La vida debe estar en otra parte
Al final, acabamos hablando de todos esos que nunca ir¨¢n un mi¨¦rcoles por la tarde en un vag¨®n de Cercan¨ªas
Los mi¨¦rcoles, a las siete y pico de la tarde, la l¨ªnea C3 de Cercan¨ªas de Madrid est¨¢ llena de gente pensando que la vida debe estar en otra parte. Supongo que hay quien vuelve de una cita repasando lo que ha hecho bien y mal con la alegr¨ªa del ni?o o del bobo, que es la m¨¢s pura. Tambi¨¦n a quien a¨²n le dura la paz de cuando por la ma?ana le dijeron que ese bulto del pecho no era nada, o quien aguarda ilusionado el momento de bajarse del vag¨®n, encaminarse hacia casa de sus padres y anunciarles que van a ser abuelos.
Pero la mayor¨ªa va mirando la pantalla del m¨®vil sin ver, pensando en que no han sacado los filetes del congelador y a ver ahora qu¨¦ cenan, o en que tienen que devolver el recibo del gas porque, si no, no les llega para los libros del cr¨ªo. Algunos de ellos trabajan y aun as¨ª son pobres, porque somos campeones mundiales de f¨²tbol femenino y subccampeones de Europa en esa miseria tan digna. La del pobre con n¨®mina ¡ªuno de cada tres en Espa?a la tiene¡ª, la del que pone cada d¨ªa un plato en la mesa pero no puede comprar fruta alegremente, la del que tiene que pedir dinero si hay que ponerle gafas al ni?o, y no te digo ya un aparato.
Los mi¨¦rcoles a las siete y pico de la tarde hay otros vagones, como los del AVE, que pagamos entre todos pero que solo se pueden permitir unos pocos, en los que hay otros problemas. Que a la interna se le ha quedado embarazada la chiquilla en Rep¨²blica Dominicana y se quiere ir para all¨¢, por ejemplo. Pero en los vagones de los trenes pobres van los chavales que estudian y trabajan para pagarse el m¨®vil y los inmigrantes que se desloman en negro. O en blanco pero por cuatro duros, esos que dicen los pol¨ªticos que van a pagarte la pensi¨®n. Tambi¨¦n est¨¢ la abuela que viene de cuidar al nieto porque su hija se tuvo que incorporar a los cuatro meses de parir, y la madre que va llamando a la guarder¨ªa porque hoy tambi¨¦n llegar¨¢ tarde. Tarde y pregunt¨¢ndose qu¨¦ sentido tiene trabajar para dejarse la mitad del sueldo en la guarder¨ªa y la otra mitad en el s¨²per, qu¨¦ sentido tiene ser madre para pasar con su beb¨¦ solo tres horas al d¨ªa.
Los mi¨¦rcoles a las siete y pico de la tarde, en la l¨ªnea C3 de Cercan¨ªas de Madrid, tambi¨¦n voy yo. Yo que no puedo quejarme porque ahora s¨ª llego a fin de mes, yo que tengo que dar gracias a la suerte porque me est¨¦n pagando por art¨ªculo mucho m¨¢s de lo que me pagaban hace cuatro a?os, yo que me he podido poner aparato en los dientes con 30 a?os.
Como otros, voy pensando en que hay que comprar yogures y en que echo de menos a mis hijos. Pero tambi¨¦n en que hoy no me apetece escribir sobre el sinverg¨¹enza de Rubiales ni sobre los sinverg¨¹enzas que creen que es progresista hacer listas negras de columnistas que no opinan lo que a ellos les parece que deber¨ªan opinar sobre el caso Rubiales. Tampoco quiero escribir sobre los caraduras que intentan hacernos creer que los indultos se plantean en nombre de la paz social o que no ser iguales ante la ley es una cosa de izquierdas, y ni siquiera me apetece ponerme a desbarrar sobre los zanguangos de los independentistas. Porque no s¨¦ c¨®mo nos apa?amos, pero al final siempre acabamos hablando mucho m¨¢s de los oprimidos que nunca van un mi¨¦rcoles a las siete y pico de la tarde en la C3 de Cercan¨ªas que de los que s¨ª.
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