Desaceleraci¨®n suave
La econom¨ªa de los pa¨ªses occidentales resiste a la crisis energ¨¦tica, la subida de tipos y las tensiones geopol¨ªticas
La econom¨ªa mundial desaf¨ªa la ley de la gravedad, al menos la que pintaban las l¨®bregas predicciones para 2023. Entre las grandes potencias, el ritmo de crecimiento ha ido aflojando, pero la fortaleza de los mercados laborales y la reducci¨®n de los niveles de deuda han permitido a los hogares ¡ªy a las empresas¡ª capear el temporal sin grandes da?os, a pesar de la abrupta subida del precio del dinero. Tampoco los emergentes han sufrido nada parecido a la temida crisis de deuda que acompa?a en no pocas ocasiones el alza de los tipos, si bien la desaceleraci¨®n de China se deja sentir mucho m¨¢s all¨¢ de sus fronteras, y Alemania ¡ªy con ella la UE¡ª es una de las econom¨ªas m¨¢s perjudicadas por el frenazo del gigante asi¨¢tico.
Tras un 2023 por encima de las expectativas, en EE UU y en el conjunto de Europa cabe esperar un aterrizaje suave. As¨ª lo dicta el consenso de los analistas y el FMI. La experiencia hist¨®rica dice que cuando suben los tipos de inter¨¦s, especialmente de una forma tan agresiva, es dif¨ªcil esquivar la recesi¨®n. Y, sin embargo, salvo alg¨²n trimestre en n¨²meros rojos, los colchones existentes han amortiguado el triple choque de la crisis energ¨¦tica, el encarecimiento del cr¨¦dito y las turbulencias geopol¨ªticas. Los expertos consideran que desde la Gran Recesi¨®n el sistema econ¨®mico ha mejorado su resiliencia: la banca est¨¢ m¨¢s capitalizada, no se ven burbujas inmobiliarias como las de hace 15 a?os y tanto las familias como las empresas han refinanciado sus deudas. Adem¨¢s, las econom¨ªas se benefician a¨²n de la inercia de los impulsos fiscales de la pandemia. Y la econom¨ªa global ha aprendido a moverse con una inflaci¨®n m¨¢s alta y tipos m¨¢s elevados sin grandes sustos, aunque hay economistas que sostienen que el efecto del endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria a¨²n no se ha dejado ver del todo. En los pr¨®ximos meses es previsible que la moderaci¨®n de los precios permita a los salarios recuperar poder adquisitivo, pero eso no ser¨¢ suficiente para cerrar la brecha generacional que separa a los trabajadores m¨¢s j¨®venes de sus mayores en un mercado laboral como el espa?ol.
Ese aterrizaje suave, sin embargo, no est¨¢ garantizado en un mundo caracterizado por la incertidumbre radical, geopol¨ªtica y econ¨®mica. Porque, pese a todo, la fragilidad sigue ah¨ª, tras un reguero de crisis. La inflaci¨®n se ha moderado desde los picos de 2022, pero a¨²n sigue en tasas demasiado altas para el gusto de los bancos centrales, y el encarecimiento del petr¨®leo como consecuencia de los conflictos en liza no ayuda. Adem¨¢s, los ataques contra buques mercantes en el mar Rojo est¨¢n provocando una de las mayores disrupciones en el comercio mundial desde la pandemia, con un encarecimiento de los fletes del 170%, aunque los expertos conf¨ªan en que sea algo temporal. Las econom¨ªas occidentales afrontan la dificultad de tener que reequilibrar sus cuentas tras a?os de apoyo p¨²blico a las sucesivas crisis (pandemia, cadenas de suministro y energ¨ªa). Pero con un a?o de elecciones en medio mundo ¡ªcon casi la mitad de la poblaci¨®n mundial llamada a las urnas¡ª no caben esperar grandes restricciones por el lado del gasto.
La resiliencia de la econom¨ªa global, en fin, ha sido m¨¢s que notable en un entorno de pol¨ªticas monetarias muy restrictivas y pol¨ªticas fiscales menos expansivas. Pero hay retos que son inaplazables y exigen el redise?o de las pol¨ªticas p¨²blicas. La urgencia de la descarbonizaci¨®n exige fuertes inversiones p¨²blicas y privadas. Los ritmos de actividad siguen siendo mediocres, muy desiguales y con pobres perspectivas a medio plazo: su correcci¨®n exige medidas para aumentar la productividad. Eso no suele ser ni f¨¢cil ni barato.
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