?Cu¨¢ntos naufragios y duelos?
La ausencia de una red europea que mutualice el socorro ante una cat¨¢strofe en el mar muestra con crudeza la sensaci¨®n de que cada Estado miembro est¨¢ abandonado a su suerte

Reservada tradicionalmente a la competencia exclusiva de los Estados (art. 149.1.2 de la CE 78), la pol¨ªtica y legislaci¨®n de migraci¨®n y asilo pas¨® a ser, desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa junto a la Carta de Derechos Fundamentales de la UE (2009), una materia europea sujeta a la potestad legislativa del Parlamento Europeo conforme a los principios de responsabilidad y solidaridad (art.80 TFUE).
Despu¨¦s de 14 a?os, migraciones y asilo han demostrado ser, de lejos, el asunto m¨¢s divisivo de la UE. Lo es geogr¨¢fica, ideol¨®gica y pol¨ªticamente. Tambi¨¦n electoralmente: se suceden las elecciones decididas sobre este eje. Tan intensa controversia bascula sobre una aproximaci¨®n predominantemente negativa que dura demasiado tiempo: presenta la inmigraci¨®n hacia Europa como un mal cuya amenaza debe ser conjurada por todos los medios al alcance, tanto externos (presionando a pa¨ªses terceros para retenerlos en su territorio o aceptar repatriaciones a cambio de cooperaci¨®n, ayuda humanitaria o preferencias comerciales) como internos (responsabilizando a los Estados miembros de primera entrada y penalizando los llamados ¡°movimientos secundarios¡±). Frente a esta mirada negadora, una mayor¨ªa europe¨ªsta en la Euroc¨¢mara opone la comprensi¨®n de la migraci¨®n como un hecho que ha acompa?ado siempre la historia de la humanidad, como sumatoria de di¨¢sporas y mestizajes, cuyo manejo es viable con tal de que sea europeo en su escala y contenidos.
La inmigraci¨®n ya aporta r¨¦ditos positivos al conjunto de la UE y sus Estados. Contribuye al sostenimiento de su modelo social con cotizaciones e impuestos vinculados al trabajo. El mantra, explotado por populismos reaccionarios, de que ha venido a depredar servicios p¨²blicos esenciales (educaci¨®n, sanidad) no se sustenta en ning¨²n dato. En una UE envejecida y acuciada por una glaciaci¨®n demogr¨¢fica que la ha hecho perder peso relativo en la econom¨ªa y en la poblaci¨®n mundial, la inmigraci¨®n se perfila como un factor imprescindible de reverdecimiento, por m¨¢s que las extremas derechas que han hecho de la xenofobia y el rechazo su caballo de batalla arguyan una pretendida conspiraci¨®n maquinada para reemplazar poblaciones, a la que se refieren con resonancias nazis: Umvolkung, Ersetzung, Remplacement¡
Durante m¨¢s de tres a?os el Parlamento Europeo ha trabajado denodamente para debatir y enmendar la iniciativa adoptada por la Comisi¨®n Von der Leyen (2019/2024), consistente en cinco reglamentos (leyes europeas directamente vinculantes para los Estados miembros y generadoras de derechos para las personas comprendidas en su r¨¦gimen jur¨ªdico). El objetivo es no solo desbloquear el Sistema Europeo Com¨²n de Asilo (SECA) ordenado por los tratados, sino establecer un equilibrio equitativo y aceptable entre responsabilidad (compartida) y solidaridad (efectiva y vinculante), obligatoria especialmente en situaciones de crisis y emergencias derivadas de actuaciones de Salvamento y Rescate, cronificadas en aguas de regiones fronterizas del Mediterr¨¢neo y Atl¨¢ntico (Canarias). Con programas europeos de redistribuci¨®n y realojamiento de personas rescatadas, con sus especialidades en grupos especialmente vulnerables.
Esas crisis migratorias no constituyen referencias vac¨ªas de contenido: aluden a escenarios tan estremecedores como reiterados. Embarcaciones fr¨¢giles, atestadas de seres humanos que, en su huida de la desesperaci¨®n y oclusi¨®n de su esperanza de una existencia vivible y m¨ªnimamente digna, arroj¨¢ndose desde sus pa¨ªses de origen a redes transnacionales de tr¨¢fico criminal, zozobran y¨¦ndose al fondo. La tragedia es recurrente, pero en cada caso es ¨²nica en su interpelaci¨®n: cada una de esas v¨ªctimas se ha representado a s¨ª misma, certera y lacerantemente, la probabilidad de perder la vida en el empe?o, y la de sus seres queridos, a menudo menores indefensos que nada pudieron decidir ni menos a¨²n elegir. ?Y, sin embargo, siguieron adelante, perseverando en el riesgo en su ruta hacia el Dorado! Si tantos miles de inocentes perecen sin alcanzar Europa debe haber una causa, feroz por inapelable: no s¨®lo el modelo de negocio de las mafias sin escr¨²pulos ¡ªque debe, por descontado, ser combatido con toda la fuerza de la ley penal y la cooperaci¨®n judicial¡ª, sino tambi¨¦n el actual e inaceptable statu quo en que las guardias costeras de los Estados se vean, primero, desbordadas, si es que no compelidas a postergar su rescate a toda costa, o ¡ªtodav¨ªa peor¡ª tentadas a derivarlas a aguas en que alg¨²n otro equipo de salvamento asuma la responsabilidad no solo de esa operaci¨®n sino de todo el costoso procedimiento posterior (atenci¨®n humanitaria, identificaci¨®n, control de identidad, sanitario y de seguridad, de su gesti¨®n asistencial y de las ayudas conexas a cada reconocimiento de un nivel de protecci¨®n). ?La ausencia de una red europea que mutualice el socorro ante un naufragio inminente muestra aqu¨ª con crudeza toda su letalidad!
Frente a la continuidad y enormidad del drama, en ning¨²n caso es una opci¨®n ritualizar el duelo poniendo el grito en el cielo con teatralidad en cada pleno del Parlamento tras cada cat¨¢strofe en la mar. Urge no s¨®lo acabar con la sensaci¨®n desolada de que cada Estado est¨¢ ¡°abandonado a su suerte¡± en su ¡°primera l¨ªnea¡± (los denominados Frontline States: Espa?a, Italia, Malta, Chipre, Grecia), sino poner en pie un mecanismo europeo de Salvamento y Rescate ¡ªcomo venimos exigiendo con insistencia desde la Euroc¨¢mara¡ª en el que todos los socios se impliquen en una respuesta que sea europea en su alcance, en su coherencia profunda con sus valores proclamados y en su respeto al Derecho europeo y a la legalidad internacional humanitaria y mar¨ªtima.
La presidencia espa?ola del Consejo de la Uni¨®n Europea ¡ªde este semestre¡ª no es solamente la ¨²ltima pista plenamente operativa en toda su longitud antes del final del mandato del Parlamento y de la Comisi¨®n Europea (la pr¨®xima presidencia belga coincidir¨¢ con las elecciones europeas, fechadas el 9 de junio de 2024), sino que es, adem¨¢s, para este reto, la ¨²ltima oportunidad. Fallar, no conseguirlo, tendr¨ªa no solo consecuencias desmovilizadoras a la hora del encuentro con la ciudadan¨ªa en las urnas, sino que implicar¨¢, sin m¨¢s, haber renunciado a cumplir con los imperativos del Tratado de Lisboa y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE y a la ambici¨®n proclamada cuando se ratificaron por todos los Estados miembros.
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