El Fary de la derecha
Nuestras sociedades tienen crecientemente unos ojos que no sienten y un coraz¨®n que no ve. La izquierda tiene mejor coraz¨®n, pero la derecha mejor vista
El gu¨ªa de la nueva derecha no es Trump, sino El Fary. Para la corriente de pensamiento que nutre a Vox, pero tambi¨¦n para algunos (y algunas) en el PP, la izquierda es lo mismo que el hombre que llevaba la bolsa de la compra y el carrito del ni?o era para El Fary: ¡°Blandengue¡±. Frente al p¨¦treo estoicismo de quienes toman ca?as en una pandemia, no ven pobres en las calles y piden a los familiares de los fallecidos en las residencias de Madrid y a los descendientes de los abandonados en las cunetas de la Guerra Civil que pasen p¨¢gina, la izquierda es quejica. La empat¨ªa con los que padecen es una debilidad, una fisura en la armadura moral que todos deber¨ªamos llevar bien puesta.
En parte, la derecha es farysta por gen¨¦tica. Las personas con una ideolog¨ªa conservadora son algo menos sensibles al dolor ajeno que las de izquierdas. No son peores seres humanos ¡ªmirar con superioridad moral a los de derechas es tan absurdo como hacerlo con los de izquierdas¡ª, sino que tienen otros pilares ¨¦ticos. Son m¨¢s leales a la comunidad, a la tradici¨®n y a la justicia entendida como proporcionalidad. Pero, si nos vemos obligados a compararlos y aun a riesgo de simplificar, dir¨ªamos que la gente de izquierdas tiende a ser moralmente m¨¢s compasiva y, la de derechas, moralmente m¨¢s completa. Los de izquierdas son m¨¢s emp¨¢ticos, pero tambi¨¦n m¨¢s ciegos a otras consideraciones m¨¢s all¨¢ del sufrimiento del pr¨®jimo. La izquierda tiene mejor coraz¨®n, pero la derecha mejor vista.
Esa diferencia lleva milenios entre nosotros, pero s¨®lo ahora la palpamos con fuerza. Porque, hasta hace poco, la derecha democr¨¢tica quer¨ªa domar sus instintos, evitando caer en el tribalismo insolidario. Luchando contra su naturaleza, el ¡°conservadurismo compasivo¡± condujo a la democracia cristiana europea a crear un Estado de bienestar tan poderoso como el socialdem¨®crata y a los republicanos americanos a mantener los impuestos altos. Ahora, la derecha se ha abandonado completamente a sus impulsos. Sus pol¨ªticos hablan al h¨ªgado de los votantes, buscando despertar el miedo y enterrar la misericordia.
Algo sim¨¦trico pasa en la izquierda, cada d¨ªa m¨¢s cegada por la justicia social y m¨¢s alejada, en sus opiniones sobre cohesi¨®n y diversidad social, de la media ciudadana.
Nuestras sociedades tienen crecientemente unos ojos que no sienten y un coraz¨®n que no ve. @VictorLapuente
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