Falla la falla
Los espa?oles exigen a veces una tutela paternalista que escapa a las instituciones. En cambio, para su bando no quieren asumir ninguna responsabilidad
![Mu?eco Pedro Sanchez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/D4UL6BBW3FEZ5DNHHWPOIJXBQI.jpg?auth=89e93053fa751d9125e2fc07bbac94fd4cd9e2f722d459361b8094bbc1e21079&width=414)
Es interesante la discusi¨®n sobre los l¨ªmites de la protesta y el delito de la incitaci¨®n al odio. La l¨¢stima es que haya surgido a ra¨ªz de la reuni¨®n ultra de Nochevieja en la que se apale¨® una pi?ata con la apariencia del presidente del Gobierno. A nivel est¨¦tico la condena es obvia, pues en un pa¨ªs que goza del prestigio de sus artistas falleros un monigote tan poco logrado hace sospechar de que la cuestaci¨®n popular fuera usada para cualquier cosa menos para la creatividad art¨ªstica, necesaria en toda provocaci¨®n que se precie de serlo. Sin embargo, en el ¨¢mbito jur¨ªdico el recorrido como mucho andar¨ªa en la catalogaci¨®n de las amenazas de muerte que se vertieron. Esas amenazas si son cre¨ªbles son castigables, pero el monigote no, porque las autoridades judiciales europeas ya obligaron a nuestro pa¨ªs a equipararse con otras democracias y sacar de los pasillos judiciales esas manifestaciones donde se queman fotograf¨ªas del Rey y se producen desmanes simb¨®licos contra el poder ampar¨¢ndolos en la libertad de expresi¨®n. Por lo tanto, las representaciones falleras quemadas en p¨²blico no delinquen. Eso s¨ª, a los ciudadanos, esos queridos ni?os que se han tragado la pol¨ªtica teatralizada, les convendr¨¢ ir madurando para enfrentarse a su propia responsabilidad. Cuando se cancelan charlas acad¨¦micas, premios de poes¨ªa, funciones teatrales y festivales de m¨²sica no hay que mirar hacia arriba sino al parque electoral que bendice el recorte de libertades. Cuando se persigue la injuria y la amenaza, por el contrario, se ampl¨ªan los m¨¢rgenes de convivencia en libertad.
En un pa¨ªs en el que se ha llegado a interrumpir una representaci¨®n de t¨ªteres para detener a los protagonistas y en el que un agente sube al escenario en una actuaci¨®n musical para tapar los pechos de la cantante, es obvio que hay un recorrido inmenso para la pedagog¨ªa. Los espa?oles exigen a veces una tutela paternalista que escapa a las instituciones. En cambio, para su bando no quieren asumir ninguna responsabilidad. Son los primeros que acuden a los tribunales para resolver asuntos que afectan a la mala educaci¨®n, al decoro o sencillamente a la elecci¨®n personal de abandonar el espect¨¢culo cuando no est¨¢n dispuestos que ninguna representaci¨®n art¨ªstica les sacuda sus convicciones. En esa monserga estamos, casi de primero de democracia europea, pero es que llegamos tan tarde al tren.
Por eso es tan delicioso lo que dijo al volver a Espa?a el caminante que estuvo encarcelado en Ir¨¢n m¨¢s de un a?o por posar ante la tumba de Masha Amini, la joven muerta por las palizas policiales tras ser detenida por llevar el velo mal puesto. Dijo que ten¨ªamos mucha suerte de vivir en un pa¨ªs como el nuestro. Nada m¨¢s y nada menos. Toda esa ch¨¢chara del golpe de Estado, de la dictadura y de la naci¨®n rota se viene abajo ante una declaraci¨®n tan transparente. Y es entonces cuando la pi?ata se convierte en mera degradaci¨®n est¨¦tica, pues aplica a un Estado democr¨¢tico con Parlamento, separaci¨®n de poderes, prensa libre, pluralidad de opini¨®n, paz social y elecciones constantes la pantomima de los pa¨ªses en d¨¦ficit de libertad. No somos una dictadura religiosa, aunque me temo que los mismos que se amparan en ese privilegio sean nost¨¢lgicos errabundos de cuando s¨ª lo ¨¦ramos.
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