Llueve barro
Es muy posible que los espa?oles que aprueban la batalla econ¨®mica contra Rusia para frenar la matanza en Ucrania no sean capaces de asumir el coste que algo as¨ª conlleva en su propio pa¨ªs
El martes pasado, la mayor parte de Espa?a amaneci¨® bajo un polvo rojo intenso llovido del cielo que cubr¨ªa coches, casas, calles y alf¨¦izares. Como estamos en guerra, la tonalidad rojiza nos remiti¨® al salvaje derramamiento de sangre que tiene lugar en Ucrania. Algunos pensaron que el polvo respond¨ªa al ladrillo pulido de las obras con las que Dios ha empezado a construirse un adosado fuera del Cielo, ya que pronto estar¨¢ instalado all¨ª Putin si hacemos caso a las bendiciones que la Iglesia cristiana ortodoxa rusa le ha otorgado para llevar a cabo sus matanzas. No hay acuerdo entre el patriarca Kiril y el presidente ruso, pues uno dice que hay que arrasar Ucrania para acabar con los gais y el otro sostiene que lo hace para desnazificarla. Ser¨ªa bueno que se pusieran de acuerdo para que los fieles rueguen con sincron¨ªa. En su discurso, urgido por la derrota medi¨¢tica, ante un estadio repleto de 200.000 patriotas, el presidente ruso apel¨® a los valores cristianos. Vistas sus acciones, cumple el precepto que apunta Rosal¨ªa en su ¨²ltimo disco: segundo chingarte, lo primero Dios. Su gran victoria, m¨¢s all¨¢ de un campo de batalla arrasado, consistir¨¢ en lograr la desuni¨®n en Europa y la discordia dentro de los pa¨ªses democr¨¢ticos. Para ello cuenta con sus fieles internacionales que, como ¨¦l, hablan de que vivimos bajo una dictadura verde.
Pero la realidad es que el ecologismo tiene poco que ver con la lucha de camioneros, agricultores y ganaderos que lo que reivindican, con raz¨®n, es intervenir los precios para frenar el monopolio de los intermediarios y las grandes cadenas. Piden corregir el modelo neoliberal y combinarlo con subvenciones al combustible en momentos de crisis grave. Bien al contrario de la supuesta amenaza ecologista, Espa?a sufri¨® un grave deterioro de su futuro cuando el Gobierno anterior le puso un impuesto al sol sin apenas voces en contra. Gracias a aquello se detuvo todo intento de aumentar la apuesta por las energ¨ªas renovables y ahora nos vemos esclavos de la dependencia del petr¨®leo y el gas en manos de dictaduras autosuficientes. Cuando algunos afirman que el Gobierno se est¨¢ forrando con la escalada de precios de la energ¨ªa, se olvidan de que al Estado se le exige hacerse cargo del rescate de n¨¢ufragos, las indemnizaciones a las v¨ªctimas de los volcanes y riadas, la compra de vacunas multitudinarias y el realojo de los refugiados de la guerra. Un Estado protector necesita recaudar. Queda por ver si las empresas energ¨¦ticas pueden asumir una tasa sobre sus beneficios millonarios para compensar a los grandes perjudicados de esta situaci¨®n.
Es muy posible que los espa?oles que aprueban la batalla econ¨®mica contra Rusia para frenar la matanza en Ucrania no sean capaces de asumir el coste que algo as¨ª conlleva en su propio pa¨ªs. Solo exigen requisas para los oligarcas rusos. Es ir¨®nico que, mientras se vende que el patriotismo es la cura a todo mal, ahora les pidamos a los ciudadanos rusos que no lo sean, que se desvinculen de su Ej¨¦rcito, Iglesia y dirigencia y apoyen los derechos humanos y la paz universal. Su patriotismo es malo, el nuestro buen¨ªsimo. He ah¨ª la trampa. En el estadio ol¨ªmpico de Mosc¨² hab¨ªa miles de patriotas rusos apoyando a su l¨ªder con banderitas del pa¨ªs. Lo que necesitan no son patriotas enfrent¨¢ndolos en el campo de batalla, sino informaci¨®n, verdad y conciencia. Igual que los nuestros.
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