminismos ya exist¨ªan. Me sorprende que, a estas alturas, no vea la luz un mayor n¨²mero de reportajes y ensayos de enjundia, no se rescaten t¨ªtulos descatalogados o no se traduzcan obras de indudable relevancia hist¨®rica de ayer o sobre cuestiones palpitantes de hoy, aunque sepa que son malos tiempos para el an¨¢lisis y la reflexi¨®n serenos ¡ªtambi¨¦n, en concreto, sobre g¨¦neros y feminismos¡ª. Tras la lectura de algunos (excelentes) y la revisi¨®n de otros (escu¨¢lidos), no pocas veces se me antoja que estamos condenados a la clase eternamente inicial de una asignatura aplazada con un placer ya no s¨¦ si masoquista.
D¨¦cadas antes, tambi¨¦n, de que en nuestro pa¨ªs algunas personas descubrieran en el g¨¦nero una veta para autopromocionarse, los activismos feministas y de g¨¦nero m¨¢s transformadores ya exist¨ªan. Que no los conozcan puede tildarse de l¨®gico, pues, al fin y al cabo, el ¨¦xito de un youtuber no se suele medir por la calidad de sus aportaciones sino por la cantidad de sus seguidores y visitas. Aunque no dude de su relevancia (tambi¨¦n como v¨ªa de empoderamiento de individuos y colectivos que se cobijan bajo la generosa sombra del g¨¦nero), espero que llegue el d¨ªa en que muchas de estas personas nos brinden algo m¨¢s que la foto fija de sus ombligos. ?Un poco m¨¢s de an¨¢lisis y un poco menos de vociferaci¨®n?
Igualmente, antes de que algunos universitarios descubrieran en el g¨¦nero un coto privado de caza, los estudios feministas y de g¨¦nero ya exist¨ªan dentro y fuera de nuestras fronteras. Ellos son quienes debieran de saber que los mejores son los m¨¢s generosos y los menos marm¨®reos. Olvidaron la lecci¨®n, si es que alguna vez la aprendieron. O la ignoraron, justamente, para crear la red de pontificados de g¨¦nero, a imagen y semejanza de las tramas est¨¦riles que existen en tantas otras ¨¢reas de conocimiento, perpetuada, aunque no solo, por la endogamia y el clientelismo tan tristemente habitual en el sistema acad¨¦mico espa?ol.
A esas editoriales, influencers y papas (o papisas) me permito recomendar, por ejemplo, el volumen de una periodista y narradora catalana de quien muy bien podemos seguir aprendiendo: ?Tiempo de mujer?, de Montserrat Roig. Se trata de un libro descatalogado, publicado en 1980, que merece una lectura atenta. Dividido en varias secciones de irregular extensi¨®n, se nutr¨ªa de materiales dispares que abordaban cuestiones candentes: la maternidad y la contracepci¨®n, la familia y la independencia, el compromiso pol¨ªtico, la sexualidad y el amor o la reflexi¨®n del puesto de las mujeres en la Historia. Cobraba especial relevancia la secci¨®n titulada ¡°Mujeres y caminos¡±, en donde Roig recopilaba art¨ªculos y entrevistas sobre personalidades tan diferentes como la Bella Dorita y Dolores Ib¨¢rruri, que se cierra con un breve ensayo titulado La Beauvoir y nosotras, esclarecedor por su incondicional estima y admirable distancia: ¡°Hay que escoger de ella, de su experiencia, de sus libros, lo que m¨¢s nos convenga para salir de nuestros pozos particulares. Nuestro infierno no tiene nada que ver con el suyo. No hay que imitarla¡±.
El cap¨ªtulo Princesitas de la noche recog¨ªa p¨¢ginas publicadas, nada menos, en la revista er¨®tica Penthouse. Bella con pene y El sol y la luna, dedicados a Bib¨ª Andersen, cumplen en realidad la funci¨®n de atacar a cierto establishment cultural masculino, cuyo retrato coral, por serlo, no deja t¨ªtere machista con cabeza: ¡°Pr¨ªncipes, sabios e intelectuales que se hab¨ªan reunido para celebrar la pel¨ªcula Cambio de sexo¡±. Los apartados posteriores est¨¢n dedicados a Samantha y a Kati. El punto de partida propone una contundente declaraci¨®n de principios: ¡°Cuando un ser con apariencia de macho adquiere las formas externas de una mujer hasta llegar a interiorizarlas, el hecho representa una degradaci¨®n. Todo lo contrario de cuando una mujer se viste de hombre. Las ropas de var¨®n dignifican. Las de hembra humillan, marginan. Los travestis son los desterrados de nuestra sociedad¡±. Roig describe a Samantha con una complicidad que se desvela a trav¨¦s del di¨¢logo, como cuando le pregunta: ¡°?Por qu¨¦ un travesti no puede ser ministro, o director de un banco o guardia urbano?¡±. Resulta innegable que la periodista entrevistaba al tiempo que se interrogaba y que las respuestas ultrapasaban los l¨ªmites del imaginario cultural en la Barcelona de aquellos a?os. Quiz¨¢ incluso los de la propia Roig, al constatar que, para su entrevistada, la feminidad era un artificio.
?Tiempo de mujer? merece especial atenci¨®n todav¨ªa en la medida en que ensanch¨® los l¨ªmites del discurso feminista espa?ol durante el per¨ªodo de la Transici¨®n y lo abri¨® a nuevas realidades de g¨¦nero, que hay quien se obstina en menospreciar, desconocer o ignorar. Una nueva raz¨®n para seguir estimando a la magn¨ªfica escritora de quien hemos conmemorado el trig¨¦simo aniversario de su temprana muerte. Una nueva raz¨®n para recordar a editoriales, influencers y papas que otras voces en torno al feminismo y a los estudios de ¡°g¨¦nero¡± fueron y son posibles.
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