Inflaci¨®n y bienestar
El Gobierno debe ofrecer paliativos para compensar la subida de precios, pero no a todos, sino, sobre todo, a quienes no llegan a fin, ni a medio, mes
Cuando el pasado martes los bancos ca¨ªan en bolsa un 5% tras el nuevo impuesto a las entidades financieras anunciado por Pedro S¨¢nchez, record¨¦ el viejo dicho sueco: la bolsa cae el d¨ªa que los socialdem¨®cratas ganan las elecciones y crece el resto del a?o.
La subida tributaria que propone S¨¢nchez se puede criticar desde varios ¨¢ngulos. Por las formas, al no estar consensuada con sus socios, tanto parlamentarios como de Gobierno (lo cual es inaudito). Y por las consecuencias, ya que, dado que los consumidores no podemos prescindir ni de la electricidad ni de los bancos, acabaremos pagando parte del impuesto. Pero eso no es necesariamente malo, porque la subida de impuestos cumple con un objetivo pol¨ªtico fundamental en estos momentos: tener recursos para responder a la inflaci¨®n con pol¨ªticas redistributivas. Y la clave es ver c¨®mo se desarrollar¨¢n estas.
Por un lado, el Gobierno tiene una labor herc¨²lea, reducir una de las inflaciones m¨¢s altas de la zona euro con una de las balanzas fiscales m¨¢s desequilibradas. Por el otro, tiene a mano dos oportunidades hist¨®ricas, aliviar significativamente la carga de esta crisis para los m¨¢s desfavorecidos y reestructurar el Estado de bienestar espa?ol. Como corresponde a uno de los gobiernos m¨¢s de izquierdas de la historia reciente de Occidente, debe ofrecer paliativos para compensar la subida de precios, pero no a todos, sino, sobre todo, a quienes no llegan a fin, ni a medio, mes. Esperemos que en las pr¨®ximas semanas haya una progresiva focalizaci¨®n de las ayudas en esas personas, sustituyendo las barras libres de gasolina (con los descuentos indiscriminados al litro de carburante) o de electricidad (con la reducci¨®n del IVA a la luz) por subsidios directos, como cheques, a quien realmente lo necesita.
Adem¨¢s, la experiencia de los a?os setenta y ochenta nos ense?a que la inflaci¨®n puede apuntalar el Estado de bienestar de forma indirecta. La universalizaci¨®n de la educaci¨®n y de la sanidad gratuita fue una forma de pagar, en servicios p¨²blicos de calidad, a una clase trabajadora que hab¨ªa perdido poder adquisitivo por la moderaci¨®n salarial en un entorno inflacionista. Ahora podr¨ªamos hacer lo mismo con los pilares de bienestar que faltan por mejorar en nuestro pa¨ªs: educaci¨®n infantil desde los 0 a?os, cuidados a dependientes o alquiler social. No hay inflaci¨®n que por bienestar no venga. @VictorLapuente
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