Am¨¦rica Latina en la campa?a de Biden
Hasta que se despeje la inc¨®gnita de qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo titular de la Casa Blanca, toda estrategia internacional de EE UU llevar¨¢ el sello del corto plazo
La pol¨ªtica exterior suele ser una variable dependiente de la pol¨ªtica interior. Esta regla pocas veces resulta tan evidente como en las actuales relaciones de los Estados Unidos con Am¨¦rica Latina. La perspectiva regional de la agenda de Joe Biden est¨¢ modelada casi por un ¨²nico tema: el impacto que tienen sobre su campa?a por la reelecci¨®n las recriminaciones que recibe su pol¨ªtica migratoria.
La cr¨ªtica a las estrategias para encarar la presi¨®n de los inmigrantes es una de las banderas que m¨¢s agitan los republicanos en su oposici¨®n al gobierno. Sobre todo, Donald Trump, quien se perfila como el candidato m¨¢s competitivo para reemplazar a Biden el a?o pr¨®ximo. En todo esto no hay novedad. S¨ª llama la atenci¨®n, en cambio, que los dem¨®cratas se est¨¢n volviendo cada vez m¨¢s directos en sus reproches a la gesti¨®n de su propio partido en relaci¨®n con la inmigraci¨®n ilegal. Llam¨® la atenci¨®n, por ejemplo, que Eric Adams, el alcalde de New York, viajara a M¨¦xico para rogar que quienes decidan mudarse a su pa¨ªs no elijan su ciudad. Jay Robert Pritzker, gobernador de Illinois, envi¨® una carta al Presidente pidiendo m¨¢s ayuda para lidiar con la ola de reci¨¦n llegados. Y algunas organizaciones no gubernamentales de California, lideradas por dem¨®cratas, han comenzado a denunciar una crisis humanitaria por la falta de recursos para acoger a los que buscan asilo.
Esta crudeza encuentra su mejor explicaci¨®n en las estad¨ªsticas oficiales. Los cruces ilegales desde la frontera con M¨¦xico, que hab¨ªan estado en junio pasado en el orden de los 100.000, pasaron en septiembre a superar los 220.000. El r¨¦cord hist¨®rico se verific¨® en mayo de 2022, con 230.000.
Biden reacciona ante esta crisis con un argumento incomod¨ªsimo. Anunci¨® que eludir¨¢ limitaciones ambientales para acelerar la construcci¨®n de barreras f¨ªsicas en el l¨ªmite sur, lo que remite al proyecto de construcci¨®n de un muro lanzado por Trump y repudiado por los dem¨®cratas. Cuando le preguntan por qu¨¦ cae en esa receta, el presidente responsabiliza al Congreso, que otorg¨® los recursos para llevarla adelante. Pero, cuando le preguntan si cree en ella, afirma que no.
Acorralado por las cifras, por los rivales y por sus propios partidarios, Biden ha fijado hasta las pr¨®ximas elecciones tres objetivos principales en relaci¨®n con Am¨¦rica Latina. El primero es la aceleraci¨®n de proyectos para mejorar la econom¨ªa de la regi¨®n. El ¨²ltimo viernes encabez¨® en Washington una reuni¨®n con presidentes y cancilleres de la regi¨®n, organizada por la Casa Blanca y por el Banco Interamericano de Desarrollo, para ofrecer paquetes de ayuda financiera para la construcci¨®n de infraestructura. En la reuni¨®n estuvieron representados Costa Rica, Uruguay, Per¨², Chile, Colombia, Ecuador, Rep¨²blica Dominicana, Canad¨¢ y Barbados.
La iniciativa hace juego con el proyecto America Act, del senador republicano Bill Cassidy y de su colega dem¨®crata Michael Bennet. Esa legislaci¨®n, cuyos congresistas desean ver aprobada el a?o pr¨®ximo, pretende constituir con pa¨ªses de Am¨¦rica Latina una alianza basada no s¨®lo en el comercio, como ha sido el modelo cl¨¢sico, sino tambi¨¦n en inversiones energ¨¦ticas, de infraestructura, cadenas de suministros y movimientos migratorios. La intenci¨®n de estos legisladores de los dos partidos tiene un sesgo bastante obvio de competencia con China por la gravitaci¨®n en el hemisferio occidental. Pero tambi¨¦n aspira, como la pol¨ªtica de cooperaci¨®n de tantos estados europeos con pa¨ªses africanos, a contener el flujo migratorio, eliminando los factores de subdesarrollo que est¨¢n detr¨¢s de la expulsi¨®n de personas.
Al mismo tiempo que Biden se abrazaba a esta pol¨ªtica continental, una delegaci¨®n de funcionarios de la Administraci¨®n de Seguridad en el Transporte llegaba desde Washington a Caracas para supervisar las condiciones del aeropuerto de Maiquet¨ªa, la principal base a¨¦rea de Venezuela. La visita est¨¢ enmarcada en el lento descongelamiento de las relaciones entre los gobiernos de Biden y Nicol¨¢s Maduro. Esa distensi¨®n tiene su propia agenda, ordenada alrededor de los compromisos que est¨¢ dispuesta a aceptar la dictadura de Maduro para garantizar una transici¨®n democr¨¢tica en el pa¨ªs. Como siempre que se inician estas negociaciones, el chavismo avanza y retrocede. Esta vez, el Tribunal Supremo de Justicia del chavismo anul¨® las primarias de la oposici¨®n en las que hab¨ªa arrasado como candidata Mar¨ªa Corina Machado a quien, adem¨¢s, el r¨¦gimen hab¨ªa suspendido sus derechos pol¨ªticos. El secretario de Estado, Antony Blinken, amenaz¨® al gobierno de Maduro con reponer las sanciones que hab¨ªan sido removidas si no se cumplen con los acuerdos celebrados con la oposici¨®n.
Los norteamericanos est¨¢n dispuestos, aun en este contexto, a mantener el v¨ªnculo con el chavismo. Es una imposici¨®n del imperativo migratorio. Y es el segundo objetivo de Biden en relaci¨®n con Am¨¦rica Latina en su ¨²ltimo a?o de gesti¨®n. La inspecci¨®n en el aeropuerto de Caracas es parte del plan de repatriaci¨®n desde Estados Unidos, que ya devolvi¨® a su pa¨ªs a m¨¢s de 300 venezolanos.
El tercer objetivo tiene que ver con el desastre humanitario que se vive en Hait¨ª. La Casa Blanca impuls¨® un acuerdo en materia de Seguridad con Kenia, suscripto por el secretario de Defensa Lloyd Austin, que visit¨® ese pa¨ªs. Esa asociaci¨®n fue el ¨²ltimo respaldo al papel que Kenia desempe?ar¨¢ en Hait¨ª: la polic¨ªa de ese pa¨ªs encabezar¨¢ una fuerza destinada a combatir las brutales pandillas que tienen dominadas mediante la violencia las principales ciudades del pa¨ªs.
La intervenci¨®n de la polic¨ªa de Kenia, muy entrenada en el combate a grupos terroristas isl¨¢micos en su propio pa¨ªs, fue respaldada por 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Rusia y China se abstuvieron. Pero no vetaron. La polic¨ªa keniana estar¨¢ al frente de guarniciones integradas tambi¨¦n por fuerzas de Jamaica, Bahamas, Antigua y Barbuda y, lo que es menos seguro, Espa?a, Senegal y Chile.
El respaldo y el financiamiento a esta operaci¨®n dirigida por Kenia responde a la fenomenal presi¨®n de los haitianos para huir de su atormentado pa¨ªs rumbo a los Estados Unidos. En junio el propio Biden hab¨ªa anunciado que esos migrantes, igual que los procedentes de Cuba y Nicaragua, ser¨ªan enviados a M¨¦xico de inmediato, si se verificaba que carec¨ªan de la documentaci¨®n correspondiente para ingresar al pa¨ªs.
La burocracia del Departamento de Estado y del Consejo Nacional de Seguridad, en Washington, est¨¢ concentrada en estas jugadas diplom¨¢ticas. La asisten tres razones principales. La primera es que responden a una crisis objetiva. La segunda: en la cuesti¨®n migratoria radica la mayor vulnerabilidad de Biden en su permanente duelo contra Trump. La ¨²ltima encuesta publicada, el 4 de octubre pasado, por la Marquette University Law School, consign¨® que en materia de pol¨ªtica migratoria el 52% de los entrevistados prefiere al expresidente republicano y s¨®lo 28% a su sucesor.
El tercer motivo para que los profesionales de la pol¨ªtica exterior se concentren en esta emergencia tiene que ver con el nivel de polarizaci¨®n que existe en la visi¨®n del mundo de los dos rivales que compiten. Aun cuando el ataque de Hamas contra Israel produjo un consenso inesperado, es dif¨ªcil encontrar en el pasado reciente de los Estados Unidos un enfrentamiento electoral tan determinante para la orientaci¨®n geopol¨ªtica de ese actor global. Hasta que se despeje la inc¨®gnita de qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo titular de la Casa Blanca, toda estrategia internacional llevar¨¢ el sello del corto plazo.
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