La intimidaci¨®n de China
Las maniobras militares de Pek¨ªn cerca de Taiw¨¢n trascienden los l¨ªmites de la protesta diplom¨¢tica por la visita de Pelosi
La crisis desatada tras la visita esta semana de la presidenta de la C¨¢mara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiw¨¢n ha tardado apenas unas horas en derivar en una vol¨¢til y peligrosa situaci¨®n econ¨®mico-militar en la que los actores implicados ya no son solo el r¨¦gimen de Pek¨ªn y la isla independiente de facto, sino EE UU y sectores estrat¨¦gicos de la econom¨ªa mundial. A las agresivas actividades militares chinas alrededor de Taiw¨¢n se ha unido una preocupante escalada de medidas punitivas de car¨¢cter econ¨®mico.
El r¨¦gimen comunista anunci¨® el viernes la suspensi¨®n sine die de las reuniones militares al m¨¢s alto nivel con EE UU y la congelaci¨®n de la cooperaci¨®n en cuestiones como la protecci¨®n del medio ambiente, la lucha contra el tr¨¢fico de drogas, delitos internacionales, repatriaci¨®n de inmigrantes irregulares y asistencia judicial. Tambi¨¦n avanz¨® sanciones econ¨®micas contra Pelosi y sus familiares. Joe Biden, quien no estaba de acuerdo con la visita de Pelosi a Taiw¨¢n, se ve as¨ª arrastrado a un importante conflicto estrat¨¦gico que confirma sus temores de que Pek¨ªn utilizara la presencia de la pol¨ªtica dem¨®crata en la isla como excusa para exhibir su prop¨®sito reunificador.
Pero es en el frente militar donde est¨¢n saltando todas las alarmas. En apenas horas, China puso en marcha unos ejercicios navales con fuego real y sin precedentes. No se ha interrumpido oficialmente el tr¨¢fico de buques en una zona crucial para la cadena de suministros mundial pero la realidad es que se ha visto disminuido y es causa obvia de desestabilizaci¨®n de las rutas. Nav¨ªos chinos hab¨ªan disparado hasta ayer al menos 11 misiles bal¨ªsticos, cuatro de los cuales sobrevolaron la capital de Taiw¨¢n, Taipei, en una demostraci¨®n de fuerza desproporcionada y temeraria. Adem¨¢s, cinco de los proyectiles lanzados impactaron en la zona mar¨ªtima econ¨®mica exclusiva de Jap¨®n. Tanto aviones como buques de guerra chinos han cruzado el l¨ªmite de facto con Taiw¨¢n, generando situaciones donde cualquier incidente puede tener consecuencias impredecibles.
La crisis amenaza con golpear duramente la ya renqueante econom¨ªa mundial. La advertencia de Mark Liu, presidente de TSMC, el mayor fabricante de procesadores del mundo, sobre la posibilidad de que se vea obligado a suspender su producci¨®n si la situaci¨®n se agrava, deja en el aire una incertidumbre nada remota. La compa?¨ªa taiwanesa es el motor de la industria de los circuitos integrados, controla el 54% del mercado mundial y necesita acceso a materias primas, componentes de hardware y herramientas de ingenier¨ªa para poder producir. Su paralizaci¨®n supondr¨ªa un frenazo en cadena de innumerables compa?¨ªas en todo el planeta.
La prepotencia exhibida por Xi Jinping no parece destinada de momento a invadir Taiw¨¢n pero s¨ª a mostrar de forma rotunda que sus aspiraciones sobre la isla siguen intactas. Podr¨ªamos estar ante el primer ensayo del m¨¦todo de acoso futuro: antes estrangulamiento econ¨®mico que invasi¨®n militar, t¨¦cnicamente muy dif¨ªcil. El arriesgado apoyo que Pelosi transmiti¨® a la independencia de Taiw¨¢n se ha convertido en una fuente de inquietud para la isla pero el despliegue militar chino muestra una desproporci¨®n cercana a la del vecino mat¨®n e insensible al riesgo de una conflagraci¨®n militar que ni China ni Estados Unidos ni el resto del mundo desean.
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