Putin, Hitler, Ucrania
En 1939, las potencias democr¨¢ticas reaccionaron tarde. En el camino se sacrific¨® a Checoslovaquia y a la Rep¨²blica espa?ola en guerra. En 2022, la UE y EE UU no pueden repetir los errores de entonces. Y no los repetir¨¢n
Si algo bueno est¨¢ teniendo la guerra de Ucrania es la posibilidad de difundir m¨¢s informaciones y an¨¢lisis sobre lo que significan Putin, su partido Rusia Unida y su r¨¦gimen autoritario conservador para la poblaci¨®n rusa. Aunque han vuelto a verse im¨¢genes de valerosos ciudadanos concentr¨¢ndose en plazas y calles los pocos minutos que las fuerzas del orden han tardado en detenerlos, estas han sido escasas. Hace ya a?os que la oposici¨®n organizada y legal al r¨¦gimen de dictadura encubierta de Putin y los suyos ha sido suprimida en aplicaci¨®n de una legislaci¨®n que, ni m¨¢s ni menos, los equipara a (presuntos) ¡°agentes extranjeros¡±. El ¨²ltimo ejemplo ha sido Memorial.
As¨ª est¨¢n las cosas en un pa¨ªs con casi tres veces la poblaci¨®n de Espa?a y un nivel de riqueza (PIB) parecido, aunque con un gasto en defensa que cuadriplica el nuestro, mientras el dedicado al cuidado de la salud de sus ciudadanos es la mitad. Por no hablar de un salario m¨ªnimo casi 10 veces inferior al espa?ol, cuando el costo de la vida es de la mitad. Ni m¨¢s ni menos. Un pa¨ªs con una Constituci¨®n que declara solemnemente que Rusia tiene ¡°una historia de mil a?os, preservando la memoria de los antepasados que nos transmitieron los ideales y la fe en Dios¡±, que reconoce ¡°la unidad estatal hist¨®ricamente establecida¡± y que asegura la protecci¨®n de la verdad hist¨®rica, y con el objetivo, no declarado expl¨ªcitamente pero real, de rehacer una ¡°Gran Rusia¡± en la que estar¨ªan Bielorrusia y Ucrania ¡ªla primera de acuerdo con su dictador y la segunda por la fuerza¡ª.
As¨ª hemos llegado al drama de estos d¨ªas. Primero fueron Crimea y las zonas presuntamente m¨¢s rusas de la frontera, y ahora, envalentonado por la supuesta debilidad de la Administraci¨®n de Biden y de una Uni¨®n Europea dividida en su actitud ante Rusia dada su (desigual) dependencia de las materias primas energ¨¦ticas provenientes de ese pa¨ªs, ha redoblado su apuesta agresiva desencadenando una guerra contra un pa¨ªs al que supone d¨¦bil.
Las pat¨¦ticas justificaciones ofrecidas por Putin de su inicio unilateral de una guerra hacen re¨ªr. Habla de nazis ucranios ¡ªy, efectivamente, hay pronazis ucranios y los ha habido hist¨®ricamente, y muchos, pero hoy en d¨ªa no son en absoluto relevantes ni decisivos, aparte de que, puestos a buscar pronazis, tambi¨¦n hay organizaciones de este tipo en Rusia, aunque no lo declaren abiertamente¡ª y habla de peligros para la existencia de Rusia relacionados con la OTAN. Nada de esto resiste el m¨¢s m¨ªnimo an¨¢lisis, dado que la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte no tiene ninguna estrategia de destrucci¨®n de Rusia hoy en d¨ªa. Otra cosa fue la etapa de la Guerra Fr¨ªa. Lo que s¨ª existe, es muy real e inquieta profundamente a Putin y a la c¨²pula de su r¨¦gimen nacionalista conservador, es una Ucrania dispuesta a ser ella misma, a desarrollarse democr¨¢ticamente, a existir sin vivir bajo el temor constante a lo que precisamente acaba de ocurrir: una invasi¨®n militar en toda regla que busca acabar con el r¨¦gimen actual y sustituirlo por otro af¨ªn al proyecto ucranio de Putin y los suyos.
La invasi¨®n rusa de Ucrania nada tiene que ver con el 22 de junio de 1941 de la invasi¨®n nazi ¡ªy de sus aliados italianos, rumanos y otros, incluyendo la llamada Divisi¨®n Azul espa?ola, llegada unos meses despu¨¦s¡ª de la URSS. Aquella que dej¨® tan traumatizado al mismo Stalin que hab¨ªa firmado con Hitler el pacto del 23 de agosto de 1939 por el que ambos dictadores totalitarios se hab¨ªan repartido Polonia. Es otra cosa. Ni Putin es Hitler ni su partido Rusia Unida es un partido nazi. Ni el mundo de 2021 es el de 1939 o 1941. Pero el uso de la fuerza militar para lograr hacer realidad proyectos de expansi¨®n territorial nos retrotrae a esa Europa. En 1939, las potencias democr¨¢ticas reaccionaron tarde. En el camino se sacrific¨® a Checoslovaquia y a la Rep¨²blica espa?ola en guerra. En 2022, la Uni¨®n Europea y Estados Unidos no pueden repetir los errores de entonces. Y no los repetir¨¢n. Esta vez tienen a millones de ciudadanos detr¨¢s. A muchos m¨¢s que entonces, m¨¢s unidos que entonces. Tras el desastre de la gesti¨®n de la crisis financiera de 2008, con sus pol¨ªticas de austeridad salvaje y desprotecci¨®n de sus ciudadanos, muchos en la Uni¨®n Europea son conscientes de lo que han acabado contribuyendo a provocar: el crecimiento de las nuevas extremas derechas populistas en todos los pa¨ªses de la Uni¨®n. Ya la gesti¨®n de la pandemia ha sido otra cosa. Y en esta nueva crisis no podemos fallarle a la poblaci¨®n de Ucrania. Por decencia. Porque la Historia esta vez debe ser diferente. Porque no podemos dejar que los acosadores de ning¨²n tipo se salgan con la suya.
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