Los valores del f¨²tbol o la moto que nos vendieron
Hasta los no futboleros a?oramos aquella religi¨®n en la que parec¨ªan brillar los principios
Los no futboleros siempre hemos vivido el entusiasmo que atrapaba a todos los dem¨¢s con cierta sensaci¨®n de no estar a la altura. Hablar del equipo favorito, criticar al contrario y verter en ¨¦l todas las fobias que se aceptan en la competici¨®n y no en las dem¨¢s facetas de la vida es una religi¨®n con un punto envidiable. Pero, aunque lo intent¨¢ramos, la fe hab¨ªa pasado de largo y est¨¢bamos excluidos de la fiesta.
Hab¨ªa algo que s¨ª sab¨ªamos hacer: como recordaba siempre Ram¨®n Lobo, mencionar a un jugador famoso te abr¨ªa puertas en una guerra o en una cobertura lejana donde, a falta de otras agarraderas, uno pod¨ªa nombrar a Ronaldo o a Messi, detectar las camisetas que llevaban los cr¨ªos de la zona y acertar con ellas. Creo que todos los periodistas lo hemos hecho. Exclamar entonces ¡°?Bar?a!¡± o ¡°?Madrid!¡± con el pulgar en alto era la llave para abrir la puerta en lugares donde la vida o la muerte la deciden unos pobres diablos.
Pero, reconozc¨¢moslo, m¨¢s all¨¢ de la utilidad que ten¨ªa agitar un sentido de pertenencia en momentos de camarader¨ªa o necesidad period¨ªstica, los no futboleros nos sumerg¨ªamos en general en la ausencia cuando la conversaci¨®n pasaba a mayores, a los goles, las faltas, las actuaciones del ¨¢rbitro y asuntos que parec¨ªan trascendentes a todos los que nos rodeaban y a los que nunca ve¨ªamos la gracia. En las grandes ocasiones, si nos esforz¨¢bamos, lo logr¨¢bamos entender. En la Eurocopa o el Mundial hasta nos contagiamos de esa coletilla que sonaba tan alto como el Waka Waka de Shakira en Sud¨¢frica: ?los valores del f¨²tbol!
Hoy, sin embargo, algo muy malo est¨¢ pasando cuando el f¨²tbol nos empieza a interesar a los no futboleros, y no precisamente por los partidos. Cuando tenemos que aprendernos que el Real Madrid tiene equipos de cantera como el Castilla y el C, a los que pertenecen los cuatro jugadores investigados por divulgar un v¨ªdeo sexual con una menor. Como antes conocimos un club como la Arandina, con varios miembros juzgados por forzar a otra menor, o a Dani Alves, encarcelado por supuesta violaci¨®n. Adem¨¢s de la arquitectura institucional del f¨²tbol que hemos estudiado para encontrar alguna puerta de salida a Rubiales, los pagos a la autoridad arbitral por parte del Bar?a y mil esc¨¢ndalos que hoy colocan nuestro f¨²tbol m¨¢s cerca del banquillo que de la gloria del c¨¦sped.
Los famosos valores del f¨²tbol quedaban tan bien en los discursos que incluso nosotros, los no futboleros, los a?oramos. Pero eran una moto. Y eso que nos perdimos el cap¨ªtulo en el que, seg¨²n Rubiales, los hombres tambi¨¦n se daban piquitos cuando ganaban. Tan incluyentes, ellos.
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