Capit¨¢n, apenas es mi¨¦rcoles
Las redes sociales nos permiten expresar con todas nuestras fuerzas lo en desacuerdo que estamos con un sistema cuyo coraz¨®n son esas mismas redes
En la imagen aparece el capit¨¢n Haddock acodado en una barra. Tiene ojeras y parece agotado. Ha pedido una jarra de cerveza, que tiene a su lado y que se est¨¢ bebiendo Mil¨², el m¨ªtico fox terrier de Tint¨ªn. El capit¨¢n no logra atender ni a su bebida; se encuentra exhausto. Con un ¨²ltimo aliento, se dirige a Tint¨ªn, que est¨¢ a su derecha. ¡°?Qu¨¦ semana, eh!¡±, alcanza a decir. Y Tint¨ªn le responde: ¡°Capit¨¢n, apenas es mi¨¦rcoles¡±. Pues bien, esta vi?eta se publica id¨¦ntica cada semana en la cuenta de Twitter @ApenasMi¨¦rcoles. La cuenta en cuesti¨®n, que suma m¨¢s de 40.000 seguidores, solo sigue a tres personas. Cuelga siempre la misma imagen y nunca hace el menor comentario al respecto. Sin embargo, cada vez que publica acumula miles de me gusta.
Evidentemente, se trata de una cr¨ªtica perfecta al sistema de trabajo en el que vivimos inmersos. Los comentarios dicen cosas como ¡°me representa¡±, ¡°ya falta menos para que llegue el viernes¡± o ¡°cada semana que veo esta imagen me identifico y me da mucha risa, porque as¨ª estoy yo¡±. Claro que no todos los mi¨¦rcoles resultan iguales. Est¨¢n tambi¨¦n los mi¨¦rcoles de agosto, los de descanso¡ Esos en los que pensamos qui¨¦nes seremos despu¨¦s de las vacaciones, c¨®mo vamos a hacer para vivir mejor, para no caer en la rueda de la rutina, del estr¨¦s, para que el tiempo de la productividad no se nos cuele (otra vez) en el alma... Pero, en realidad, pronto volveremos a la rutina, y esta cuenta de Twitter genial nos estar¨¢ esperando. Entonces, un d¨ªa, de nuevo agotados diremos eso de ¡°?Qu¨¦ semana, eh!¡± Y alguien nos susurrar¨¢ al o¨ªdo: ¡°Apenas es mi¨¦rcoles¡±.
Confieso que admiro esta cuenta y que me roba la sonrisa cada vez que me la encuentro. Hay tanta comprensi¨®n y empat¨ªa en la vi?eta, en ese D¨ªa de la Marmota en que vivimos inmersos durante tantos meses al a?o... Sin embargo, ahora que lo pienso con la firme voluntad de hacer las cosas de otro modo, reconozco que me asombra la desproporci¨®n entre el nivel de reproche y la baja capacidad de respuesta que destila esta cr¨ªtica humor¨ªstica que abanderamos tantas veces como trabajadores y como ciudadanos. Es como si nos estuvi¨¦ramos acostumbrando a protestar, a lamentar y, al mismo tiempo, a obedecer. Como si la queja o el lamento se hubieran convertido en una forma de identidad y como si no pudi¨¦ramos hacer nada para cambiar de vida o para enfrentarnos de alguna manera a lo que nos pasa.
A veces, parece que el ingenio pudiera neutralizar la desgracia. Un poco como cuando leemos un libro hermoso sobre una gran tragedia. ?Qu¨¦ resulta m¨¢s fuerte al terminarlo, la calidad del libro o el horror? ?Hasta qu¨¦ punto podemos considerar bello algo que se ha hecho a expensas de la muerte o la tragedia? ?Puede una cr¨ªtica mantenida en el tiempo seguir siendo subversiva o, por el contrario, se convierte en una forma m¨¢s de resignaci¨®n? Es dif¨ªcil responder a estas preguntas, pero sospecho que en el fondo de nosotros mismos podr¨ªamos hacerlo con total certeza.
Al final, resulta que las redes sociales nos dan la oportunidad de expresar con todas nuestras fuerzas lo en desacuerdo que estamos con el sistema. Pero, al mismo tiempo, esas redes son el coraz¨®n del sistema que criticamos. Y as¨ª es como se construye la identidad de quien lo ¨²nico que puede hacer con su vida es aceptarla y no cambiarla. ¡°Vaya a?o llevamos, eh¡±, me digo. ¡°Y eso que apenas es agosto¡±. Un solo prop¨®sito me pido para el regreso: ¡°Dejar de aceptarlo todo¡±.
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