La viruela del mono
La decisi¨®n de la OMS de recomendar yugular la propagaci¨®n del virus es correcta aunque llegue a sociedades hartas de restricciones
La viruela del mono reviste poca gravedad, pero solo en tres meses se ha propagado por 75 pa¨ªses, causando 16.500 casos. Esto es diferente de los brotes locales y limitados que el virus, siempre procedente de ?frica, hab¨ªa provocado antes. Por leve que resulte la enfermedad, la expansi¨®n del agente infeccioso debe detenerse: nadie quiere que se haga end¨¦mico en pa¨ªses que hasta ahora permanec¨ªan libres de ¨¦l. Adem¨¢s, esta versi¨®n del virus muta m¨¢s que las anteriores, y ser¨ªa un error darle la oportunidad de hacerlo hacia una forma m¨¢s agresiva o letal. Con la declaraci¨®n de emergencia internacional, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) pretende empujar a los gobiernos a abandonar una cierta pasividad en la que han ca¨ªdo, como si la pandemia del coronavirus los hubiera vacunado de lo que suene a restricciones, operaciones de concienciaci¨®n o campa?as de vacunaci¨®n. Es hora de despertar.
La principal medida asociada a la emergencia sanitaria es restringir los viajes ¡ªde cualquier tipo, incluidos los internacionales¡ª a cualquier persona que muestre signos de la enfermedad o haya tenido contacto con un positivo confirmado. Con un brote que se ha extendido por 75 pa¨ªses en un tiempo r¨¦cord, esta medida es de sentido com¨²n, pero no se ha aplicado. Otra es vigilar a los animales que pueden transmitir la enfermedad, como las ratas y otros mam¨ªferos peque?os. Los pobres monos son una v¨ªctima m¨¢s, pese a que han puesto el nombre a la enfermedad. Dirigir la atenci¨®n a los animales es una buena idea en general, pues todo virus emergente proviene de ellos. Y la tercera medida es aumentar la producci¨®n de vacunas y antivirales.
La mayor¨ªa de los casos iniciales se han dado en hombres que practican sexo con frecuencia con distintos hombres, lo que ha llevado a algunas voces a acusar a los m¨¦dicos y cient¨ªficos que investigan el brote de estigmatizar a los homosexuales. Una acusaci¨®n infundada porque los expertos deben identificar las fuentes m¨¢s probables de contagio precisamente para proteger a las poblaciones en situaci¨®n de riesgo. Los estigmas se crean por el uso sensacionalista e interesado de los datos y evitarlo es responsabilidad de los medios de comunicaci¨®n. Sea como sea, cualquier ciudadano est¨¢ expuesto, como demuestra el contagio de 12 clientes en un negocio de tatuajes de San Fernando, C¨¢diz.
La emergencia decretada por la OMS no ser¨¢ un paseo triunfal. Despu¨¦s de dos a?os de pandemia de la covid-19, hay cansancio de virus y de medidas restrictivas. No faltar¨¢n quienes vuelvan a esgrimir la libertad y el valor terap¨¦utico de la ignorancia para resistirse a la m¨ªnima vigilancia. Incluso el comit¨¦ de expertos que asesora a la OMS est¨¢ dividido. Pero intentar yugular la propagaci¨®n del virus parece la decisi¨®n razonable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.