Primero de Mayo de 2022
La rapidez de los cambios tecnol¨®gicos obliga a los sindicatos a acelerar su aclimataci¨®n al siglo XXI
Por primera vez en 10 a?os, los sindicatos saldr¨¢n a la calle el Primero de Mayo sin reivindicar la derogaci¨®n de la reforma laboral y la de pensiones. Apenas hace unos meses que han pactado cambios profundos en la primera y echado abajo la segunda. Se han anotado dos tantos de envergadura en los que han derrochado muchos esfuerzos tras la crisis financiera. Pero afrontan tambi¨¦n desde hace a?os la revoluci¨®n tecnol¨®gica y la transici¨®n clim¨¢tica como nuevos problemas que la pandemia ha acelerado. A unos pocos han podido responder, junto con el impulso de un Gobierno comprensivo con sus posiciones: los pactos para regular el teletrabajo o la ley rider, que ha abierto un camino en la UE, est¨¢n ah¨ª.
Esto deber¨ªa ser solo el comienzo de una tarea que requiere cambios muy r¨¢pidos en unas estructuras pensadas para otros ritmos. Hay alg¨²n ejemplo de que lo intentan (UGT ha lanzado un sindicato de youtubers), pero la realidad corre mucho m¨¢s que ellos (las reivindicaciones de los riders se hicieron un hueco antes fuera de sus estructuras y las kellys de los hoteles visibilizaron su pelea por su cuenta). Y a esto tienen que responder sin perder de vista que en el futuro tambi¨¦n persisten lacras viejas. La tasa de desempleo supera el 13%. Una de cada cuatro personas trabajadoras tiene un contrato temporal, el salario m¨¢s frecuente no alcanza los 19.000 euros al a?o (1.583 euros mensuales), en el ¨²ltimo a?o han muerto 600 personas en el trabajo y la brecha salarial entre mujeres y hombres alcanza el 19%.
La transici¨®n tecnol¨®gica, la automatizaci¨®n, el teletrabajo o el uso de inteligencia artificial expondr¨¢n a millones de trabajadores a cambios inmediatos e incluso la figura del trabajador asalariado puede entrar en cuesti¨®n con el avance de las plataformas digitales. Todos estos cambios provocan desaz¨®n y, sobre todo, perdedores entre quienes no pueden adaptarse a ellos. Este es un reto al que tambi¨¦n deben responder los sindicatos, no solo los partidos pol¨ªticos, y, al igual que estos ¨²ltimos, se encuentran con que las generaciones m¨¢s j¨®venes mantienen un claro desapego ante estructuras y estrategias sindicales envejecidas y todav¨ªa mal adaptadas a los problemas del nuevo trabajo. El escepticismo puede estar justificado, pero tambi¨¦n lo est¨¢ la certidumbre democr¨¢tica de que nada mejorar¨ªa para el trabajador sin la existencia de los sindicatos. Su supervivencia depender¨¢ de que sepan mostrar que son imprescindibles para lograrlo.
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