Solo pompas
Unas nupcias, una coronaci¨®n, un funeral son momentos estelares que someten a la gente a una hipnosis colectiva
Conscientes del poder sugestivo que ejerce la liturgia sobre los s¨²bditos y los fieles, el Vaticano y la corona brit¨¢nica la han conservado intacta con el mismo rigor protocolario desde hace siglos, puesto que son dos iglesias, la cat¨®lica y la anglicana, cada una con su respectiva cabeza coronada. Cuando uno contempla la pompa fantasmag¨®rica que se ha montado con la muerte de Isabel II de Inglaterra o asiste a una ceremonia del Papa rodeado de obispos y cardenales, envuelto en incienso entre los fastuosos m¨¢rmoles de San Pedro de Roma puede que ignore que est¨¢ siendo sometido a una ilusi¨®n ¨®ptica, a una trampa. Esas im¨¢genes obedecen todav¨ªa a un imperio que ya no existe y a la representaci¨®n en la tierra de un Dios omnipotente que tambi¨¦n se ha esfumado. La historia los ha barrido, pero la liturgia como expresi¨®n de su antiguo poder permanece inalterable hasta el ¨²ltimo detalle, aunque debajo solo quedan sombras, nada m¨¢s. El poder de un Papa se asienta en las pantuflas bordadas, en las sagradas vestiduras enhebradas en oro que cubren las pasiones y las miserias del cuerpo hasta llegar a la cabeza rematada con una mitra fara¨®nica. Del mismo modo, el rey Carlos III de Inglaterra no ser¨ªa nada sin el trono del que sus posaderas van a absorber una misteriosa corriente magn¨¦tica. Todos sus instintos, incluidos los m¨¢s vulgares, se mover¨¢n bajo los distintos uniformes. De hecho, su verdadero trabajo va a consistir en cambiarse diariamente 30 veces de ropaje, sin que nadie, salvo alg¨²n ni?o inocente, descubra que va desnudo. Unas nupcias, una coronaci¨®n, un funeral son momentos estelares que someten con estas pompas a la gente todav¨ªa hoy a una hipnosis colectiva. Pero se trata de una magn¨ªfica c¨¢scara vac¨ªa en cuyo interior se mueven personajes que solo son reales porque tienen la necesidad perentoria de ir al cuarto de ba?o varias veces al d¨ªa.
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