¡®Nosotros todos¡¯
?Y si los esl¨®ganes electorales de Macron y Le Pen no son el resultado de apasionadas discusiones entre sus asesores, sino el producto indiferente de una serie de algoritmos?
Cada vez que paso frente las vallas electorales de mi barrio y otros distritos de Par¨ªs, no puedo evitar detener la mirada sobre los carteles de los dos candidatos a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que las adornan estos d¨ªas. Trato de observarlos con detenimiento, buscando claves de este proceso electoral que tiene a muchos ciudadanos en vilo. A veces, alguno de los dos carteles ha sido arrancado, parcial o completamente, pero cuando los dos est¨¢n intactos es inevitable no compararlos. Es cierto que, a primera vista, se parecen mucho. En las fotos, tanto Emmanuel Macron como Marine Le Pen visten chaqueta azul y camisa/blusa blanca y ambos son de tez y cabello claros. Sus esl¨®ganes tambi¨¦n est¨¢n impresos en blanco. Nous tous, ¡°todos nosotros¡±, dice el del actual presidente sobre una foto de ¨¦l, entre dulce y conciliador, con un fondo desenfocado donde se intuye gente, como si Macron estuviera en la calle, incluso en una manifestaci¨®n. Pour tous les Fran?ais, ¡°por (o para) todos los franceses¡±, dice el de su rival, la l¨ªder de Reagrupamiento Nacional. En ¨¦l, aparece una Marine Le Pen sonriente, de gesto firme y cordial, apoyada sobre un escritorio que podr¨ªamos imaginar situado en el El¨ªseo.
No es dif¨ªcil constatar que las fotos buscan revertir los puntos d¨¦biles de cada candidato. Si los macronistas desean trocar la imagen de un Macron arrogante y displicente por la de un hombre afable y cercano, los lepenistas quieren convencer a los votantes de que su candidata tiene talla de estadista. De hecho, el cartel de Le Pen para la primera vuelta ten¨ªa como eslogan Femme d¡¯?tat, ¡°mujer de Estado¡±, una afirmaci¨®n expresamente feminista (y quiz¨¢ tambi¨¦n una provocaci¨®n xen¨®foba velada hacia la comunidad musulmana, que el partido de Le Pen asume es m¨¢s ajena a una figura de Estado femenina). El nuevo lema de la candidata, Por todos los franceses, podr¨ªa ser, a su vez, una respuesta adaptativa al de Macron que tambi¨¦n cambi¨® el suyo al principio de la campa?a. El Avec vous, ¡°con vosotros/ustedes¡±, inicial del actual presidente pas¨® a ser Todos nosotros. La frase es lo suficientemente amplia y evocadora en t¨¦rminos emocionales como vac¨ªa de contenido concreto para apelar a cualquier ciudadano. En ella, solo hay un sujeto, un nosotros; un colectivo imaginario que, al a?ad¨ªrsele el todos, se ensancha y parece abarcar a todo el que quiera sentirse parte de ¨¦l. La frase no sugiere ninguna acci¨®n o prop¨®sito, s¨®lo evoca esa comuni¨®n abstracta dentro de la pluralidad. El eslogan de Le Pen, Por (o para) todos los franceses, en cambio, expresa un designio. El por o para transmite la intenci¨®n de hacer algo por alguien, en este caso, los franceses. En principio, todos los franceses, sin distinci¨®n. Tanto el supuesto globalismo de Macron como el presunto nativismo de Le Pen quedan as¨ª reflejados en sus respectivos lemas.
Hoy en d¨ªa la tecnolog¨ªa disponible permite analizar los discursos con enorme rapidez y agilidad, de lo cual se benefician tambi¨¦n los dise?adores de las campa?as electorales. As¨ª, podemos imaginar un sondeo espec¨ªfico en el que se les pregunta a los franceses qu¨¦ es lo que m¨¢s echan de menos en la actualidad para detectar qu¨¦ palabras repiten m¨¢s en sus respuestas. Tras dos a?os de duras medidas de distanciamiento social contra la pandemia no sorprender¨ªa que las palabras que evocan el deseo de volver a estar todos juntos proliferaran. Al mismo tiempo, la crisis social y econ¨®mica que afecta a cada vez m¨¢s ciudadanos y no hace m¨¢s que agravarse, se traducir¨ªa probablemente en referencias a la ausencia de certidumbre sobre nuestro futuro y nuestras oportunidades. Se deducir¨ªa de este an¨¢lisis que, al igual que en otras sociedades, los ciudadanos celebramos el volver a estar todos juntos, pero mirando por nuestro propio pan.
Podemos imaginar, asimismo, el recurso por parte de los dise?adores de las campa?as a programas de inteligencia artificial m¨¢s vastos, capaces de escanear miles de millones de intercambios virtuales de todo tipo entre ciudadanos franceses para averiguar qu¨¦ palabras utilizan con m¨¢s frecuencia. Quiz¨¢ resulta que, entre las palabras m¨¢s usadas, est¨¢n nosotros, todos, por y franceses y que, colocadas en diferentes combinaciones, adem¨¢s de formar frases con sentido sem¨¢ntico (y pol¨ªtico), activan un sentimiento de familiaridad en nuestros cerebros, generando una emoci¨®n positiva o de afinidad. Sabemos que en la pol¨ªtica, como en pr¨¢cticamente todas nuestras actividades, se recurre cada vez m¨¢s a los datos masivos y a la inteligencia artificial, tanto para predecir nuestros comportamientos y elecciones, como para redirigirlos en la direcci¨®n deseada.
Sigo observando los carteles y escrutando los lemas, desde esta nueva perspectiva y, de repente, me asalta cierta incomodidad. ?Y si las frases de campa?a de Macron y Le Pen no son el resultado de apasionadas discusiones entre sus respectivos asesores, sino el producto indiferente de una serie de algoritmos? ?Seguir¨ªa teniendo sentido analizarlas?
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