La invencible primera persona del plural
La UE puede ser, en clave federal interna y en clave confederal externa, motor de una reformulaci¨®n del nosotros occidental
¡°Already know I, I wanna know we¡± (¡°ya conozco el yo, quiero conocer el nosotros¡±), se escucha en una canci¨®n del ¨¢lbum reci¨¦n publicado por la banda Arcade Fire. Aunque concebida en clave intimista, la frase resuena especialmente adecuada para el tiempo que vivimos en Europa. Es el caso de Finlandia, y muy probablemente Suecia, que, despu¨¦s de amplios periodos hist¨®ricos asentados en distintos matices de los conceptos de neutralidad y no alineaci¨®n, parecen encaminarse a la definitiva, completa incorporaci¨®n al nosotros occidental con la adhesi¨®n a la OTAN.
Pero hay mucho m¨¢s. Como es notorio, Ucrania, Georgia, Moldavia y media docena de pa¨ªses de los Balcanes occidentales desean en gran medida ¡ªaunque cada una con sus circunstancias y distintas intensidades¡ª la adhesi¨®n a ese nosotros occidental, en forma de UE, OTAN o ambas. Saben lo que es estar solos ¡ªconocen bien el yo¡ª y tambi¨¦n pertenecer a un nosotros sin democracia. Quieren conocer, adherirse, al nosotros democr¨¢tico.
El camino de integraci¨®n de estos pa¨ªses en las estructuras de la UE y la OTAN es complejo, y en algunos casos tan arduo que es realmente inconcebible a corto y medio plazo. Esto plantea un grave dilema: dejarlos sustancialmente en la intemperie o admitirlos en inadecuadas condiciones de preparaci¨®n en clubes con est¨¢ndares exigentes que no deber¨ªan aguarse.
Para superarlo, Emmanuel Macron ha planteado esta semana en un discurso ante el Parlamento Europeo una propuesta interesante, la de una confederaci¨®n europea, una entidad pol¨ªtica diferente de la UE, que podr¨ªa permitir afianzar lazos con pa¨ªses externos a la Uni¨®n m¨¢s fuertes que los que actualmente se construyen a trav¨¦s de las pol¨ªticas de vecindad, pero que no lleguen hasta la amplitud de elementos que supone una adhesi¨®n.
El presidente franc¨¦s apunt¨® posibles ¨¢mbitos de desarrollo de esta nueva entidad: ¡°Esta nueva organizaci¨®n europea permitir¨ªa a las naciones europeas democr¨¢ticas que se adhieren a nuestro conjunto de valores encontrar un nuevo espacio de cooperaci¨®n pol¨ªtica, de seguridad, de cooperaci¨®n en materia de energ¨ªa, de transporte, de inversiones, de infraestructuras y de circulaci¨®n de personas, especialmente de nuestros j¨®venes¡±. La idea es inteligente. Es preciso explorar con urgencia las posibilidades de esta tercera v¨ªa entre semipar¨¢lisis y membres¨ªa de pleno derecho.
He aqu¨ª pues un importante camino de reformulaci¨®n de la primera persona del plural occidental. Un camino que se suma a la necesaria evoluci¨®n interna de las estructuras existentes de la UE: el federalismo pragm¨¢tico y basado en valores del que habl¨® Mario Draghi como br¨²jula para reformar la UE, abri¨¦ndose a una reforma de los tratados. Una semana despu¨¦s, Macron aval¨® esa disposici¨®n a la reforma de los textos fundamentales incidiendo, como el italiano, en la necesidad de reducir las materias sometidas a unanimidad, avance que es la clave de b¨®veda de esa larga marcha federalista. El Gobierno alem¨¢n tiene en su pacto de coalici¨®n una clara referencia a su adhesi¨®n a esa visi¨®n federal.
Entre la clave federal interna y la confederal externa, y con la sensaci¨®n de una importante convergencia pol¨ªtica en las principales capitales, parecemos dirigirnos hacia cambios importantes. En ellos habr¨¢ que mantener un sano realismo acerca de la situaci¨®n global y una n¨ªtida conciencia del valor de ese nosotros.
Realismo con respecto a que, m¨¢s all¨¢ de las potencias antag¨®nicas, Occidente afronta un sentimiento de desconfianza muy extendido en el mundo, en parte por graves errores hist¨®ricos; ha habido y hay divisiones internas, y falta de voluntad o capacidad para enderezar serios problemas. Pero conviene no olvidar la conciencia de la naturaleza aut¨¦nticamente formidable de lo construido en estas d¨¦cadas. La UE es una admirable fuente de paz, derecho y prosperidad fundada en una asombrosa confluencia de naciones sin parang¨®n en la historia. La OTAN es una alianza defensiva que aglutina m¨¢s de un 40% del PIB mundial y m¨¢s de la mitad del gasto militar global. Junto con socios muy estrechos como Jap¨®n, Australia o Corea del Sur se configura un nosotros de rasgos impresionantes.
Se puede ser muy felices solos en la vida. Pero las uniones bien perfiladas y basadas en valores compartidos y el respeto de derechos y libertades tienen un inigualado potencial para ser manantiales de fuerza y progreso. No es un caso que ni China ni Rusia dispongan de alianzas ni siquiera remotamente comparables. Los valores son el col¨¢geno diferencial. Vivimos un tiempo de cambios profundos y r¨¢pidos. Toca reconfigurar nuestra primera persona del plural para adaptarla a este tiempo, fieles a esos valores. Desde la conciencia de sus fallos, y de sus asombrosos logros y fortalezas.
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