De qu¨¦ sirve demandar a Google en Estados Unidos
Del otro lado del Atl¨¢ntico no es ilegal ser un monopolio, pero comprar tu lugar para seguir en la cumbre es como hacer reformas constitucionales para aferrarte al poder
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Es una verdad universalmente aceptada que un monopolio tecnol¨®gico, poseedor de una gran fortuna, necesita una demanda del Gobierno de Estados Unidos para aprender a comportarse en sociedad. Solo as¨ª se explica que los medios anuncien estos acontecimientos como ¡°el juicio m¨¢s trascendental sobre el poder tecnol¨®gico en la era moderna de internet¡± cuando la Comisi¨®n Europea ha demandado, requetemultado y semicorregido a Google en numerosas ocasiones por abusar de su posici¨®n de mercado y distorsionarlo a su favor. Como si no hubiera habido un caso como este desde 1998, cuando el Gobierno norteamericano demand¨® a Microsoft por abusar de sus privilegios al imponer un navegador en el mercado ¨Dde nombre Explorer¨D empotr¨¢ndolo por defecto en su sistema operativo. Hasta el martes pasado, cuando empez¨® su juicio contra Google por hacer lo mismo con su buscador.
El Departamento de Justicia estadounidense acusa al buscador de ¡°mantener su poder de monopolio a trav¨¦s de pr¨¢cticas excluyentes que perjudican a la competencia¡±. Pr¨¢cticas como firmar contratos exclusivos con otras empresas para ser el ¨²nico muslito de pollo visible del buf¨¦. En su momento, Microsoft firm¨® contratos con los fabricantes de hardware para que vendieran sus ordenadores con Windows. El sistema operativo llevaba Explorer instalado por defecto, borrando del mapa a Netscape Navigator, su principal competidor. Google, por su parte, paga unos 14.000 millones anuales a su n¨¦mesis para ser el buscador por defecto del iPhone. En Estados Unidos no es ilegal ser un monopolio, como nos han recordado cada d¨ªa de esta semana los periodistas liberales, para que nadie piense que hay comunistas al mando del pa¨ªs. Pero comprar tu lugar para seguir en la cumbre es como hacer reformas constitucionales para aferrarte al poder. Google s¨®lo puede ser un monopolio si lo eligen los consumidores y, para que eso suceda, los consumidores tienen que poder elegir.
Europa ha demandado y ha ganado esta demanda, pero es m¨¢s interesante cuando lo hace EE UU. No s¨®lo porque son empresas estadounidenses. Primero, porque es su principal socio. El Gobierno estadounidense financia, utiliza y depende de la infraestructura de Google en todos sus departamentos, de Defensa a Salud, pasando por Educaci¨®n, Energ¨ªa y el programa espacial. Segundo, porque tiene un acceso a sus operaciones que no tiene nadie m¨¢s.
En parte por eso, nadie espera que la Administraci¨®n de Joe Biden haga grandes gestos que perjudiquen a su principal herramienta de soft power. Incluso si quisieran, como aventuran algunos, atar corto a las tecnol¨®gicas, est¨¢ lo que yo llamo el problema de los abogados infinitos. Los monopolios tienen infinito dinero para pagar infinitos abogados y apelar infinitas veces hasta alcanzar el resultado ideal. Las administraciones no. En noviembre de 1999, el juez Thomas Penfield Jackson concluy¨® que Microsoft hab¨ªa incurrido en pr¨¢cticas anticompetencia y orden¨® partir la empresa en dos: una para el sistema operativo, otra para las aplicaciones de software, incluyendo el navegador. Microsoft recurri¨®. De haberlo conseguido, hoy no existir¨ªan gigantes como Google, Amazon, Apple o la propia Microsoft. Pero, si el Departamento de Justicia hace su trabajo, a lo largo de este juicio descubriremos aspectos relevantes sobre la cultura del imperio que, precisamente gracias a su peque?a caja de b¨²squeda, ha dise?ado internet. Este potencial se refleja en sus restricciones. No habr¨¢ videos o audios de las declaraciones ni podremos seguirlo por streaming por la t¨ªpica excepci¨®n reservada a un monopolio: ¡°El juicio m¨¢s trascendental sobre el poder tecnol¨®gico en la era moderna de internet¡± no est¨¢ siendo televisado ni retransmitido por internet.
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