?D¨®nde est¨¢n los Luther King de hoy?
De lo que se habla menos, y hasta parece que existe una cierta verg¨¹enza en hacerlo, es de los sue?os de liberaci¨®n, aquellos que costaron la vida al hist¨®rico l¨ªder del movimiento de derechos civiles
Me dispon¨ªa a escribir esta columna cuando record¨¦ que el 15 de enero, pero de 1929, naci¨® Martin Luther King, una de las figuras mundiales de las que no es necesario explicar quienes fueron porque han quedado grabadas en la mente y en el coraz¨®n de quienes no tienen miedo a la paz sino a la guerra.
El infatigable y emblem¨¢tico luchador contra el racismo y el apartheid cumplir¨ªa hoy 95 a?os. Podr¨ªa estar vivo. Muri¨® asesinado a sus 39 a?os. Pero a veces basta un d¨ªa o una hora o una frase para cambiar el rumbo de la historia. Nos lo recuerdan las palabras de aquel joven y profeta: ¡°Tengo un sue?o de que alg¨²n d¨ªa, en las monta?as rojas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos due?os puedan sentarse a la mesa de la fraternidad¡±. Aquel sue?o le cost¨® la vida.
Y, sin embargo, ni aquella sangre inocente, ni aquel sue?o prof¨¦tico fueron in¨²tiles. Dieron curso a infinidad de movimientos y luchas contra todos los racismos que, aunque muchos de ellos siguen vivos como aqu¨ª en Brasil, tenemos conciencia de su ignominia.
La pregunta que deber¨ªamos hacernos en este aniversario del valiente y prof¨¦tico Luther King es d¨®nde est¨¢n hoy esos j¨®venes capaces de arriesgar su vida para hacer posibles nuevos y viejos sue?os de liberaci¨®n de todas las esclavitudes. De las del color de piel a las de g¨¦nero. M¨¢s bien estamos observando que los viejos y nuevos racismos no solo no han desaparecido sino que se est¨¢n robusteciendo, al igual que resucitan de sus tumbas las viejas guerras que ponen en riesgo al mundo.
Se discute mucho hoy sobre los nuevos m¨¦todos de ense?anza en las escuelas y universidades. La extrema derecha, que est¨¢ creciendo en el mundo bajo la ambig¨¹edad de la religi¨®n, defiende una educaci¨®n basada en la Biblia, en lo que ellos llaman la tradici¨®n, m¨¢s cercana a la Edad Media que a las nuevas conquistas libertadoras.
Replicando el prof¨¦tico lema de Martin Luther King, ¡°Tengo un sue?o¡±, que pag¨® con su vida, hoy el mundo est¨¢ necesitando encontrar nuevos sue?os de libertad. La paradoja es que vivimos en la ¨¦poca en la que los mensajes lanzados al mundo por quienes luchan por las libertades se ven favorecidos como nunca por las nuevas t¨¦cnicas de comunicaci¨®n que alcanzan a todo el planeta en segundos.
Lo que entristece a quienes a¨²n hoy siguen luchando contra los sue?os de nuevas violencias y nuevas discriminaciones, es que las redes se nutren m¨¢s que de mensajes de paz y de fraternidad, de estad¨ªsticas de muertos en las guerras. De mentiras a la luz del sol, de falsificaciones, de est¨ªmulos a la violencia.
Vocablos que evoquen la paz, la libertad, la fraternidad entre personas y pueblos, la alegr¨ªa de vivir juntos y mezclados, la sed por nuevos sue?os dignos de orgullo, parecen eclipsados por el af¨¢n de a ver qui¨¦n es m¨¢s refinado y eficaz en el enga?o, en crear discordia y hasta en el triste arte de amenazar.
Es duro escribirlo, y m¨¢s en el aniversario de Luther King, pero en estos a?os, tras su vil asesinato, el mundo poco ha mejorado en sus peores instintos de violencia y de discriminaci¨®n de todo tipo. Se dibuja ya en el horizonte la posibilidad que la ciencia de la medicina y hasta de la IA puedan alargar sin l¨ªmites la vida humana.
La pregunta es: ?y para qu¨¦? ?Para acabar con la violencia, para tener m¨¢s tiempo para amarnos y ser felices juntos e iguales, o para perfeccionar los demonios de la violencia y de las discriminaciones cada vez m¨¢s refinadas?
Siempre he defendido que no es verdad que el pasado fue mejor que el presente. Hoy tenemos mil motivos para vivir mejor, con mayores comodidades y posibilidades de todo tipo. A¨²n con millones de pobres, pero con pol¨ªticas sociales nunca so?adas en el pasado y con la mujer pudiendo mirar a la cara de los varones sin el complejo de sentirse inferior. Seguimos sufriendo racismos y discriminaciones, pero por lo menos somos conscientes de ello para poder luchar, algo que antes era visto como normal.
Si Luther King fue visto como un h¨¦roe por condenar el racismo que aplastaba a los negros de su tiempo, hoy, a pesar de que la lucha no ha concluido, estamos mil veces m¨¢s convencidos que hace solo cien a?os de que toda discriminaci¨®n que golpea a los humanos es un crimen.
Lo que s¨ª se necesita a¨²n es que esos j¨®venes, que dominan las redes llegando a millones de personas sean capaces de colocar su genio y sus habilidades a servicio de las causas que enorgullecen a la humanidad en vez de convertirse en gritos de guerra, cuando no en vertederos de falsedades.
Curiosamente, hoy los grandes peri¨®dicos nacionales preguntan a la ciencia m¨¦dica la importancia de los sue?os, algo que ya hab¨ªa analizado Sigmund Freud, el padre del psicoan¨¢lisis. De lo que quiz¨¢s se habla menos, y hasta parece que existe una cierta verg¨¹enza en hacerlo, es de los sue?os de liberaci¨®n, aquellos que costaron la vida a Luther King, pero cuya fuerza sigue viva y es la ¨²nica capaz de salvarnos de las viejas y nuevas esclavitudes.
La poeta brasile?a Roseana Murray, premio de la Academia Brasile?a de las Letras, improvis¨® estos versos para la columna:
Algunos hombres son estrellas
en las noches m¨¢s duras.
Son br¨²julas en los mares agitados.
Son hilos de esperanza.
Algunos construyen la paz con solo su nombre,
aunque ya se hayan ido.
As¨ª hoy, Luther King
sigue siendo manantial de agua y cristal.
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