Liz Truss, una candidata cervantina
El discurso de la aspirante a liderar el Partido Conservador no aporta nada de la solidez que tanto necesita la pol¨ªtica y la econom¨ªa del Reino Unido en estos momentos
En los pr¨®ximos d¨ªas, unos 150.000 militantes del Partido Conservador brit¨¢nico elegir¨¢n a su nuevo l¨ªder y, por tanto, al pr¨®ximo primer ministro del Reino Unido. El electorado tory es altamente exclusivo: la mayor¨ªa de los votantes son blancos acomodados de clase media, que viven en los centros urbanos de Inglaterra y tienen una edad media superior a los 60 a?os. El d¨¦ficit democr¨¢tico es evidente y, peor a¨²n, el debate entre los dos candidatos rivales, Liz Truss y Rishi Sunak, ha dejado al descubierto algunos fallos importantes en el discurso de la pol¨ªtica brit¨¢nica.
Seg¨²n todas las encuestas, la ganadora m¨¢s probable ser¨¢ Truss, la actual ministra de Asuntos Exteriores, que deber¨¢ estar preparada para afrontar algunos problemas muy profundos. El crecimiento en la econom¨ªa brit¨¢nica se ha estancado durante la ¨²ltima d¨¦cada y, seg¨²n las previsiones de la OCDE, se situar¨¢ entre las peores de entre todos los pa¨ªses del G-20 el a?o que viene. El nivel de inversi¨®n en Investigaci¨®n y Desarrollo es lamentable, con la consecuencia inevitable de que muchas empresas del Reino Unido son menos productivas y competitivas en los mercados internacionales. La desigualdad entre regiones y generaciones sigue creciendo de forma alarmante. Como en Espa?a, la posibilidad de comprar una vivienda digna ya es imposible para muchos brit¨¢nicos, en concreto los j¨®venes: en los a?os noventa el precio de una vivienda era un m¨²ltiplo de cuatro veces el salario medio y hoy en d¨ªa es un m¨²ltiplo de 10 veces el salario medio. Y, por supuesto, las promesas irreales que se hicieron sobre los beneficios del Brexit no se han materializado nunca.
Pero lejos de hacer una campa?a con una estrategia arraigada en los problemas acuciantes de los ciudadanos, y con soluciones factibles para el futuro, la plataforma de Truss est¨¢ aferrada a algunas ilusiones del pasado o centrada en mensajes claramente populistas. Entre otras propuestas, Truss ha insistido en que el champ¨¢n se venda mejor en pintas (medida imperial, no m¨¦trica), que la gente consuma m¨¢s queso brit¨¢nico (y no franc¨¦s) y que la BBC exprese opiniones m¨¢s patri¨®ticas.
En consecuencia, Truss se ha convertido en la Quijote de la campa?a con un programa que, con mucha frecuencia, es el equivalente pol¨ªtico a luchar contra molinos de viento. Estas distracciones quijotescas pueden servir para alimentar la nostalgia de los militantes del partido tory, pero no har¨¢n nada para abordar los problemas que el Reino Unido debe afrontar en el siglo XXI. Y a medida que la elecci¨®n entra en la recta final, la distancia entre el discurso de Truss y la crisis a la que se enfrenta el pa¨ªs se hace m¨¢s irreal.
El reto inmediato y urgente para muchos brit¨¢nicos no es el champ¨¢n, el queso o la BBC, sino simplemente llegar a fin de mes sin que su cuenta bancaria entre en n¨²meros rojos. Como en otros pa¨ªses, el Reino Unido se ha visto muy afectado por la dram¨¢tica subida del precio de la energ¨ªa, y se estima que la factura de la luz para una vivienda familiar subir¨¢ el equivalente a 5.000 euros al a?o. Los precios de otros productos, especialmente los alimentos, han subido tambi¨¦n de forma dram¨¢tica y el Banco de Inglaterra calcula que la elevada tasa de inflaci¨®n no bajar¨¢ hasta el oto?o de 2023. Los expertos advierten ahora de que para muchas familias el coste adicional de la luz, la comida y el transporte las empujar¨¢ a la pobreza y que debe adoptarse ahora un plan de emergencia para evitar un cataclismo financiero.
Sin embargo, lejos de desarrollar propuestas intervencionistas para suavizar los efectos de la crisis que se avecina, Truss ha optado por seguir las pol¨ªticas m¨¢s neoliberales: recorte de impuestos y minimizar el papel del Estado. Se calcula que sus propuestas de recortes fiscales dejar¨ªan un agujero de unos 40.000 millones de libras (poco m¨¢s de 47.000 millones de euros) en las cuentas del Estado y la candidata no ha ofrecido ninguna explicaci¨®n coherente de d¨®nde saldr¨¢ ese dinero. Sin pelos en la lengua, un veterano peso pesado del partido tory como Kenneth Clark, exministro de Econom¨ªa, ha criticado la propuesta de una forma contundente. ¡°La idea simplista de que los recortes de impuestos se traducir¨¢n en crecimiento econ¨®mico es un disparate¡±, ha dicho Clark, que ha a?adido que las pol¨ªticas populistas de Truss para la econom¨ªa tienen ¡°toques de los Gobiernos de Argentina o Venezuela¡±. Otro colega del Gabinete, Michael Gove, es a¨²n m¨¢s brusco y ha tachado las propuestas de Truss de estar ¡°desconectadas de la realidad¡±.
Sea quien sea el ganador de esta contienda tory, se convertir¨¢ en el cuarto primer ministro del Reino Unido en apenas seis a?os. Este hecho por s¨ª solo indica que nos encontramos ante un sistema fr¨¢gil. Por desgracia, el discurso de Liz Truss no aporta nada de la solidez que tanto necesita la pol¨ªtica y la econom¨ªa del Reino Unido en estos momentos.
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