Lula y una encerrona de Zelenski
Los diplom¨¢ticos son especialistas en enmascarar desacuerdos de fondo detr¨¢s de enredos protocolares
La operaci¨®n diplom¨¢tica m¨¢s ambiciosa en la que est¨¢ empe?ado Lula da Silva, organizar una mediaci¨®n para poner fin a la guerra en Ucrania, encontr¨® este domingo, en Jap¨®n, una dificultad bastante previsible: Volodimir Zelenski no admite esa propuesta porque, para ¨¦l, cualquier acuerdo debe adoptar como punto de partida la retirada total de Rusia de los territorios ocupados. Se lo hizo saber hace diez d¨ªas a Celso Amorin, el autor intelectual de este emprendimiento internacional de Brasil, cuando le recibi¨® en Kiev. Cualquier salida que no incluya esa premisa es, para Zelenski, un favor a Vladimir Putin. O a China, que es la potencia con la que Brasil acord¨® su iniciativa.
Los diplom¨¢ticos son especialistas en enmascarar desacuerdos de fondo detr¨¢s de enredos protocolares. Por eso Zelenski y Lula explicaron que no pudieron coincidir en la reuni¨®n del G7 por problemas de agenda. Los brasile?os explicaron que aceptaron dos cambios de horario de los ucranianos. Y los ucranianos alegaron que no pod¨ªan asistir al hotel donde se alojaba Lula porque estaba fuera del per¨ªmetro de seguridad.
Detr¨¢s de este minu¨¦ est¨¢ cifrado un fen¨®meno relevante para Am¨¦rica Latina. La guerra de Ucrania es uno de los escenarios en los que se libra el conflicto creciente entre los Estados Unidos y China. El r¨¦gimen de Xi Jinping no ha condenado la invasi¨®n. Brasil se involucr¨® en esta agenda con una iniciativa pacifista, buscando reforzar su objetivo principal: figurar como una potencia que encabeza, desde Sudam¨¦rica, una estrategia de no alineamiento respecto de Estados Unidos. La jugada se despliega sobre dos plataformas principales. La participaci¨®n en el grupo de los BRICS y la revitalizaci¨®n de la Unasur. El paisaje ideol¨®gico que se est¨¢ configurando en la regi¨®n favorece esas pretensiones.
Es muy probable que Lula y sus asesores no hayan contemplado con toda precisi¨®n que la cumbre del G7 se transformar¨ªa en una cumbre proucraniana. Dicho de otro modo: es posible que el equipo diplom¨¢tico brasile?o haya sentido que la reuni¨®n se convert¨ªa en una encerrona. La presencia de Zelenski iba a ser virtual. Su irrupci¨®n en el encuentro fue comunicada por los japoneses a ¨²ltimo momento, cuando todo el ceremonial estaba definido. Y Zelenski, que tiene una gravitaci¨®n indiscutida en el aparato de comunicaci¨®n internacional, present¨® su viaje a Jap¨®n como una oportunidad para convencer de su posici¨®n a otros invitados a la cumbre, como el primer ministro de la India, Nadendra Modi, tambi¨¦n se declara neutral en el conflicto. Tiene l¨®gica: su pa¨ªs es un gran consumidor de material militar ruso. Sin embargo, Modi, a diferencia de Lula, jam¨¢s intentar¨ªa intervenir en un emprendimiento diplom¨¢tico con China, vecino con el que India tiene una larga lista de conflictos. Dadas estas peculiaridades, la entrevista con Modi fue utilizada por los voceros de Zelenski para que el desencuentro con Lula sea visto como un desaire a Lula. No hay que olvidar que durante la campa?a electoral, el presidente brasile?o afirm¨® que la guerra era culpa de Rusia y Ucrania al mismo tiempo, concepto que repiti¨® hace pocas semanas y que sus diplom¨¢ticos intentaron corregir. En el terreno de los hechos, el 17 de abril pasado el Gobierno de Brasil tendi¨® una alfombra roja para Sergei Lavrov, el canciller ruso, que encuentra enormes dificultades para encontrar amigos por el mundo.
Que la cumbre del G7 iba a ser una cumbre proucraniana era algo f¨¢cil de prever. Jap¨®n, el anfitri¨®n, tiene dos hip¨®tesis principales de conflicto: con sus lim¨ªtrofes China y Rusia. En este momento los japoneses llevan adelante un programa de expansi¨®n de sus fuerzas armadas que implicar¨¢ duplicar el presupuesto de Defensa. Fumio Kishida, el primer ministro, organiz¨® la reuni¨®n en su ciudad natal, Hiroshima, para que constituyera una condena a la utilizaci¨®n de armas nucleares, una posibilidad que nunca aparece del todo descartada por Mosc¨². Kishida insisti¨® en el discurso permanente de la diplomacia japonesa: respetar el imperio de la ley en la pol¨ªtica internacional y, en esa l¨ªnea, descartar el uso de la fuerza en la resoluci¨®n de los conflictos. Por si no hab¨ªa quedado claro, Kishida explicit¨® que la cumbre expresaba el respaldo del G7 a la posici¨®n de Ucrania. Mensajes dirigidos a Putin. Mensajes dirigidos a Lula.
Los gestos que se realizaron en Jap¨®n, en especial la decisi¨®n de Zelenski de que no hubiera una foto con Lula, se recortan sobre el horizonte de la pr¨®xima reuni¨®n del grupo BRICS. Tendr¨¢ lugar a comienzos de agosto en Sud¨¢frica. El presidente Cyril Ramaphosa recibir¨¢ a Lula, a Xi y a Modi. Es una inc¨®gnita inquietante si asistir¨¢ Putin: Sud¨¢frica suscribi¨® el Estatuto de Roma y, por lo tanto, se somete a la Corte Penal Internacional, tribunal que pidi¨® la detenci¨®n del l¨ªder ruso por haber cometido cr¨ªmenes de lesa humanidad en Ucrania.
Brasil es el ¨²nico pa¨ªs que conden¨® la invasi¨®n a Ucrania. Fue durante la gesti¨®n de Bolsonaro. Tambi¨¦n fue, ya en febrero de este a?o, el ¨²nico que vot¨® a favor la resoluci¨®n de la ONU pidiendo la retirada de las tropas rusas del suelo ucraniano. China, India y Sud¨¢frica se abstuvieron. Pero m¨¢s all¨¢ de la agresi¨®n de Putin, la cumbre de agosto tendr¨¢ un tono antiestadounidense. Se discutir¨¢ si se le aceptar¨¢ a Ir¨¢n el ingreso a la cofrad¨ªa. Y volver¨¢ a hablarse, por ejemplo, de la creaci¨®n de una moneda com¨²n que reemplace al d¨®lar. Una agenda en la que Brasil tiene protagonismo, ya que la presidenta del nuevo banco de los BRICS es Dilma Rousseff.
Lula busca relanzar a Brasil, desde esa plataforma de no alineamiento, como un actor relevante de la escena internacional en representaci¨®n de Am¨¦rica Latina. Su canciller¨ªa est¨¢ interesada en reflotar la Unasur, que fue la instituci¨®n inspirada en ese sue?o diplom¨¢tico. Lula ofreci¨® a Alberto Fern¨¢ndez convertirse en secretario general para cuando, en diciembre de este a?o, abandone el poder en la Argentina.
Estos objetivos brasile?os parecen encontrar un mejor clima en el vecindario. Colombia, desde que asumi¨® Gustavo Petro, Venezuela y Bolivia, los comparten. Y desde la semana pasada se ha abierto una inc¨®gnita en Ecuador: la posibilidad de una restauraci¨®n en el poder del partido de Rafael Correa es un punto que podr¨¢n anotarse en su favor los chinos y los rusos.
El conflicto entre Washington y Pek¨ªn se ha agudizado en los ¨²ltimos tiempos y va adquiriendo, con rasgos peculiares, en una nueva guerra fr¨ªa. El Brasil de Lula pretende liderar Am¨¦rica Latina para, con una tensi¨®n obstinada, desafiar a los Estados Unidos en ese tablero global.
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