La sucesi¨®n en los ¡®tories¡¯

El largo proceso de sucesi¨®n de Boris Johnson en el n¨²mero 10 de Downing Street ha desembocado en una guerra fratricida que no terminar¨¢ el 5 de septiembre, cuando se confirme la victoria del exministro de Econom¨ªa Rishi Sunak o de la actual ministra de Exteriores y favorita, Liz Truss. Lo m¨¢s preocupante de las primarias de los conservadores brit¨¢nicos no es la herida permanente en un partido que acumula 12 a?os en el poder, sino la par¨¢lisis que ha generado en un pa¨ªs en la antesala de una tormenta perfecta de espiral inflacionista, recesi¨®n enquistada y volatilidad monetaria. Quien gane se enfrenta a uno de los periodos m¨¢s desafiantes de la historia brit¨¢nica reciente. La crisis del coste de la vida, exacerbada por el precio de la energ¨ªa y su impacto en la econom¨ªa de las familias, exigir¨¢ del nuevo Gabinete imaginaci¨®n y decisiones dolorosas. De acuerdo con la gran mayor¨ªa de los estudios demosc¨®picos, la principal inquietud popular es la escalada de precios pero las medidas para combatirla apenas si aparecen de puntillas en el debate tras el cual entre 150.000 y 200.000 afiliados del Partido Conservador elegir¨¢n al primer ministro de m¨¢s de 67 millones de ciudadanos brit¨¢nicos. Los particulares intereses de ese colectivo tienen poco que ver con los del conjunto de la sociedad del Reino Unido.

El cambio reglamentario que llev¨® a los partidos pol¨ªticos brit¨¢nicos a escoger a sus l¨ªderes mediante el voto de las bases, en lugar de los diputados, ha menoscabado la autoridad de quienes est¨¢n llamados a gobernar. Ha evidenciado tambi¨¦n la tendencia a elegir perfiles que encarnan posiciones extremas, de corte m¨¢s populista, como sucedi¨® con el ascenso del propio Boris Johnson. Por la misma raz¨®n, en los proleg¨®menos de un invierno en el que millones de brit¨¢nicos sufrir¨¢n para acceder a los servicios m¨¢s b¨¢sicos, la favorita seg¨²n todas las encuestas, Liz Truss, apuesta por las bajadas de impuestos como medida estrella, pese al riesgo que entra?a de disparar el d¨¦ficit y agravar la deriva inflacionista. Su rival, Rishi Sunak, tambi¨¦n sin propuestas demasiado concretas, reconoce al menos que prefiere perder la carrera sucesoria a vencer con promesas impracticables.

Si se confirman los sondeos que vaticinan la victoria para Liz Truss, la tercera mujer en acceder al n¨²mero 10 tendr¨¢ que lidiar con la cuestionable legitimidad que la aup¨® al poder: ni con el benepl¨¢cito de las urnas, mediante unas elecciones generales, ni con la confianza de aquellos en quienes la ciudadan¨ªa ha depositado su soberan¨ªa, los parlamentarios. El atolladero en que David Cameron meti¨® a los tories con la convocatoria del refer¨¦ndum del Brexit ha desestabilizado al Reino Unido y ha desdibujado desde entonces al Partido Conservador brit¨¢nico. Hoy es su candidata favorita quien busca el paralelismo con Margaret Thatcher tanto en materia econ¨®mica como en pol¨ªtica exterior, cuando no es eso probablemente lo que necesiten ni el Reino Unido ni el resto del mundo.