D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite
Los lectores escriben sobre los efectos de la inflaci¨®n, los sucesos de Vitoria de 1976, la falsa sostenibilidad de algunos comercios y la falta de recursos en la sanidad
Al poco de iniciarse la guerra en Ucrania se auguraba en el tiempo venidero una recesi¨®n temible que, seg¨²n se dice, no se ha producido. Exacto: no se ha producido en las grandes compa?¨ªas energ¨¦ticas, en las multinacionales y en los bancos y entidades financieras¡ Tampoco en el gigantesco tinglado de los intermediarios de toda especie y condici¨®n. S¨ª existe recesi¨®n, y muy grave, en la poblaci¨®n inerme. Qu¨¦ decir de la subida imparable del eur¨ªbor, que se adopta como freno a una inflaci¨®n que no se contiene y que, adem¨¢s, al frenar el consumo, perjudica la creaci¨®n de bienes y, por tanto, puede poner en marcha la espiral infernal de cierres de empresas y gente al paro. Ante esto, y sobre todo, ?c¨®mo se solventa la situaci¨®n de cientos de miles de personas que no pueden comprar alimentos b¨¢sicos ni pagar la hipoteca, ni el recibo de la luz o el gas? Que alguien me explique, por favor, por qu¨¦ si no hay recesi¨®n tantos hoy pasan hambre y fr¨ªo. ?D¨®nde est¨¢ el l¨ªmite a esta situaci¨®n y qui¨¦n lo pone?
Fernando Ruiz Cerrato. Madrid
Vitoria, 3 de marzo
Han transcurrido 47 a?os desde aquellos sucesos que a mi modo de entender han sido cruciales en la transici¨®n espa?ola. Me resultar¨ªa imposible imaginar nuestros derechos laborales sin contar con aquel pu?ado de hombres y mujeres reunidos en asambleas luchando por una vida mejor. La forma de acabar con aquello fue una brutal y desproporcionada carga policial ordenada por un Ministerio comandado por Manuel Fraga. Todav¨ªa cambio impresiones con gente anciana que vivi¨® ese espanto y los ojos se llenan de l¨¢grimas. Muchos estamos orgullosos de la lucha de nuestros mayores. Somos lo que somos sea mucho o poco gracias a ellos.
Pedro Mar¨ªa Benito. Vitoria-Gasteiz
Falsa sostenibilidad
La excusa de la sostenibilidad alienta toda clase de abusos. El otro d¨ªa, el empleado de un comercio se neg¨® a proporcionar un ticket f¨ªsico. Habr¨ªa sido l¨®gico si no me hubiera entregado dos tiras de papel t¨¦rmico con ofertas. Evidentemente, no se trataba de mera ecolog¨ªa: para recibir el ticket de garant¨ªa, necesit¨¦ proporcionar tel¨¦fono m¨®vil, correo electr¨®nico, nombre, apellidos y fecha de nacimiento. Y, por supuesto, admitir que tanto estos valiosos datos como el permiso para recibir anuncios se proporcionaban voluntariamente. Fui a la tienda a comprar, no a regalar mis datos.
Jos¨¦ Gabriel Moya Yang¨¹ela. Madrid
Recursos en la sanidad
A la hemat¨®loga que me ha salvado la vida no le van a renovar el contrato por falta de presupuesto en el hospital p¨²blico m¨¢s reputado de Madrid. Cuando me lo ha dicho se me ha roto el coraz¨®n, pues ella es joven, lista, emp¨¢tica y est¨¢ absolutamente comprometida con su trabajo. Le he dicho que har¨ªa cualquier cosa por ayudarle, por lo que empiezo por enviar esta carta para recordarnos que la sanidad p¨²blica est¨¢ agonizando y que deber¨ªamos defenderlo entre todos
Cristina Crespo. Madrid
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