Jugar con fuego
El espect¨¢culo p¨²blico de dos ministerios enfrentados por el ¡®solo s¨ª es s¨ª¡¯ y un Gobierno sin capacidad para actuar de forma cohesionada y r¨¢pida envenena la confianza de la ciudadan¨ªa
La exasperaci¨®n en la calle ha sido inocultable en las ¨²ltimas semanas, a medida que una ley potente y necesaria del Gobierno de coalici¨®n, como la del solo s¨ª es s¨ª, ha ido propiciando un reguero de noticias desconcertantes primero e irritantes despu¨¦s. M¨¢s de 400 delincuentes sexuales han visto rebajada su pena firme y algunos de ellos incluso se han beneficiado de una excarcelaci¨®n sobrevenida o alcanzada por el conducto m¨¢s inimaginable: una ley aprobada por el primer Gobierno de coalici¨®n de izquierdas de la historia de nuestra democracia, y entre cuyos ejes centrales est¨¢ la defensa militante del feminismo como conquista social irreversible y transversal.
Pero toda mala noticia es susceptible de empeorar, y esta tambi¨¦n lo ha hecho. Al dolor de las mujeres y al sentimiento de desprotecci¨®n que deja la segura noticia continuada de nuevas revisiones de penas se ha sumado la incapacidad de los dos partidos del Gobierno para frenar en seco la doble sensaci¨®n de desamparo y de inoperancia ante las consecuencias corrosivas de una ley. El espect¨¢culo p¨²blico de dos ministerios enfrentados y un Gobierno sin capacidad para actuar de forma cohesionada y r¨¢pida envenena la confianza de la ciudadan¨ªa y resulta demoledor sobre su credibilidad para rectificar los errores cometidos. Y aqu¨ª se han cometido errores particulares, pero tambi¨¦n de forma colegiada, dado que una ley es un trabajo colectivo. Los avisos o las reservas expresadas sobre los efectos de su aplicaci¨®n, desatendidos por Igualdad, hoy carecen de relevancia porque el hecho cierto es que se han cumplido los malos augurios: nadie crey¨® que esa ley central de la legislatura sirviese para liberar a reos de agresi¨®n sexual y violaci¨®n.
Pero ese es ahora el centro del problema humano y es tambi¨¦n el problema pol¨ªtico m¨¢s urgente del Gobierno de Pedro S¨¢nchez si no quiere dilapidar el capital pol¨ªtico acumulado con leyes relevantes e iniciativas de importante calado social. La hipersensibilidad social ante los delitos sexuales no es la ¨²nica causa de un grave problema; lo es tambi¨¦n la rivalidad interna de dos socios que afrontan unas elecciones el 28 de mayo que pueden estar condicionando la continuidad de la coalici¨®n por intereses mezquinos y cortoplacistas sin sentido ni de Estado ni de la gravedad de la crisis pol¨ªtica.
Las conjeturas sobre una ruptura del Gobierno han empezado a circular interesadamente sin medir el efecto destructivo que pudiera tener una eventual ruptura en la imagen del Gobierno: parecer¨ªa que el propio Ejecutivo daba la raz¨®n a todas las derechas, incluida la medi¨¢tica, y satisfac¨ªa la profec¨ªa autocumplida que ha pregonado sobre la fragilidad gubernamental. El regalo ser¨ªa la peor de las noticias que podr¨ªa recibir un electorado de izquierdas que de golpe ver¨ªa arruinada la primera experiencia de una coalici¨®n de izquierdas por no haber sabido rectificar de forma r¨¢pida y pactada un flagrante error legislativo. La ley no tiene remedio retroactivo, es cierto, pero s¨ª deber¨ªa tenerlo de cara al futuro ante los nuevos juicios por delitos sexuales y para preservar la continuidad misma de la coalici¨®n. La tramitaci¨®n de la propuesta de reforma presentada por los socialistas puede ser la palanca para un pacto que aten¨²e el choque y encuentre una salida pol¨ªtica sin otro ganador o perdedor que la integridad del Gobierno de coalici¨®n en lugar de una de sus partes. Cualquier otra cosa es jugar con fuego para acabar quem¨¢ndose.
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