Hablemos de salarios
Se trata de evitar que una econom¨ªa en transformaci¨®n como la espa?ola vuelva al viejo formato del ajuste interno por la v¨ªa del empobrecimiento en exclusiva de sus clases populares
La pol¨¦mica generada en torno a las declaraciones de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, sobre los salarios y las movilizaciones sindicales para lograr su mejora y algunas reacciones a las mismas han servido para reabrir el debate sobre un asunto crucial para nuestra econom¨ªa y bienestar: la negociaci¨®n del Acuerdo por el Empleo y la Negociaci¨®n Colectiva (AENC), actualmente bloqueado por la patronal.
Estamos ante una cuesti¨®n de m¨¢xima importancia, pues un nuevo AENC ser¨ªa una herramienta propicia para una distribuci¨®n equitativa de los costes de la inflaci¨®n, entre el poder de compra de los salarios y los m¨¢rgenes y beneficios empresariales. As¨ª como para contener los precios disipando el riesgo de una espiral inflacionista. La clase trabajadora en particular y el pa¨ªs en general se juegan la prosperidad futura as¨ª como evitar un per¨ªodo de estanflaci¨®n (alta inflaci¨®n y estancamiento econ¨®mico) si la patronal persiste en su actitud codiciosa y miope de mantener y aumentar sus beneficios en un contexto de elevados incrementos de precios, lo que terminar¨¢ hundiendo la demanda de consumo. Hay que empezar aclarando que las propuestas de los sindicatos en la mesa de negociaci¨®n parten de una convicci¨®n y de un ejercicio de realismo. La convicci¨®n es que las personas asalariadas no pueden sufrir en sus carnes una nueva devaluaci¨®n de sus sueldos como en la anterior crisis.
Hay que recordar que el a?o 2021 termin¨® con una p¨¦rdida de poder de compra de los salarios negociados del 1,3% y que en lo que va de este, el poder adquisitivo de los trabajadores cubiertos por la negociaci¨®n colectiva ha ca¨ªdo un 6,7%. Esto se suma a la fuerte devaluaci¨®n salarial acumulada durante la ¨²ltima d¨¦cada. Seg¨²n el ?ndice de Precios del Trabajo que elabora el INE, el a?o antes de la pandemia se ganaba un salario real un 6,4% inferior al que se pagaba en 2008 por realizar el mismo trabajo. Los salarios pactados en convenio colectivo crecen actualmente al 2,56% frente a una inflaci¨®n superior al 10%. La vieja inercia de la econom¨ªa espa?ola de enfrentar las crisis mediante una devaluaci¨®n salarial amenaza de nuevo.
Por su parte, las empresas han recortado dr¨¢sticamente su deuda a lo largo de la ¨²ltima d¨¦cada, devaluando salarios y ampliando m¨¢rgenes que hoy superan a los de la eurozona. Una vez desendeudadas han seguido acumulando grandes reservas que han aparcado en buena parte en la econom¨ªa financiera, mientras que los salarios no se han recuperado. Incluso conociendo esta boyante situaci¨®n previa, las centrales sindicales hemos sido conscientes de que proponer subidas salariales iguales a la alta inflaci¨®n actual no ser¨ªa una opci¨®n realista, al menos para el conjunto de empresas y sectores. Por ello, hemos planteado un esquema que de forma resumida propone subidas iniciales perfectamente asumibles para los a?os 2022, 2023 y 2024, y que no generan ning¨²n riesgo de inflaci¨®n. Eso s¨ª, estas subidas iniciales deben ir acompa?adas de cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial que recuperen una parte del poder de compra perdido al final de cada a?o y otra parte al final del ciclo 2022-2024. La CEOE se opuso a esa f¨®rmula bloqueando las negociaciones.
Esta negativa patronal fue la que nos oblig¨® a plantear una estrategia de endurecimiento de la negociaci¨®n colectiva. Durante estos meses la batalla se ha desplegado en las negociaciones de numerosos convenios de nuestro pa¨ªs. All¨ª donde hay organizaci¨®n sindical, y/o convenios vigorosos y/o escenarios de movilizaci¨®n y huelga, los incrementos salariales son relevantes incluyendo cl¨¢usulas de revisi¨®n salarial. All¨ª donde no hay organizaci¨®n de la clase trabajadora los resultados son peores.
Se acusaba a la propuesta sindical de generar inflaci¨®n de segunda ronda. En este tiempo hemos comprobado que esa segunda ronda existe, s¨ª, pero es producto de que buena parte de las empresas est¨¢n repercutiendo el incremento de los costes a los precios de consumo, para mantener sus m¨¢rgenes. El resultado es que la inflaci¨®n subyacente (la que no computa precios energ¨¦ticos ni alimentos frescos) crece ni m¨¢s ni menos que al 6,4%. El aumento extraordinario de los beneficios de las grandes empresas, o la distribuci¨®n de dividendos que conocemos un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, es incompatible con las necesidades del pa¨ªs.
Hoy la posici¨®n sindical es la ¨²nica razonable para que la crisis de precios se distribuya equitativamente en la sociedad espa?ola. El planteamiento que hacen las organizaciones empresariales llevar¨ªa a que toda la carga de la inflaci¨®n repercuta en la clase trabajadora, sobre todo en la que percibe salarios m¨¢s bajos y est¨¢ m¨¢s desorganizada sindicalmente, aumentando el riesgo de estancamiento, recesi¨®n y descohesi¨®n social.
Ante esto no caben ambig¨¹edades. CC OO y UGT, bajo la premisa de ¡°salario o conflicto¡±, hemos desplegado una estrategia de tensionamiento en la negociaci¨®n de los convenios colectivos. Llegando a las convocatorias de huelga cuando sea preciso (se han incrementado un 20% en la primera parte del a?o). Y acompa?aremos esa estrategia con movilizaciones generales. Los salarios no pueden volver a pagar el pato de una crisis que no han provocado, porque la inflaci¨®n en Espa?a no tiene nada que ver con la evoluci¨®n de los sueldos.
Emplazamos a la CEOE a retomar las negociaciones que sirvan para pactar las directrices que faciliten los acuerdos en los convenios colectivos y la contenci¨®n de los precios. No es de recibo que tras el enorme esfuerzo hecho por el contribuyente y los hogares trabajadores, sosteniendo los costes de las empresas con m¨¢s de 30.000 millones a trav¨¦s de los Expedientes de Regulaci¨®n Temporal de Empleo (ERTE) y la prestaci¨®n extraordinaria para aut¨®nomos; despu¨¦s del hito de lograr el fondo europeo Next Generation EU para promover un cambio en el modelo productivo en Espa?a y que en buena parte ser¨¢n recursos que vayan a parar a las empresas¡ despu¨¦s de todo esto, ahora se nieguen a un ejercicio de corresponsabilidad con subidas justas y suficientes de salarios.
Emplazamos asimismo al Gobierno a negociar un fuerte impulso del salario m¨ªnimo interprofesional (SMI). Son precisamente los salarios m¨¢s bajos y los hogares m¨¢s pobres quienes m¨¢s sufren las subidas de los precios para poder llenar una cesta b¨¢sica de la compra. El Gobierno cuenta tambi¨¦n con la pol¨ªtica fiscal para promover una distribuci¨®n de esfuerzos. Hay m¨¢rgenes para situar un tipo m¨ªnimo efectivo sobre los beneficios empresariales que sufraguen las medidas necesarias para proteger las rentas m¨¢s bajas. Saludamos como medidas eficaces y justas en el aumento de los impuestos a las empresas energ¨¦ticas y banca, que deben aportar al esfuerzo colectivo y no, por el contrario, enriquecerse impulsando una mayor inflaci¨®n.
Tambi¨¦n medidas para disminuir los precios energ¨¦ticos retribuyendo de forma m¨¢s ajustada cada modo de producci¨®n energ¨¦tica. La limitaci¨®n del precio del gas, que parec¨ªa un anatema hace apenas algunos meses y se concret¨® en una medida temporal solo para la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, hoy se abre paso en Europa. Es tiempo de ser audaces en medidas de control de precios (en los carburantes y combustibles y una cesta b¨¢sica de alimentos) porque los dogmas neoliberales van cayendo uno a uno, y el Gobierno de Espa?a debiera ejercer de vanguardia como de alguna manera ha hecho en estos dos a?os (fondos Next Generation sufragados con deuda com¨²n europea, limitaci¨®n del precio del gas en el mercado el¨¦ctrico¡). Los Presupuestos Generales del Estado son un instrumento propicio para dar cauce a medidas de este tenor.
En definitiva, se trata de concertar una pol¨ªtica salarial que evite el deterioro dr¨¢stico del poder de compra y la calidad de vida de las personas asalariadas y conjure el peligro de estancamiento econ¨®mico y espiral de precios. Asimismo, se trata de evitar que una econom¨ªa en transformaci¨®n como la espa?ola ¡ªcon la oportunidad de la transici¨®n energ¨¦tica, las oportunidades y riesgos que conlleva el proceso de desglobalizaci¨®n, y el cambio de paradigma en la respuesta europea a la crisis¡ª vuelva al viejo formato del ajuste interno por la v¨ªa del empobrecimiento en exclusiva de sus clases populares.
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