Naturaleza restaurada
La norma de recuperaci¨®n de la biodiversidad ilustra la necesidad de que la transici¨®n ecol¨®gica sea socialmente justa
La Ley de Restauraci¨®n de la Naturaleza acaba de recibir un notable impulso gracias al acuerdo entre el Parlamento Europeo y los Veintisiete, si bien todav¨ªa debe ser ratificada por el Consejo y la Euroc¨¢mara. Esa ley era una de las prioridades del semestre de presidencia espa?ola del Consejo, por lo que supone un importante triunfo pol¨ªtico de la vicepresidenta y ministra para la Transici¨®n energ¨¦tica, Teresa Ribera.
La iniciativa pretende restaurar de aqu¨ª a 2030 al menos el 20% de las ¨¢reas terrestres y mar¨ªtimas de la Uni¨®n Europea. Es, pues, la primera gran ley sobre biodiversidad de la UE. Se trata adem¨¢s de una normativa especialmente trascendental para fortalecer las pol¨ªticas medioambientales, ya que plantea no solo proteger los espacios naturales sino restaurar los deteriorados, que en el caso de la Uni¨®n representan nada menos que el 81% de los h¨¢bitats terrestres y acu¨¢ticos.
Por otro lado, su procelosa tramitaci¨®n merece atenci¨®n porque ilustra bien las necesidades y obst¨¢culos de la transici¨®n ecol¨®gica. Si bien la ley empez¨® siendo objeto de un acuerdo transversal, los conservadores y parte de los liberales cambiaron de posici¨®n a lo largo del proceso, especialmente tras las ¨²ltimas elecciones regionales de Pa¨ªses Bajos, celebradas en marzo pasado. El vencedor de esos comicios, el Movimiento de los campesinos holandeses, dio la voz de alarma en el espectro conservador europeo. Se trata de una nueva formaci¨®n, creada en 2019, que hace de la reivindicaci¨®n del mundo rural su principal bandera. As¨ª, su programa recoge el malestar en ese sector y lo proyecta sobre algunos aspectos de las pol¨ªticas de transici¨®n medioambiental, en especial sobre la gesti¨®n de residuos y el cierre de macrogranjas.
Si la ley ha conseguido llegar, por ahora, a buen puerto es gracias por tanto al empuje de las fuerzas progresistas y de las organizaciones ambientalistas, que han llamado la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica sobre la imperiosa necesidad de que saliera adelante. En los ¨²ltimos pasos de la tramitaci¨®n, no obstante, la nueva norma puede volver a ser objeto de las trabas y dilaciones a cargo del reticente Partido Popular Europeo, motivo por el que las organizaciones ecologistas no quieren dar la batalla por ganada.
La tramitaci¨®n de la Ley es un claro ejemplo de la necesidad de consenso para impulsar las pol¨ªticas ambientales, as¨ª como de las resistencias que pueden surgir en sectores de la sociedad que se sienten amenazados por el proceso de transici¨®n hacia un modelo m¨¢s sostenible. Hacen falta, pues, l¨ªderes pol¨ªticos que miren a largo plazo y apuesten de forma n¨ªtida por la transici¨®n ecol¨®gica al tiempo que impulsan medidas que sirvan para paliar los perjuicios que el nuevo modelo pueda causar en sectores concretos. Para eso naci¨® el concepto de Transici¨®n Justa ¡ªhoy incorporado a muchos acuerdos internacionales y a diferentes estrategias europeas¡ª, para garantizar que la transici¨®n avanza a buen ritmo sin dejar en la cuneta a los damnificados. Otro mundo es posible, pero es m¨¢s caro. Por ahora.
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