Qu¨¦ haces contra la desigualdad
Si bien gravar las rentas m¨¢s altas puede ser necesario, no es ni mucho menos suficiente para igualar una sociedad
No preguntes qu¨¦ puede hacerte la desigualdad, sino qu¨¦ puedes hacer t¨² contra la desigualdad.
?Yo? Pobrecito o pobrecita de m¨ª, no puedo hacer nada. El aumento de las diferencias entre ricos y pobres es el efecto de fuerzas estructurales globales, fuera del alcance de la gente de a pie.
S¨ª, pero que unos pocos tengan mucho y unos muchos poco no depende de unas voluntades concretas, del dictado de la providencia o de unos banqueros encerrados en una estaci¨®n de esqu¨ª en los Alpes. La Desigualdad en may¨²sculas resulta de la desigualdad en min¨²sculas que se da en todas las organizaciones de un pa¨ªs, de las empresas a las administraciones. Y, es ah¨ª, a nivel micro, y no macro, donde podemos actuar. En los bancos, con notables diferencias entre los sueldos de los altos directivos y los empleados rasos. Pero tambi¨¦n en el sector de la alimentaci¨®n o los medios de comunicaci¨®n. Y debemos movilizarnos todos, votando a determinadas opciones y, sobre todo, reclamando determinadas medidas salariales en nuestros puestos de trabajo.
En Espa?a, la discusi¨®n se centra mucho en los impuestos a los ricos. Pero, si bien gravar las rentas m¨¢s altas puede ser necesario, no es ni mucho menos suficiente para igualar una sociedad. Los pa¨ªses con un mayor equilibrio entre lo que ganan sus ciudadanos no lo deben tanto a una pol¨ªtica impositiva a nivel de Estado, sino a miles de pol¨ªticas retributivas a nivel de empresa. No hay que fiarlo todo al Robin Hood que quite a los ricos para d¨¢rselo a los pobres, como desea la izquierda, o al Makinavaja que teme la derecha. Hay que actuar antes de que se formen esas desigualdades de ingresos.
Hay dos caminos inspiradores: la v¨ªa suiza y la sueca. Hace una d¨¦cada, los suizos organizaron un refer¨¦ndum para decidir si impon¨ªan por ley que ning¨²n directivo ganase m¨¢s de 12 veces lo que el empleado peor pagado de la empresa. La votaci¨®n se perdi¨®, pero la discusi¨®n se gan¨®. Porque, aunque no haya un l¨ªmite legal, ahora existe en muchas corporaciones un l¨ªmite moral, la sensaci¨®n de que no todo vale. Y la senda sueca es la transparencia. Si los sueldos de tus colegas, o incluso competidores, son p¨²blicos, te lo piensas dos veces antes de sub¨ªrtelo astron¨®micamente.
Ambas f¨®rmulas son ¨¦ticas, no legales. No son duras, sino blandas, pero, a la larga, son m¨¢s s¨®lidas que el cuchillo de Robin Hood o el de Makinavaja.
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