La regla mola (si no duele)
Que se haya encontrado remedio a la disfunci¨®n er¨¦ctil, pero se siga considerando natural el sufrimiento peri¨®dico de tantas mujeres dice mucho del tipo de prioridades que tradicionalmente han movido a la ciencia
Es asombroso el nivel de desarrollo t¨¦cnico y cient¨ªfico al que ha llegado la especie humana. Estamos ni m¨¢s ni menos que a un paso de poner los pies en Marte, se est¨¢ alargando la esperanza de vida hasta edades mitol¨®gicas gracias al desarrollo de avances m¨¦dicos. Y a pesar de todo, si una mujer se planta en la consulta de un ginec¨®logo y le cuenta que tiene menstruaciones dolorosas, que pierde tanta sangre que est¨¢ para el arrastre en ¡°esos d¨ªas¡± todos los meses durante toda su vida f¨¦rtil, si se queja de malestar, tristeza, depresi¨®n y falta de claridad mental despu¨¦s de la ovulaci¨®n, la m¨¢s que probable respuesta que se encontrar¨¢ ser¨¢: es normal, todo est¨¢ bien, no hay nada que hacer. La ¨²nica soluci¨®n que se le ofrecer¨¢ ser¨¢ tomar analg¨¦sicos o anticonceptivos hormonales con sus conocidos efectos secundarios (incluyendo una nada desde?able bajada de la libido). Que se haya encontrado remedio a la disfunci¨®n er¨¦ctil, pero se siga considerando natural el sufrimiento peri¨®dico de tantas mujeres dice mucho del tipo de prioridades que tradicionalmente han movido la ciencia. Algo est¨¢ empezando a cambiar: algunas expertas ya se?alan con datos este notorio sesgo de g¨¦nero, pero de momento seguimos esperando la cura del s¨ªndrome premenstrual.
Como primera mujer de mi familia que se incorpor¨® al mundo laboral (es decir: al trabajo remunerado y no gratuito) siempre he intentado ocultar los efectos de la regla sobre mi salud, no sea que me echen por mujer, me dec¨ªa. Como feminista tengo no pocas contradicciones con este tema: me lleno la boca de lo natural que es este proceso biol¨®gico, intento rescatarlo del oscurantismo supersticioso y prejuicioso, pero me cuesta admitir los efectos negativos que tiene sobre mi bienestar y mi rendimiento profesional. Siendo asalariada, el temor siempre era el mismo: si muestras esta debilidad, siempre preferir¨¢n a un hombre. Como si el hecho de ser f¨¦rtil fuera un capricho y la reproducci¨®n de la especie algo personal que solo nos ata?e a nosotras. Al hacerme aut¨®noma tampoco es que mejorara mucho mi situaci¨®n: no creo que nadie me haya explotado tanto como lo hago yo misma y sigo luchando (y perdiendo) contra un cuerpo que se me rebela cada mes para recordarme que, por encima del trabajo, est¨¢ la vida. La nueva ley que prev¨¦ bajas por menstruaci¨®n puede suponer un logro positivo si no se convierte, de nuevo, en una excusa para la discriminaci¨®n.
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