Los impacientes
TikTok ejemplifica la nueva brecha entre generaciones en las rutinas para buscar informaci¨®n en el mundo digital
Para los terr¨ªcolas que han vivido una parte de su vida sin internet, Google ser¨¢ siempre san Google. La visita al recuadro blanco que Google invita a rellenar con un t¨¦rmino de b¨²squeda en su p¨¢gina de inicio es, a menudo, el kil¨®metro cero de un viaje so?ado, de un nuevo trabajo, de los primeros datos sobre esa enfermedad que se ha presentado en casa, de la elecci¨®n del colegio de los hijos, del reencuentro con viejos amigos, con viejos amores... El relato de nuestra vida tiene y tendr¨¢ inevitablemente pedacitos de un motor de b¨²squeda.
El buen y viejo Google contin¨²a presidiendo la lista de las p¨¢ginas web m¨¢s populares del mundo, pero en estos tiempos cambiantes y convulsos tampoco esta realidad resulta tan contundente. Las rutinas para buscar informaci¨®n en los entornos digitales est¨¢n experimentando una profunda transformaci¨®n de la mano de las redes sociales, y de esta forma se va delineando una nueva brecha generacional.
Lo reconoci¨® recientemente el propio vicepresidente s¨¦nior de Google, Prabhakar Raghavan, durante las sesiones del evento tecnol¨®gico Fortune¡¯s Brainstorm Tech. ¡°En nuestros estudios, algo as¨ª como casi el 40% de los j¨®venes, cuando buscan un lugar para almorzar no van a Google Maps ni a la b¨²squeda¡±, coment¨®. ¡±Van a TikTok o Instagram (...). Las consultas que hacen son completamente diferentes (¡). Estos usuarios no tienden a escribir palabras clave, sino que buscan descubrir contenido de formas nuevas y m¨¢s inmersivas¡±.
Los usuarios tradicionales de internet damos por buena la inversi¨®n del tiempo que dedicamos a examinar los resultados de una b¨²squeda en Google, desplazando hacia abajo nuestro rat¨®n o nuestro dedo por la pantalla. Y nos detenemos a leer el contenido de nuestra b¨²squeda porque la palabra escrita es nuestro lenguaje de comunicaci¨®n natural. Todo esto salta por los aires, seg¨²n el an¨¢lisis de Raghavan, con las j¨®venes generaciones, que han crecido amamantadas en los tres grandes nutrientes de la cultura de las redes sociales: la impaciencia, la posibilidad de interacci¨®n y el audiovisual como lenguaje preferente. Esta es la mutaci¨®n generacional que abre paso a la irrupci¨®n de los v¨ªdeos cortos como la respuesta adaptada a las necesidades de informaci¨®n para millones de j¨®venes. TikTok, que empez¨® siendo la red social donde la gente baila, se ha convertido hoy en un acorazado impulsado por un potente algoritmo de recomendaci¨®n donde es f¨¢cil quedar atrapado en el consumo compulsivo de piezas ¨¢giles, frescas, llenas de filtros, efectos, gr¨¢ficos o m¨²sica en las que se mezclan cuestiones de actualidad, tutoriales, bromas, estilismos o testimonios. Y bailes, claro.
Convendr¨ªa plantear, en este contexto, si los v¨ªdeos breves constituyen una fuente de informaci¨®n suficiente y, sobre todo, fiable. Con sus 1.023 millones de usuarios, de los que m¨¢s de la mitad no llegan a los 29 a?os, TikTok es, por su capacidad de viralizaci¨®n e influencia entre los j¨®venes, uno de los escenarios preferentes de la desinformaci¨®n.
Los responsables de la plataforma tratan de contener el tsunami de bulos, montajes y manipulaciones que terminan por impactar en el coraz¨®n de los procesos electorales y de la vida pol¨ªtica. Son recientes casos como los de Filipinas o Estados Unidos donde, de cara a los comicios de medio mandato del pr¨®ximo noviembre, los responsables de TikTok han prohibido la publicidad pol¨ªtica, recurrido a organismos de verificaci¨®n y creado un canal propio con informaci¨®n electoral.
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