Una OTAN m¨¢s europea
La convulsi¨®n que ha causado Putin fortalece a la Alianza Atl¨¢ntica pero la UE debe buscar una nueva relevancia en ella
Occidente est¨¢ inmerso en un cambio de ciclo hist¨®rico que afecta a m¨²ltiples ¨¢mbitos y necesariamente tambi¨¦n a la OTAN, que celebra su cumbre en Madrid con presencia de delegaciones de 40 pa¨ªses. De ser una organizaci¨®n que hab¨ªa entrado en la irrelevancia o manten¨ªa una funci¨®n muy secundaria, la invasi¨®n de Ucrania por Putin el 24 de febrero le ha restituido el sentido originario de su funci¨®n como alianza militar y ha reforzado su objetivo de defensa disuasoria. La analog¨ªa con la Guerra Fr¨ªa mantiene solo en parte su vigencia hoy: la disuasi¨®n como objetivo se combina con la preparaci¨®n para una eventual defensa porque la guerra actual se desarrolla en la frontera este de Europa. Por eso la OTAN busca reforzar su flanco oriental con una fuerza de intervenci¨®n r¨¢pida de 300.000 soldados (en vez de los actuales 40.000). En el aire queda la pregunta sobre el estado exacto de preparaci¨®n de las tropas y los medios econ¨®micos necesarios para desplegarlas.
La cumbre est¨¢ destinada a revisar el concepto estrat¨¦gico de la Alianza y cambiar de forma sustancial el papel de socio que adquiri¨® la Federaci¨®n Rusa en la cumbre de Lisboa de 2010 por el de un enemigo directamente amenazante en 2022. A la vez, se?ala un ¨¢mbito de atenci¨®n que desborda el continente europeo y alcanza hasta China, calificada como una amenaza sist¨¦mica y a largo plazo. Sin embargo, conviene no perder de vista lo que Francia ha subrayado: el ¨¢rea de actuaci¨®n de la organizaci¨®n es la zona euroatl¨¢ntica y es ah¨ª donde debe seguir concentrada.
El incremento del gasto en defensa de los pa¨ªses socios alcanzar¨¢ niveles desconocidos hasta ahora, y todos han asumido ese compromiso ante el belicismo de Putin. Dos pa¨ªses militarmente relevantes como Finlandia y Suecia est¨¢n dispuestos ya a incorporarse a una entidad que se proyecta al mundo como alianza de democracias. La negociaci¨®n con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan era clave y ha acabado levantando su veto, a pesar de que sus modos de gobierno se acercan cada vez m¨¢s a autocracias inequ¨ªvocas como las de Vlad¨ªmir Putin y Xi Jinping. A efectos pr¨¢cticos, la OTAN ya se ha reforzado y ha avanzado hacia el Este y en los espacios mar¨ªtimos b¨¢ltico y ¨¢rtico para contrarrestar los designios con los que Mosc¨² lanz¨® sus tropas a la guerra. Pero debe repensar tambi¨¦n su presencia en el Sur, no solo en relaci¨®n con su asociaci¨®n con la Uni¨®n, sino con los pa¨ªses y organizaciones del norte de ?frica y de Oriente Pr¨®ximo.
El futuro de la OTAN no puede plantearse hoy sin que la UE tenga en ella una mayor relevancia. Las preocupaciones ante un eventual regreso a la Casa Blanca de Donald Trump o de un republicano trumpista refuerzan la expectativa de un creciente papel de Europa en la Alianza. El apoyo armament¨ªstico y las multimillonarias ayudas econ¨®micas que EE UU ha proporcionado a Ucrania confirman la dependencia de Europa del paraguas de seguridad que ofrece Washington. Esta evidencia deber¨ªa empujar a la Uni¨®n a tomar conciencia de la necesidad de reforzar sus propias capacidades en defensa: el futuro posicionamiento de la OTAN tanto en el Sur como en el Este pide de los pa¨ªses europeos y de la misma UE la apuesta por un nuevo protagonismo.
Para la sociedad espa?ola, la celebraci¨®n de esta cumbre ratifica una nueva actitud hacia la Alianza, un estrecho compromiso con la defensa y una recuperaci¨®n del impulso de su pol¨ªtica exterior. Pese a la presencia minoritaria de posiciones contrarias a la OTAN en la izquierda, la regresi¨®n totalitaria de la Rusia de Putin y su actuaci¨®n criminal en Ucrania no deja apenas espacio para las dudas sobre sus aliados atl¨¢nticos y la urgencia de una defensa europea.
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