La izquierda que quiere perder
Est¨¢ convencida de que su objetivo en pol¨ªtica consiste en cerrar filas, radicalizar su discurso atrincher¨¢ndose en posiciones nost¨¢lgicas y priorizar la preservaci¨®n de sus esencias antes que mirar de frente a los problemas sociales que afectan a todos
Una de las historias m¨¢s interesantes de las elecciones de medio mandato norteamericanas es la de John Fetterman, antiguo alcalde de Braddock, un pueblo industrial de Pensilvania, quien ha ganado su esca?o de senador enfrent¨¢ndose a un popular presentador republicano apoyado por Donald Trump. Lo sorprendente de Fetterman no es solo su apariencia dura, sino que ha hablado del aumento del salario m¨ªnimo, el derecho al aborto o la asistencia sanitaria para desactivar la ret¨®rica trumpista de su oponente. ¡°Esta campa?a siempre ha consistido en defender los derechos de los que han ca¨ªdo y se han vuelto a levantar. Se centra en el futuro de cada comunidad de Pensilvania, de cada peque?a localidad o de cada persona que se haya sentido alguna vez abandonada¡±, dijo despu¨¦s de ganar las elecciones.
Una de las lecciones de su historia es c¨®mo ha desactivado el trumpismo canalizando en positivo las heridas sociales que los charlatanes, con su tono apocal¨ªptico, convierten en resentimiento. Fetterman no solo se dirig¨ªa a sus votantes, sino a todos los afectados por el desgobierno republicano. Y piensen ahora en lo que ocurre en la Comunidad de Madrid. Frente al desmantelamiento deliberado de la sanidad, se puede entrar a la gresca del comunismo o libertad o hablar de la mala gesti¨®n de un bien p¨²blico. Porque algo que parec¨ªa claro tras la pandemia es que todos debemos tener acceso a la atenci¨®n m¨¦dica, con independencia de que podamos pagarla o no, una l¨®gica moral que es incompatible con dejar la atenci¨®n sanitaria en manos del santo mercado. ¡°Vot¨¦ a (Isabel D¨ªaz) Ayuso, pero esto que hacen en Madrid es de incompetentes¡±, dec¨ªa una m¨¦dica de Guadarrama agredida por no poder imprimir una receta. ?Tendr¨¢ la oposici¨®n un discurso para ella? Es m¨¢s, ?quiere la izquierda interpelar a este tipo de personas?
Hay una izquierda convencida de que su objetivo en pol¨ªtica consiste en cerrar filas, radicalizar su discurso atrincher¨¢ndose en posiciones nost¨¢lgicas (por ejemplo, anti OTAN) y priorizar la preservaci¨®n de sus esencias antes que mirar de frente a los problemas sociales que afectan a todos. Esta izquierda centrada en lo de siempre (el poder org¨¢nico de los partidos) no habla de c¨®mo el discurso sobre la cultura del esfuerzo, ese que exalta a los falsos triunfadores, debilita impunemente la solidaridad, como nos recuerda el pensador Michael Sandel: ¡°Si solo nos importa ayudar a los m¨¢s capaces a ascender hacia el ¨¦xito, podemos no percatarnos de que los pelda?os de la escalera est¨¢n cada vez m¨¢s separados¡±. Y como aqu¨ª va todo de lanzar improperios, ni siquiera se desmonta el argumento idiota de que el cambio clim¨¢tico es un negocio comunista, en lugar de un fen¨®meno que deber¨ªa implicar la m¨¢s gigantesca transformaci¨®n de nuestra econom¨ªa, para no empobrecernos de pura estupidez. En fin, dig¨¢moslo claro: hay una izquierda que quiere ganarse el cielo de los justos sin perder las migajas de su confortable chiringuito, pero no quiere, ni por asomo, intentar siquiera ganar las elecciones.
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