Una gobernanza fiscal global
Solo la cooperaci¨®n internacional permitir¨¢ dotar a los pa¨ªses de un r¨¦gimen que propicie los recursos econ¨®micos necesarios para su desarrollo
La Asamblea General de la ONU aprob¨® el 22 de noviembre una resoluci¨®n para poner en marcha una Convenci¨®n Marco para la cooperaci¨®n tributaria internacional. La resoluci¨®n, presentada a iniciativa de los pa¨ªses africanos y aprobada por una gran mayor¨ªa de la Asamblea General, es un paso de gigante en la colaboraci¨®n econ¨®mica global: desaf¨ªos como las agresivas estrategias fiscales de las multinacionales, la existencia de para¨ªsos fiscales y las nuevas realidades de la econom¨ªa digital est¨¢n socavando la capacidad tributaria de muchos Estados, de manera que solo a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional se podr¨ªa establecer un r¨¦gimen que permitiese a los pa¨ªses obtener los recursos fiscales necesarios para asegurar su propio desarrollo. Las estimaciones apuntan a un coste de entre 100.000 y 240.000 millones de d¨®lares anuales por impuestos no recaudados, una cifra que supone hasta un 10% de todos los impuestos pagados por beneficios empresariales a nivel mundial. En el caso de Espa?a, esta cifra se ha estimado en un 16% de todo el impuesto de sociedades recaudado anualmente.
La iniciativa se construye sobre el clima de debate establecido por la OCDE en el marco de los trabajos para mitigar los efectos negativos de las planificaciones fiscales de las compa?¨ªas transnacionales. Empresas que a trav¨¦s de una minuciosa planificaci¨®n terminan declarando gran parte de sus beneficios en jurisdicciones con impuestos de sociedades muy bajos o incluso nulos.
Este mismo julio, la OCDE y el G-20 alcanzaron un acuerdo para establecer un r¨¦gimen de cooperaci¨®n tributaria a trav¨¦s de un convenio multilateral al que se hab¨ªan sumado m¨¢s de 140 pa¨ªses, que deber¨ªa firmarse en 2025 y que estipula un tipo m¨ªnimo del 15% para los beneficios empresariales. La iniciativa de la OCDE, sin embargo, se ha quedado corta y no cumplir¨¢ las expectativas.
Es sorprendente que precisamente los pa¨ªses que impulsaron ese marco en el seno del G-20 y la OCDE, y particularmente los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, se hayan opuesto a la propuesta aprobada en la Asamblea General. Europa ha sido uno de los grandes impulsores de la cooperaci¨®n tributaria internacional. Si esta se ampl¨ªa y profundiza bajo el paraguas de la ONU, ganar¨¢ en inclusividad y, muy probablemente, en efectividad. Nada impedir¨ªa adem¨¢s que los pa¨ªses que lo desearan pudieran avanzar m¨¢s all¨¢ de lo establecido en la futura convenci¨®n. Pese a estas razones, la OCDE y la UE se muestran reacios a perder el liderazgo frente a unas Naciones Unidas que no suelen contar con la confianza occidental en asuntos de gobernanza econ¨®mica. El proceso acaba de comenzar y Espa?a, uno de los valedores de la ONU en Europa, har¨ªa bien en liderar la plena participaci¨®n de la Uni¨®n en este proceso, evitando as¨ª que los pa¨ªses europeos se conviertan, por una vez, en parte del problema.
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