En el adi¨®s de Ra¨²l Guerra Garrido
Con el escritor donostiarra se inaugura una l¨ªnea narrativa que otorga protagonismo a las v¨ªctimas en el relato del terrorismo, camino por el que despu¨¦s hemos transitado otros
Andando los setenta, en plena Transici¨®n (mod¨¦lica para algunos, violenta sin paliativos en mi regi¨®n natal), tuve la fortuna de ser admitido con apenas 18 a?os en la redacci¨®n de la revista Kantil de literatura. Uno de sus integrantes era Ra¨²l Guerra Garrido, quien para entonces ya hab¨ªa obtenido el Premio Nadal con Lectura ins¨®lita de ¡®El Capital¡¯, novela centrada en las vicisitudes de un industrial secuestrado. Una d¨¦cada antes, en una obra que con los a?os adquirir¨ªa valor emblem¨¢tico, Cacere?o, Guerra Garrido hab¨ªa hecho una temprana menci¨®n de las siglas de ETA que la censura franquista tach¨®. Con ¨¦l se inaugura una l¨ªnea narrativa que otorga protagonismo a las v¨ªctimas en el relato del terrorismo, camino por el que despu¨¦s hemos transitado otros. Ten¨ªa muy claro que no es lo mismo escribir sobre ETA que contra ETA. No se limit¨® a la labor de escritorio, leg¨ªtima sin duda, pero que ¨¦l juzgaba insuficiente. Con la llegada de la democracia, se aline¨® p¨²blicamente con los socialistas vascos, movido por un compromiso c¨ªvico que nunca dej¨® de profesar y que le pudo costar la vida. Ese mismo compromiso lo llev¨® a participar, en 1998, en la fundaci¨®n del Foro de Ermua. Tiempo despu¨¦s, un tent¨¢culo juvenil de ETA destruy¨® con bombas incendiarias la farmacia que regentaba junto con su esposa en San Sebasti¨¢n. Guerra Garrido fue un escritor con escolta, experiencia que reflej¨® en una novela, de igual manera que con anterioridad se hab¨ªa ocupado de la extorsi¨®n en otra, La carta, para m¨ª una de las mejores. Atendi¨® asimismo con val¨ªa a otros tipos de escritura, m¨¢s all¨¢ de la novela social. Ten¨ªa raigambre berciana. En diversas localidades leonesas hay calles con su nombre. En San Sebasti¨¢n, la ciudad donde pas¨® la mayor parte de su vida y donde fue amenazado y agredido, no cuenta. Muri¨® el pasado viernes, a los 87 a?os. Se lleva mi admiraci¨®n y mi afecto.
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