Cameron, segunda oportunidad
Sunak pone al ex primer ministro al frente de la cartera de Exteriores para dar una imagen de moderaci¨®n frente a su propia deriva ultra
El hombre que introdujo al Reino Unido en el marasmo del Brexit, David Cameron, ha regresado a la primera l¨ªnea de la pol¨ªtica. La decisi¨®n de Rishi Sunak de rescatar al ex primer ministro y ponerle al frente de la cartera de Exteriores ha pillado fuera de juego a analistas y rivales, pero el efecto sorpresa ha durado poco.
La interpretaci¨®n amable de una decisi¨®n tan extempor¨¢nea sugiere que Downing Street recupera as¨ª la senda de la moderaci¨®n y el centrismo. Con una remodelaci¨®n del Gobierno a su medida, Sunak ata en corto a la derecha extrema del Partido Conservador y lanza un gui?o a los votantes tentados de cambiar su voto para apoyar a los liberales dem¨®cratas en unas elecciones generales que deben celebrarse, a m¨¢s tardar, dentro de un a?o.
La realidad, sin embargo, desmiente ese voluntarismo. Gran parte de las medidas m¨¢s aplaudidas por el ala dura de los tories han sido alentadas y respaldadas por el propio Sunak. Es el caso de la mano de hierro con la inmigraci¨®n irregular o contra la delincuencia. La ya exministra del Interior, Suella Braverman, destituida en esta ¨²ltima crisis de Gobierno, ha sido v¨ªctima de sus propios excesos reaccionarios, pero tambi¨¦n el chivo expiatorio de un primer ministro que intenta desesperadamente reinventar su imagen ante un panorama electoral en el que las encuestas vaticinan una victoria casi segura de la oposici¨®n laborista.
Sunak quiere presentar ahora una imagen templada y amable que desarme la amenaza de su rival, Keir Starmer, y recupere a los electores desencantados con 13 a?os de gobiernos conservadores. No parece que Cameron sea la respuesta. Para la nueva base electoral de la derecha brit¨¢nica, y para los nuevos pol¨ªticos que surgieron durante los a?os turbulentos del Brexit, el ex primer ministro representa una ¨¦lite liberal que impuls¨® una austeridad cruel en los a?os posteriores a la crisis financiera de 2008 y que, para colmo, siempre se sinti¨® m¨¢s c¨®moda en Bruselas que en cualquiera de las ciudades del centro de Inglaterra que votaron por el divorcio con la UE.
Para los votantes conservadores m¨¢s tradicionalistas del sur de Inglaterra, o de Escocia y Gales, Cameron arrastra el pecado original de un refer¨¦ndum mal concebido y peor planeado, el del Brexit de 2016, que sumi¨® al Reino Unido en una crisis econ¨®mica y social de la que no termina de salir. La imagen del ex primer ministro anunciando su dimisi¨®n a las puertas de Downing Street nada m¨¢s perder esa consulta, trasladando el problema a sus sucesores y dando media vuelta con displicencia mientras se alejaba silbando ha quedado grabada en la memoria de muchos brit¨¢nicos. Tanto que Cameron ha sido durante estos ¨²ltimos a?os uno de los pol¨ªticos brit¨¢nicos m¨¢s detestados. Al intentar darse a s¨ª mismo una nueva oportunidad, Sunak ha acabado d¨¢ndosela al que menos la merece en la historia reciente del Reino Unido.
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