La ciudad quiere pesta?as
Ahora que somos las estrellas abrasadas de una velocidad bella, incendiaria, iluminadora y adictiva, lo verdaderamente moderno es repensar los toldos, pabellones, p¨¦rgolas y marquesinas
Dicen que el primer toldo apareci¨® en la Expo Universal del Par¨ªs de 1889. Nadie se acuerda, porque fue el a?o de la Torre Eiffel y del Palacio de las M¨¢quinas de Contamin y Dutert. Como el Palacio de Cristal de Joseph Paxton, las dos estrellas de la feria ven¨ªan a demostrar la superioridad de la ingenier¨ªa sobre las bellas artes y la potencia ornamental de los nuevos materiales b¨¦licos en el anticuado mundo de la arquitectura. Fue el poeta fascista Marinetti quien mejor entendi¨® su verdadera naturaleza. ¡°Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva¡±, dice su Manifiesto Futurista, ¡°la belleza de la velocidad¡±.
La velocidad era moderna. Le Corbusier declar¨® que los materiales de la planificaci¨®n urbana ser¨ªan, en este orden y jerarqu¨ªa, cielo, espacio, ¨¢rboles, acero y cemento. Pero tambi¨¦n dijo que, con el tiempo, el arquitecto se equivoca y la vida siempre tiene raz¨®n. Hoy reconocer¨ªa la desigual redistribuci¨®n del cielo, el espacio y el arbolado urbano, e incluir¨ªa algo m¨¢s entre acero y cemento, capaz de bajar la temperatura de los dos.
En un d¨ªa de calor, la acera expuesta al sol directo puede subir hasta 32¡ãC por encima de la temperatura ambiente, mientras que una acera en sombra permanece a temperatura ambiental. El combustible de los coches aparcados en la acera caliente se evapora, liberando gases de efecto invernadero que calientan m¨¢s la ciudad. Los edificios sufren el mismo efecto, acelerado por la creciente densidad de poblaci¨®n que se refugia en las casas, tiendas, cafeter¨ªas y oficinas con aire acondicionado en lugar de salir a pasear. El aire acondicionado aumenta en m¨¢s de un grado la temperatura ambiente, pero eso no es lo m¨¢s grave. El escenario m¨¢s optimista indica que la temperatura global superar¨¢ los 1,5?¡ãC de temperatura sobre niveles preindustriales durante las pr¨®ximas d¨¦cadas, con olas de calor m¨¢s intensas. Y la era de electricidad barata que facilit¨® el imperio del aire acondicionado est¨¢ a punto de acabar.
En los a?os sesenta y setenta, las ciudades m¨¢s calientes de Espa?a empezaron a proteger sus casas con grandes toldos verdes. Con el material y la distribuci¨®n adecuada, una hilera de toldos es capaz de bajar hasta 10 grados la temperatura de un edificio, sin aumentar la de sus alrededores ni disparar el consumo de la luz. Con los a?os y las burbujas, el toldo verde ha ido reemplazando al verde de barrio alto, a las filas de ¨¢rboles y setos, a las celos¨ªas y contraventanas de madera de verdad. Y ha sido despreciado como la est¨¦tica de barrio obrero. Entonces no eran lo moderno. Ahora que somos las estrellas abrasadas de esa velocidad bella, incendiaria, iluminadora y adictiva, lo verdaderamente moderno es repensar el toldo y tambi¨¦n los pabellones, p¨¦rgolas y marquesinas. Son las tecnolog¨ªas m¨¢s inclusivas de la ciudad.
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