Sumar o restar
Unidas Podemos se encuentra en una encrucijada con poco espacio para la ret¨®rica, que tanto gusta en aquella familia. Toca hacer pol¨ªtica. Es decir, optimizar lo posible, no columpiarse en lo imposible
Sumar mueve el tablero pol¨ªtico. De la importancia de la presentaci¨®n de la candidatura de Yolanda D¨ªaz da cuenta tanto el flagrante fuera de juego en que ha sido pillada Unidas Podemos como las dudas que est¨¢n entrando en el propio PSOE por los votos que le pudiera restar. Y, sin embargo, es una operaci¨®n que, no lo olvidemos, tuvo una previa en el Congreso de los Diputados, en la respuesta a la moci¨®n de censura de Ram¨®n Tamames, con Pedro S¨¢nchez y Yolanda D¨ªaz compartiendo el protagonismo apuntando al horizonte electoral.
Con los a?os va quedando claro que la gran virtud pol¨ªtica del presidente S¨¢nchez es el sentido de la oportunidad. En 2016, capt¨® la debilidad de la vieja guardia del PSOE que, con Felipe Gonz¨¢lez marcando el paso, forz¨® su dimisi¨®n. Y, contra todo pron¨®stico, emprendi¨® una gira por las organizaciones del partido y regres¨® nueve meses m¨¢s tarde a la secretaria general, derrotando a la oficialista Susana D¨ªaz. En 2018, intuy¨® el desfondamiento de Mariano Rajoy y promovi¨® la primera moci¨®n de la censura ganadora de la historia del r¨¦gimen del 77. Ahora, toca preparar la reelecci¨®n. Las cartas est¨¢n claras. No hay otra combinaci¨®n alternativa al d¨²o PP-Vox que la actual mayor¨ªa plural. Y para que sea posible repetirla es imprescindible que no se pierdan votos en los trapicheos de la ley D¡¯Hondt, este antidemocr¨¢tico mecanismo hecho para premiar a los dos partidos grandes.
El PSOE no est¨¢ en condiciones de aspirar a un traspaso masivo de votos procedente de los partidos a su izquierda, por tanto necesita que ellos los aporten a la mayor¨ªa. Y para que sea efectivo tiene que ser en bloque. Con las divisiones se pueden perder decenas de esca?os por el camino. De ah¨ª la inesperada puesta en escena parlamentaria de la pareja Pedro S¨¢nchez-Yolanda D¨ªaz, seguida de la promesa del presidente de repetir el modelo de mayor¨ªa en caso de reelecci¨®n. Con la presentaci¨®n de Sumar, el orden del d¨ªa del ciclo electoral est¨¢ escrito. Y la alternativa es obvia: o se juega esta carta o gana la derecha.
Con lo cual Unidas Podemos se encuentra en una encrucijada con poco espacio para la ret¨®rica, que tanto gusta en aquella familia. Toca hacer pol¨ªtica. Es decir, optimizar lo posible, no columpiarse en lo imposible. Cosa que no siempre es f¨¢cil en un universo como el de Podemos, en que las ret¨®ricas ideol¨®gicas ¡ªconvertidas en instrumento de identificaci¨®n de los personalismos de los dirigentes¡ª abundan y conducen a menudo al callej¨®n sin salida de las disputas por la autenticidad y de la psicopatolog¨ªa de las peque?as diferencias. Todo bastante parecido a lo que ocurre en cualquier partido, pero con algunas diferencias derivadas de este car¨¢cter religioso ¡ªque les hermana con los nacionalismos¡ª que presenta la ideolog¨ªa como una promesa que nos trasciende y obliga. Un juego que favorece los enfrentamientos entre liderazgos, rivales en la interpretaci¨®n de la ortodoxia.
La irrupci¨®n de Podemos en 2014 rompi¨® los esquemas de la pol¨ªtica espa?ola y contribuy¨® a abrir este tiempo en que la pluralidad ha crecido y el bipolio PP-PSOE ya no tiene el control absoluto del escenario. El espectacular resultado de las generales de 2016 coron¨® el asombro. Pero a partir de aquel momento, se abrieron las brechas, emergieron las debilidades y empez¨® una cadena desencuentros ¡ªque en algunos casos derivaron en indisimulables odios personales¡ª que fueron multiplicando las divisiones, empeque?eciendo el proyecto. Y mientras Unidas Podemos iba perdiendo fuerza, crec¨ªan los Comunes en Catalu?a, M¨¢s Madrid o Comprom¨ªs en Valencia, que no por casualidad son los primeros que se han apuntado a la apuesta de Yolanda D¨ªaz.
Y en este punto estamos. Todo lo que no sea el acuerdo entre Sumar y Unidas Podemos es garant¨ªa de un fracaso. Estas peleas generadoras de encarnizadas diferencias, vestidas con mucha palabrer¨ªa, son una enfermedad infantil del izquierdismo muy extendida. Y en este caso se llevar¨ªa por delante una experiencia de gobierno que merecer¨ªa la pena seguir y abrir¨ªa de par en par las puertas a una derecha, con la extrema derecha pegada al cuerpo, y con un ideario sobre el que Alberto N¨²?ez Feij¨®o deja cada vez menos dudas. Cuando dice que la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron es mejor que la de S¨¢nchez, las palabras del presidente franc¨¦s eliminan cualquier ambig¨¹edad: ¡°He escogido tranquilizar a los mercados antes que aplacar la indignaci¨®n popular¡±.
?Qu¨¦ prevalecer¨¢ en Podemos? ?La din¨¢mica autodestructiva que le ha ido empeque?eciendo o el inter¨¦s que deber¨ªa ser el suyo de evitar que la derecha vuelva al poder y se pierdan parte de las conquistas de estos a?os a los que ellos contribuyeron? ?Estamos todav¨ªa en el viejo discurso del cuanto peor mejor a la espera del gran momento que nunca llega? ?O sencillamente algunos prefieren seguir marcando perfil desde sus p¨²lpitos en el rinc¨®n de la queja con independencia del inter¨¦s general?
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