Espa?a y Argelia se reencuentran
La llegada de un nuevo embajador a Madrid abre la puerta a normalizar las relaciones econ¨®micas entre ambos pa¨ªses
La decisi¨®n de Argel de pedir el pl¨¢cet para su nuevo embajador en Madrid es una buena noticia para Espa?a, pero tambi¨¦n para Argelia. La distancia de Or¨¢n a Almer¨ªa es de unos 200 kil¨®metros, y Espa?a es la puerta natural de entrada del pa¨ªs magreb¨ª a Europa.
Es comprensible que las autoridades argelinas no entendieran la carta que el presidente Pedro S¨¢nchez envi¨® al rey Mohamed VI en marzo de 2022, en la que, rompiendo la tradicional neutralidad espa?ola, calificaba el plan marroqu¨ª de autonom¨ªa para el S¨¢hara como ¡°la base m¨¢s seria, realista y cre¨ªble para la resoluci¨®n del contencioso¡± de la antigua colonia. El Gobierno espa?ol no supo explicar al argelino las razones de ese giro, que, en realidad, tampoco explic¨® suficientemente al pueblo espa?ol.
Pero una cosa es que el s¨²bito cambio sorprendiera en Argel y otra que llamara a su embajador en Madrid y dejara vacante el puesto durante 19 meses. En teor¨ªa, Argelia no es parte de ese contencioso y, por tanto, no puede entender la decisi¨®n espa?ola como un acto hostil, salvo si se creyera, como sostiene Marruecos, que el Frente Polisario no es m¨¢s que su ap¨¦ndice. Es este ¨²ltimo el que, en todo caso, tendr¨ªa razones para enojarse con Espa?a, en concreto con el PSOE, que tradicionalmente hab¨ªa apoyado su causa en el marco de Naciones Unidas.
La reacci¨®n de Argelia evidencia c¨®mo el conflicto del S¨¢hara, cuyas v¨ªctimas son las generaciones de saharauis nacidas y crecidas en los campamentos de refugiados de Tinduf ¡ªen lo m¨¢s inh¨®spito del desierto y sin perspectivas de salir de all¨ª¡ª, est¨¢ enquistado y no se resolver¨¢ mientras Rabat y Argel no pongan fin a una rivalidad que limita sus posibilidades de desarrollo y les ha llevado varias veces al borde de la guerra.
El retorno del embajador argelino a Madrid puede servir para reconducir las diferencias por el cauce del di¨¢logo y para buscar soluciones conjuntas a problemas comunes, desde la inmigraci¨®n irregular hasta la expansi¨®n del yihadismo en el Sahel, la regi¨®n que se extiende al otro lado del S¨¢hara. Sin olvidar la necesidad argelina de preparar su econom¨ªa para un mundo sin combustibles f¨®siles.
La normalizaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas es solo un primer paso al que debe seguir la recuperaci¨®n de las relaciones econ¨®micas, de forma que las empresas espa?olas puedan volver a exportar con normalidad y no se vean excluidas de las contrataciones p¨²blicas. En beneficio de Espa?a, pero tambi¨¦n de Argelia, que compraba productos espa?oles cuando eran mejores que los de sus competidores. Como corolario para el reencuentro, el Tratado de Amistad entre los dos pa¨ªses, que Argel suspendi¨® unilateralmente, deber¨ªa reactivarse. O mejor, renovarse, pues ya tiene dos d¨¦cadas de antig¨¹edad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.