¡®Forever Young¡¯

Jeff Beck muri¨® el 10 de enero de este a?o; David Crosby, el 19 del mismo mes, y Robbie Robertson, el 9 de agosto. Esto es un desastre de una magnitud inconcebible, el mundo est¨¢ empezando a rasgarse por distintos lugares y basta poner un poco de atenci¨®n para escuchar sus crujidos, es el acabose. Los tres nacieron por la misma ¨¦poca, entre 1941 y 1944, as¨ª que a mediados de los a?os sesenta estuvieron listos para participar en aquella profunda transformaci¨®n de la m¨²sica popular que lo cambi¨® todo e instal¨® la banda sonora de la segunda mitad del siglo XX (incluso, es posible que todav¨ªa siga dando algunos coletazos, pero solo de alguna manera). La cosa ven¨ªa arm¨¢ndose desde los a?os cincuenta, con aquellas enormes figuras del rock y del blues y del folk y del soul, as¨ª que lo que se cocinaba hacia 1965 y 1966 ten¨ªa que ver con combinar todas aquellas herencias, aprovechando en algunos casos incluso influencias de la m¨²sica cl¨¢sica, para componer con la mayor sabidur¨ªa y la m¨¢xima sofisticaci¨®n un mont¨®n de canciones y temas muy sencillos. Hay que haber devorado muchos sonidos, y haberlos asimilado de manera personal, para hacer lo que hicieron los Beatles, los Stones, The Beach Boys o The Byrds. Beck, Crosby y Robertson forman parte de esa pl¨¦yade de brillant¨ªsimos artesanos que hac¨ªan rematadamente bien lo que ten¨ªan que hacer: tocar la guitarra, cantar, componer. Cada uno de ellos ten¨ªa, adem¨¢s, una arrolladora personalidad, y su buena colecci¨®n de extravagancias, como para que todos los que eran mucho menores quisieran copiar sus ocurrencias. Estaba escrito que los dioses del Olimpo no mueren nunca, por eso esta desaz¨®n.

Beck hac¨ªa lo que quer¨ªa con su guitarra (pongan Blues Deluxe o Ice Cream Cakes):a veces le bastaba con colocar una simple nota o un rasgu?o en el sitio preciso, otras veces se entreten¨ªa en los efectos o recorr¨ªa el m¨¢stil a velocidad de v¨¦rtigo, no abusaba nunca, era parco pero su repertorio de recursos era infinito. Crosby ten¨ªa la voz que le hubiera correspondido a Apolo en el pante¨®n de las deidades griegas (f¨ªjense c¨®mo arranca Wooden Ships o d¨¦jense llevar en Cowboy Movie), con la autoridad del que sabe jugar con sus m¨¢s variados registros y la habilidad para romperte el alma. Robertson cuidaba cada detalle (ah¨ª est¨¢n Up on Creeple Creek o The Weight) de los temas que compon¨ªa, consegu¨ªa que las palabras y los sonidos armaran artefactos ¨²nicos, sab¨ªa c¨®mo meterte dentro de una historia y en sus matices emocionales.

Por lo que toca a sus vidas y sus excesos, sirva de referencia la min¨²scula presencia de Beck rompiendo su guitarra en Blow Up, la pel¨ªcula de Antonioni para resumir los delirantes a?os sesenta en Londres. Crosby fue uno de los selectos habitantes de Laurel Canyon, esa burbuja californiana de creatividad y toneladas de ¨¢cido lis¨¦rgico. Robertson anduvo con The Band en Woodstock: vivieron la felicidad del campo y fueron tentados por la hero¨ªna.

Bob Dylan grab¨® con The Band Planet Waves en noviembre de 1973, hace 50 a?os. En Forever Young dec¨ªa: ¡°Cuando soplen nuevos vientos / Ten el coraz¨®n alegre / y que suene tu canci¨®n¡±. As¨ª sea, y habr¨¢ que meterse en todas las que grabaron Beck, Crosby y Robertson como si fueran diamantes y desde all¨ª proclamar que en eso estamos: permanecer siempre j¨®venes.