Discreci¨®n no es opacidad
El di¨¢logo entre el PSOE y Junts con verificadores an¨®nimos y en el extranjero es una sobreactuaci¨®n contraproducente

Si el Gobierno de Pedro S¨¢nchez pretende salir indemne de la decisi¨®n de pactar una amnist¨ªa a los l¨ªderes del proc¨¦s para lograr su apoyo parlamentario, la peor estrategia es negociar los detalles del acuerdo pol¨ªtico que alumbr¨® la ley con opacidad, en el extranjero y bajo la mirada de un verificador internacional por ahora desconocido. El PSOE y Junts tienen prevista ma?ana una reuni¨®n de continuidad del pacto firmado el 9 de noviembre. El Gobierno necesita generar confianza ciudadana en sus prop¨®sitos, pero el encuentro se produce bajo una falta de transparencia dif¨ªcil de hacer compatible con ese objetivo. La pol¨¦mica proposici¨®n de ley de amnist¨ªa se present¨® con claridad y detalle y el resto de los asuntos a negociar est¨¢n en el pacto ya hecho p¨²blico. Nada explica, pues, el secretismo que rodea los siguientes pasos.
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, no confirm¨® este jueves que la reuni¨®n fuera a celebrarse en Ginebra, como se hab¨ªa dado a entender. Sobre el verificador explic¨® que es un ¡°mecanismo excepcional¡± necesario por la desconfianza entre ambos partidos y afirm¨® que en su d¨ªa se conocer¨¢ su identidad, pero sin explicar su papel m¨¢s all¨¢ del supuesto acompa?amiento.
No es ins¨®lito que en negociaciones complejas se recurra a personas o entidades que ayuden a deshacer malentendidos y a dar fe de los compromisos. Pero en el caso que nos ocupa, la realidad es que esa figura, impuesta por Junts, se utiliza para cuestionar la credibilidad del PSOE y con ¨¦l, la del Estado. Los socialistas usan el eufemismo ¡°acompa?ante¡±, pero sin datos los argumentos flaquean. El n¨²mero tres del PSOE, Santos Cerd¨¢n, define el encuentro como una reuni¨®n rutinaria entre partidos. En esencia podr¨ªa ser as¨ª. Pero los partidos espa?oles no necesitan verse en el extranjero, especialmente si tienen representaci¨®n en el Parlamento, como es el caso, e importantes responsabilidades en distintas instituciones, empezando por el Gobierno de Espa?a. Tampoco necesitan para una reuni¨®n rutinaria la presencia de un verificador internacional, que forma parte de lo simb¨®lico, pero pasa por alto el hecho de que en democracia las formas son el fondo. Y la transparencia es un guardarra¨ªl imprescindible para que la democracia funcione. La encarnizada batalla pol¨ªtica espa?ola podr¨ªa hacer comprensible que se tratara de proteger la identidad del verificador, pero no la entidad jur¨ªdica que lo ampara, si es el caso, o su papel.
A nadie se le escapa que el l¨ªder de Junts, Carles Puigdemont, ha eludido la acci¨®n de la justicia, pero la escenificaci¨®n demandada al PSOE parece equiparar a su partido con una organizaci¨®n clandestina en el exilio, un victimismo absurdo en una formaci¨®n legal. Si bien la estrategia de Junts se entiende perfectamente desde el nacionalismo, el Partido Socialista necesita un relato democr¨¢tico que entienda toda Espa?a.
Aunque la discusi¨®n sea sobre un pacto pol¨ªtico hecho p¨²blico ya y en el que se registraron m¨²ltiples discrepancias entre las partes ¡ªla esencial, sobre el refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n al que aspira los soberanistas y al que se oponen los socialistas¡ª las negociaciones secretas alientan las especulaciones. Es cierto que toda negociaci¨®n requiere discreci¨®n y que los acuerdos se establecen entre partidos, pero las instituciones que tienen que aplicarlos son de todos. Por ello hay que exigir la mayor transparencia posible. Puigdemont ya ha sido reconocido como interlocutor por el PSOE. La ley de amnist¨ªa ya se est¨¢ tramitando. S¨¢nchez ya es presidente. La escenificaci¨®n de opacos contactos en el extranjero y con verificadores internacionales an¨®nimos es una sobreactuaci¨®n innecesaria y contraproducente.
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