El gambito de Crimea
Rusia conoce de sobra lo que es la derrota, pero Ucrania no tiene todav¨ªa una idea clara del punto en el que debe buscar la victoria
Para estos mismos ¨²ltimos d¨ªas de principio de la primavera de hace un a?o deb¨ªa culminar la invasi¨®n, quiz¨¢s con la excepci¨®n de algunos retazos que pertenecieron a Polonia o Hungr¨ªa antes de la Segunda Guerra Mundial. Las tropas rusas que avanzaron desde Bielorrusia hacia Kiev llevaban en sus mochilas los uniformes de gala para el desfile de la victoria que preve¨ªan celebrar a los pocos d¨ªas. Seg¨²n le explic¨® de forma anticipatoria el portavoz de Vlad¨ªmir Putin, Dmitri Peskov, al polit¨®logo franc¨¦s Fran?ois Heisbourg en 2014 (Le?ons d¡¯une guerre. L¡¯Ukraine, la Russie, les ?tats-Unis et nous¡, Odile Jacob), deb¨ªa formalizarse la anexi¨®n, regi¨®n a regi¨®n, directamente con la Federaci¨®n Rusa.
Tras este primer aniversario, es imposible disfrazar el descalabro, fruto de numerosos errores de c¨¢lculo del Kremlin. Los mayores, la capacidad de resistencia de Ucrania, la debilidad del Ej¨¦rcito ruso y la actitud de Estados Unidos y de la OTAN, que impidieron la repetici¨®n de la vergonzosa anexi¨®n de Crimea en 2014. Lo sabe Putin, al que solo le queda ahora el recurso de una guerra prolongada en la que venza por agotamiento, por cansancio y divisi¨®n entre los aliados, e incluso por una nueva victoria republicana en Estados Unidos en noviembre de 2024, y no por las armas.
Rusia conoce de sobra lo que es la derrota, pero Ucrania no tiene todav¨ªa una idea clara del punto en el que debe buscar la victoria. El plan de Volod¨ªmir Zelenski, perfectamente leg¨ªtimo, es recuperar la integridad del territorio perdido desde 2014, incluida Crimea. ?Y despu¨¦s? ?Podr¨¢ hablar de victoria si Putin sigue en el poder y su r¨¦gimen mantiene sus malas intenciones y sus enormes medios ofensivos? Algunos piensan que la guerra solo terminar¨¢ si cambia el r¨¦gimen en Mosc¨². En el vecindario m¨¢s inmediato y m¨¢s escarmentado, los hay incluso que sue?an en una Rusia disminuida y fragmentada como ¨²nica garant¨ªa para un futuro de tranquilidad. Otros, en cambio, Francia y Alemania, por ejemplo, quiz¨¢s Estados Unidos, China sin duda alguna, quisieran buscar un portillo de salida m¨¢s o menos ancho y digno al imperio derrotado.
A la vista de la acumulaci¨®n de atrocidades y cr¨ªmenes de guerra, sumados al crimen de agresi¨®n fundacional, es grande la repugnancia que produce la idea de transigir con Putin o con quien le suceda o le destituya. Aunque las caracter¨ªsticas de Rusia, sobre todo su profundidad territorial, junto a esa arma nuclear que desenfunda cada vez que le van mal las cosas en los campos de batalla, hacen inimaginable una derrota total y una rendici¨®n incondicional como sucedi¨® en 1945 con la Alemania nazi y el Jap¨®n imperial.
Crimea es la pieza que todo lo explica. Por su simbolismo hist¨®rico para el nacionalismo imperial ruso. Tambi¨¦n por su doble valor estrat¨¦gico, como acceso y control del mar Negro por la flota rusa radicada en la ciudad legendaria de Sebastopol, y como enorme plataforma para mantener a la entera Ucrania bajo la amenaza de su artiller¨ªa terrestre y mar¨ªtima. Cuando las dos partes lleguen a sentarse, el ingreso de Ucrania en la OTAN y la soberan¨ªa sobre Crimea ser¨¢n dos que estar¨¢n cartas boca arriba sobre la mesa o escondidas en las mangas de los negociadores.
Ucrania jam¨¢s podr¨¢ admitir una Crimea en manos de Mosc¨², una aut¨¦ntica espada de Damocles que amenaza su seguridad y su integridad territorial. Solo una garant¨ªa extrema, es decir, la protecci¨®n del paraguas nuclear del Pacto Atl¨¢ntico, podr¨ªa neutralizar tal peligro. Si Zelenski quiere conseguirla, antes deber¨¢ cortar el pasillo terrestre que comunica a Crimea con Rusia, hasta dejarla en situaci¨®n precaria y de dif¨ªcil defensa, el punto exacto en el que Putin se vea obligado a reclamar la negociaci¨®n. Crimea est¨¢ en el principio y Crimea estar¨¢ en el final.
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