Repensar la salida a la crisis
La inflaci¨®n pide f¨®rmulas m¨¢s contundentes de intervenci¨®n en lugar de prolongar las medidas paliativas de marzo
Si se confirma el dato adelantado de inflaci¨®n para mayo, supone un jarro de agua fr¨ªa para Espa?a y para la eurozona, que ha visto c¨®mo las medidas tomadas para frenar el precio de los productos energ¨¦ticos no han tenido el efecto deseado en ninguno de los pa¨ªses que las han puesto en marcha. Adicionalmente, la escalada de precios de la energ¨ªa ha acelerado su traslaci¨®n al resto de la cadena de suministros. De esta manera, la inflaci¨®n subyacente, aquella que no tiene en cuenta los precios de los alimentos frescos y los productos energ¨¦ticos, alcanzaba el 4,9% en Espa?a y el 3,8% en el caso de la zona del euro, muy lejos ambos del objetivo de estabilidad del 2%. Se trata de una situaci¨®n sin precedentes en la historia reciente, que, aun pudiendo ser transitoria, tal y como prev¨¦n los organismos internacionales y la propia Comisi¨®n Europea, apunta a una agudizaci¨®n de las dificultades econ¨®micas durante la primavera.
Ante este agravamiento, y a la espera de la reacci¨®n del Banco Central Europeo, que tiene la dif¨ªcil tarea de controlar los precios sin perjudicar la recuperaci¨®n econ¨®mica, urge reconsiderar las medidas de pol¨ªtica econ¨®mica tomadas hasta la fecha. El alivio temporal que supuso la puesta en marcha de mecanismos de bonificaci¨®n de los combustibles ha sido ya absorbido por el mercado, afectando de nuevo a los precios del transporte y, con ellos, a todos los bienes y servicios. En su momento, estas medidas, regresivas y parciales, eran entendibles por la urgencia de actuar con agilidad, y por la dificultad t¨¦cnica y temporal de desplegar actuaciones m¨¢s focalizadas. Las bajadas de impuestos no hubieran tenido tampoco el efecto deseado; bien al contrario, podr¨ªan haber sido contraproducentes. Pero tres meses m¨¢s tarde, y con la rebaja de expectativas en los cambios de la factura el¨¦ctrica, es imprescindible revisar los planes adoptados. De lo contrario, y pese al fuerte crecimiento que se prev¨¦ todav¨ªa para este a?o, el malestar de trabajadores y consumidores no dejar¨¢ de crecer al ver su poder adquisitivo recortado y sin visos de mejora a corto plazo, m¨¢s a¨²n cuando las subidas de tipos del BCE se dejar¨¢n sentir en aquellos hogares con hipotecas. En estas circunstancias, y pese al fracaso del primer intento, el pacto de rentas resulta cada d¨ªa m¨¢s inaplazable.
Nadie cree que sea f¨¢cil, porque se trata de repartir m¨¢s justamente los costes de una situaci¨®n sobrevenida por la guerra en Ucrania, por la dependencia europea del gas y el petr¨®leo rusos y por los cambios que est¨¢ sufriendo la econom¨ªa global. Esa situaci¨®n ha provocado que los aumentos de costes se hayan trasladado a los precios de las importaciones. Pero hay evidencias m¨¢s que suficientes de que la inflaci¨®n est¨¢, sobre todo, afectando a los m¨¢s d¨¦biles, como bien ha se?alado recientemente el Banco de Espa?a. Activar medidas contundentes de ahorro en la factura energ¨¦tica, como se propuso en el pasado reciente, y centrar toda la actuaci¨®n del Estado en los m¨¢s afectados por la subida de precios deber¨ªan ser los pilares de una pol¨ªtica econ¨®mica que no se contente con extender las medidas paliativas aprobadas en marzo y esperar a que amaine el temporal. Todo indica que, para cuando llegue la calma, la quiebra social, el descontento y la desafecci¨®n puedan ser irremediables, si no se act¨²a antes.
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