M¨¢s Siria y m¨¢s Soria
Es necesario que nuestra pol¨ªtica nacional se ocupe de asuntos locales, pero sin descuidar nuestro entorno m¨¢s pr¨®ximo
La frase original ¡±Menos Siria y m¨¢s Soria¡± se atribuye a Jes¨²s Posada en fechas cercanas a las elecciones generales del a?o 2000. Con ella, pretend¨ªa atraer la atenci¨®n del presidente Aznar a la pol¨ªtica interna por ser ese el espacio natural para ganar elecciones. M¨¢s de 20 a?os despu¨¦s, la vigencia de esta m¨¢xima solo puede suscribirse si se ajusta la atenci¨®n sobre lo que ocurre m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras. Efectivamente, la ciudadan¨ªa otorga o quita su confianza en funci¨®n del grado de satisfacci¨®n que obtiene en el ¨¢mbito de la educaci¨®n, la sanidad, el mercado laboral o las pensiones, entre otros temas sensibles. Pero nuestra vida tambi¨¦n puede verse muy alterada por factores externos. De ah¨ª la importancia de incorporar esta perspectiva al debate p¨²blico, facilitando as¨ª la comprensi¨®n del contexto de complejidad que incorpora lo internacional.
En un mundo interdependiente ser¨ªa ingenuo pensar que podemos permanecer ajenos o equidistantes de los conflictos que tienen lugar en nuestro continente. Y no solo porque nos impacten en t¨¦rminos econ¨®micos o pol¨ªticos. Los compromisos que Espa?a asume como miembro de la Uni¨®n Europea o de la propia OTAN impiden una posici¨®n de neutralidad y exigen un grado de implicaci¨®n intenso, si se quiere estar en disposici¨®n de influir. Algo as¨ª debe ser entendido por la sociedad como paso previo para contar con su respaldo. La agresi¨®n rusa a la soberan¨ªa territorial y pol¨ªtica de Ucrania ilustra bien lo que trato de se?alar. Rusia ha vulnerado los principios estructurales del derecho internacional con el prop¨®sito de romper las reglas que configuran el actual orden internacional liberal para recomponerlo de acuerdo con las megal¨®manas ambiciones de su l¨ªder. Nada de esto puede dejarnos indiferentes. Pero ?con qu¨¦ grado de atenci¨®n y cuidado se est¨¢ explicando lo ocurrido y todo lo que puede estar por llegar?
No podemos ignorar que la Constituci¨®n espa?ola reconoce al Gobierno la competencia exclusiva para definir la pol¨ªtica exterior del pa¨ªs. Esta circunstancia no deber¨ªa ser, sin embargo, un obst¨¢culo que limite la capacidad de otros actores para enriquecer un debate de calado que sirva a los ciudadanos para formarse una opini¨®n acerca de lo que implica una agresi¨®n como la protagonizada por Rusia. M¨¢s all¨¢ de la empat¨ªa y solidaridad con quienes est¨¢n sufriendo los bombardeos, la agresividad rusa incide en la seguridad europea como pilar imprescindible para garantizar la viabilidad de los sistemas democr¨¢ticos. En Espa?a, ning¨²n representante pol¨ªtico encuentra c¨®modo abrir la reflexi¨®n sobre la seguridad que tenemos, la que necesitamos y la que estamos dispuestos a pagar. La realidad, sin embargo, nos exige hacerlo, porque ya no hablamos de formulaciones abstractas a partir de amenazas imaginarias que solo documentan estudios acad¨¦micos. La amenaza se ha hecho expresa con una virulencia inusitada y nada invita a pensar que vaya a remitir. De ah¨ª que sea tan necesario reformular aquella advertencia de Posada para garantizar que nuestra pol¨ªtica nacional se ocupe de Soria, pero sin descuidar nuestro entorno m¨¢s pr¨®ximo. Una responsabilidad que nos compete ejercitar a todos.
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