La dif¨ªcil relaci¨®n de Lula con los militares golpistas. ?Condenarles o perdonarles?
Lo dif¨ªcil para Lula en la postura que tome con los militares claramente golpistas es que sabe muy bien que a¨²n inelegible, Bolsonaro continuar¨¢ creando discordia
Las investigaciones sobre el fallido golpe de Estado del 8 de enero, reci¨¦n iniciado el gobierno de Lula, van dejando cada d¨ªa m¨¢s claro que todo estaba preparado para que, si Bolsonaro perdiera las elecciones, los militares impidieran gobernar a Lula.
Dif¨ªcil a¨²n saber la amplitud en los tres cuerpos del Ej¨¦rcito de los involucrados en el fallido golpe militar que preparaba el bolsonarismo. No cabe duda sin embargo que todo estaba ya organizado para anular las elecciones e impedir a Lula tomar las riendas del pa¨ªs.
Por ello con toda seguridad, Bolsonaro est¨¢ en v¨ªsperas de ser castigado con la inhabilitaci¨®n durante ocho a?os para disputar elecciones pol¨ªticas si es que alg¨²n juez no intenta llevarle a la c¨¢rcel por alguno de los m¨¢s de 20 cr¨ªmenes que se le adjudican.
En medio a la evidencia cada vez mayor de que Bolsonaro estaba seguro que le seguir¨ªan los militares en su intento de anular las elecciones e imponer un gobierno militar, Lula se encuentra de alguna forma en relaci¨®n con el Ej¨¦rciro entre la espada y la pared. Como ha escrito, Daniel Pereira en la revista Veja: ¡°Lula se equilibra entre la sed de venganza y la cautela de los militares¡±, ya que sabe muy bien que ellos ¡°no mueren de amor por ¨¦l¡±.
Lo que quiz¨¢s Lula no pueda evitar es que los mandos militares de los que no queden dudas que estuvieron a favor del golpe sean castigados con la ley en la mano para no dar tampoco la impresi¨®n de debilidad y miedo frente al Ej¨¦rcito.
Se trata de un equilibrio dif¨ªcil y delicado ya que por una parte Lula gan¨® las elecciones jurando que intentar¨ªa reconciliar a un pa¨ªs al borde de una guerra civil, pero sin saber la fuerza real que, llegado al poder, podr¨ªa seguir teniendo la extrema derecha golpista y cual podr¨ªa ser la reacci¨®n del llamado bolsonarismo ra¨ªz en estrecha connivencia con una parte del Ej¨¦rcito.
Al parecer, Lula querr¨ªa llegar al dif¨ªcil equilibrio de castigar con dureza a los militares que se descubra estuvieron azuzando la idea del golpe, al mismo tiempo que mantenga relaciones cordiales con el resto del Ej¨¦rcito asegur¨¢ndoles que no les retirar¨¢ las prebendas que les brind¨® el Gobierno de Bolsonaro, que no fueron pocas.
Lo que no le ser¨¢ tan f¨¢cil a Lula va a ser sacar del Gobierno y de las instituciones del Estado a los m¨¢s de seis mil militares que hab¨ªan sido incrustados por Bolsonaro las m¨¢s de las veces con suculentos privilegios mientras manten¨ªan sus sueldos como militares.
Todo ello va a depender de la capacidad de Lula de imponer su autoridad y prestigio dentro y fuera del pa¨ªs restando fuerza a un Ej¨¦rcito que se ha sentido hu¨¦rfano con la derrota del capit¨¢n Bolsonaro que de alguna forma, despu¨¦s de la dictadura militar, hab¨ªa colocado a las fuerzas armadas en el poder.
Quiz¨¢s una de las obsesiones de Lula en su af¨¢n de estrechar relaciones con el mundo exterior multiplicando sus viajes por los cuatro continentes se deba en parte para reforzar su autoridad no s¨®lo dentro sino tambi¨¦n fuera del pa¨ªs.
Todo ello, sin embargo, a sabiendas, por parte de la izquierda, sobretodo la del PT, el partido de Lula, que nunca ser¨¢ vista con buenos ojos por el Ej¨¦rcito en general que por instinto y coraz¨®n sigue viendo al viejo sindicalista como parte del demonio que debe ser combatido.
Lo dif¨ªcil para Lula en la postura que tome con los militares claramente golpistas es que sabe muy bien que a¨²n inelegible, Bolsonaro continuar¨¢ creando discordia y aglutinando a la derecha contra el fantasma del comunismo.
Si por una parte la victoria de Lula con la ayuda de un centro democr¨¢tico ha retirado fuerza a los devaneos golpistas de las Fuerzas Armadas azuzadas por el derrotado Bolsonaro, por otra se encuentra en la necesidad de pacificar al pa¨ªs a¨²n desgarrado. Deber¨¢ para ello ganar la batalla econ¨®mica, conquistarse a la clase empresarial m¨¢s bien inclinada a la derecha y de colocar a su lado, como su mejor ej¨¦rcito, al mundo de los m¨¢s desamparados, que, al final, constituyen su verdadero ej¨¦rcito.
En su fren¨¦tica actividad en el exterior en estos primeros meses de su mandato, Lula deber¨¢ tener en cuenta que los militares seguir¨¢n sus pasos. De ah¨ª el que sean a veces vistos con cautela y preocupaci¨®n ciertas actitudes suyas en pol¨ªtica exterior, como su no escondida simpat¨ªa y hasta defensa de gobernantes de pa¨ªses de izquierdas autoritarias y hasta dictatoriales.
Su defensa por ejemplo del gobierno de Venezuela negando que sea dictatorial, o su no escondido apoyo a Putin en la guerra contra Ucrania, o sus cr¨ªticas abiertas o larvadas a la OTAN y a la actitud de Europa frente al nuevo conflicto mundial, no ser¨¢n seguramente la mejor forma de mantener ese dif¨ªcil equilibrio de di¨¢logo con las Fuerzas Armadas o con la derecha no bolsonarista que seguir¨¢ fuerte y con deseos de volver al poder.
Lula, adem¨¢s de ser y aparecer como un l¨ªder mundial, deber¨¢ al mismo tiempo entender que lo que los brasile?os desean, sobretodo los que siempre han pagado el precio del abandono por parte de sus gobernantes, es que se vuelquen ¨¦l y su Gobierno, sea en pacificar a un pa¨ªs desgarrado, como en una mejor y m¨¢s justa distribuci¨®n de la riqueza hoy a¨²n en manos de unos pocos que sabe que nunca le votar¨¢n.
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